La biomasa es la fracción biodegradable de los productos, desechos y residuos de origen biológico procedentes de actividades agrarias (incluidas las sustancias de origen vegetal y de origen animal), de la silvicultura y de las industrias conexas, incluidas la pesca y la acuicultura, así como la fracción biodegradable de los residuos industriales y municipales. España se considera el tercer país europeo en potencial de recursos biomásicos, encontrándose la mayoría de ellos infrautilizados.
La valorización de biomasas tiene una importancia capital para el conjunto de la sociedad, puesto que otras formas de eliminación suponen un importante coste tanto económico como medioambiental y social. Sin embargo, en España la condición industrial de la biomasa y, por tanto, de generadora neta de actividad económica y empleo, es continuamente relegada u olvidada, pues se sigue considerando la biomasa como un recurso marginal para producir energía renovable, a pesar de la enorme cantidad de biomasas forestales y agro-ganaderas que se producen. En los principales países de la UE ésta es una fuente de energía renovable indiscutida y prioritaria. Sin embargo, a pesar de que en los sucesivos planes de energías renovables se han establecido ambiciosos objetivos de desarrollo para la valorización energética de las biomasas, la regulación del sector energético no ha favorecido en absoluto su desarrollo. Hecho que resulta particularmente insólito si se tienen en cuenta que en España la cantidad existente de biomasas disponibles para ser valorizadas es superior a la existente en la mayoría de los países comunitarios.
La biomasa no es sólo una energía renovable más, sino una verdadera industria directamente vinculada a otros sectores productivos –agrícola, forestal y ganadero- tan profundamente arraigados en nuestro país. En sus plantas se realizan verdaderos procesos industriales (1) que no se pueden llevar a cabo sin el suministro continuo de unas materias primas que deben ser procesadas adecuadamente para poder culminar su valorización.
La biomasa sólida es intrínsecamente un combustible. Cualquier medida que no tenga en cuenta el coste de puesta en planta de estos combustibles –o los aumente por vía fiscal- impide o penaliza severamente la viabilidad económica de las instalaciones. Eso es lo que ha ocurrido históricamente en nuestro país.
(1) El biogás procedente de la descomposición anaerobia de la biomasa es un recurso que se genera de manera natural, ya sea espontáneamente o mediante un proceso controlado. Su generación y posterior valorización no supone únicamente el aprovechamiento de un recurso renovable, sino que resulta estratégicamente necesaria para disminuir las emisiones difusas de CO2 y la contaminación de suelos.
Valor añadido que genera la valorización energética de biomasas
BIOMASA y EMPLEO
El hecho de que la biomasa sea la única energía renovable que precisa de un aprovisionamiento continuo de combustibles cuya valorización permite la generación de energía eléctrica o térmica, implica que en todos los procesos logísticos relacionados con este suministro continuo de materias primas biomásicas (agrícolas, forestales, ganaderas, etc.) se genere un número elevadísimo de empleos que se mantienen en el tiempo al estar tanto directamente relacionados con la gestión de las instalaciones como indirectamente relacionados con las actuaciones derivadas de la recogida, pre-tratamientos, distribución y transporte de los combustibles biomásicos.
BIOMASA y SOSTENIBILIDAD
Numerosas materias primas biomásicas son generadas en procesos productivos en industrias o en explotaciones agrarias y ganaderas así como fruto del mantenimiento, conservación y mejora de los bosques. La valorización y transformación en biogás de la materia orgánica presente en los residuos agro-ganaderos y urbanos supone una necesaria alternativa a su vertido. De esta forma se evitaría la generación y disipación incontrolada de metano, reduciendo de manera sustancial la producción de gases de efecto invernadero. Asimismo una gestión eficiente y sostenible de los bosques que implique agrupación de superficie forestal mediante el movimiento asociativo y que implemente la valorización de la biomasa forestal, está demostrado evitaría incendios indiscriminados de gran magnitud cada vez más frecuentes en España (2). Resulta por tanto incuestionable la componente medioambiental del sector español de la biomasa, cuya consideración implicaría ahorros sustanciales en tratamiento de residuos, en compra de derechos de CO2 y en evitación de los incendios que devastan nuestros bosques.
BIOMASA y DESARROLLO RURAL
Las características del sector de la biomasa hacen que pueda considerarse como una potencial industria a instaurar en el medio rural español, al tratarse de instalaciones industriales asociadas a otras industrias ya asentadas muy vinculadas con el medio rural (industrias agroalimentarias, forestales, etc.). La creación de este nuevo sector industrial supondría la generación de nuevos puestos de trabajo localizados en las áreas donde se generan los recursos biomásicos y donde se localizan las instalaciones, generalmente en el medio rural. Este sector no solo contribuiría a crear empleo, sino a fijarlo, haciendo viable a través del desarrollo del sector de la biomasa que se alcancen los objetivos de las políticas europeas de desarrollo rural, al permitir la inyección de riqueza en el mismo y la creación de empleos de calidad y estables en el tiempo. Esta capacidad generadora y mantenedora de empleo de las industrias del sector de la biomasa, fomenta el establecimiento de potentes relaciones socioeconómicas y tecnológicas desde los sectores secundario y terciario hacia el sector primario, lo cual constituye una potencial y excepcional aportación a la vertebración territorial basada en el crecimiento económico-industrial de España, permitiendo un desarrollo rural y territorial equilibrado y sostenible.
(2) Debido al abandono progresivo de los montes españoles, desde 1.975 hasta el día de hoy se han calcinado en España más de 2,5 millones hectáreas de monte, lo que equivale a la superficie de la Com. Valenciana.
La puesta en valor de estos beneficios añadidos del sector de la biomasa ha de realizarse con una determinación y medios equiparables a los que dedican las políticas europeas, implementando unas medidas de apoyo y fomento coherentes tanto en los ámbitos regulatorios, como económicos e institucionales. Llevar a cabo este ejercicio en España pasa fundamentalmente porque exista voluntad política real para activar un sector cuya viabilidad es incuestionable dado que ya existen tanto los recursos biomásicos como los agentes con la suficiente solvencia para que pueda ser desarrollado. La apuesta por la biomasa en España no debe demorarse más, deberían implementarse a lo largo de la próxima legislatura las políticas que permitan el despegue y puesta en marcha de este sector cuyo desarrollo implicaría un gran avance en materia medioambiental y socioeconómica para el medio rural español, que redundaría en beneficio de toda España.
BIOMASA EN LA PRÓXIMA LEGISLATURA 2016-2020
• Creación de una Comisión Interministerial permanente, con representación o participación periódica de las CC.AA. y del sector (para cumplir con los principios de gobernanza participativa), en la que se aborde el desarrollo del sector español de la biomasa en su conjunto, desde los ámbitos energético, agrícola, forestal, ganadero, industrial, medio rural y siempre en concordancia con los gobiernos autonómicos y sus políticas. Debe establecerse con urgencia un marco normativo específico que, adicionalmente a la consideración de energía renovable dentro del conjunto de tecnologías limpias, reconozca las singulares aportaciones sociales, económicas y medioambientales que esta energía limpia genera en los sectores agrícola, ganadero y forestal, en especial su singular capacidad de creación de empleo y los ahorros que induce en compra de emisiones difusas de GEI y en prevención de incendios forestales.
• Compromiso sobre la consecución de los objetivos 2020 a través de un apoyo sostenido al sector. La promoción de las biomasas debe ser un objetivo prioritario de las políticas públicas y por tanto debe rectificarse lo antes posible la dura moratoria impuesta, máxime cuando es la única renovable que no solo no alcanzó los objetivos asignados en el anterior Plan de Renovables 2005-2010 sino que actualmente aún se encuentra lejos de alcanzar los objetivos del Plan 2011-2020. Asimismo las convocatorias de potencia no deberían constituir hitos aislados, sino establecerse periódicamente, permitiendo un desarrollo ordenado del sector y la consecución de los objetivos establecidos para el mismo.
• Compatibilidad entre desarrollo del sector térmico y el sector eléctrico: óptimo. No debe abandonarse el desarrollo de la vertiente eléctrica del sector aduciendo que se está apoyando la vertiente térmica, sino que debe apoyarse el desarrollo de un mercado consolidado de combustibles biomásicos en España independientemente de cual sea el uso que se dé a la energía que se genere a partir de los mismos (bien sea termoeléctrica o térmica), tal y como se ha hecho con otros combustibles tradicionales (se han establecidos las estructuras necesarias para implementarlos en España independientemente de si se han empleado para generar electricidad o calor). Lo contrario generará importantes disfunciones que impedirán un adecuado desarrollo del sector en España.
• Potencial contribución a la reindustrialización de España. No tiene ningún sentido, ni económico ni político, desde el punto de vista del desarrollo armónico de los distintos territorios del país, continuar sin apoyar explícitamente a la industria de la biomasa. La ausencia de un marco propicio para el desarrollo del sector a todos los niveles (institucional, político-normativo, etc.) está impidiendo que la importante generación de empleo y de actividad económica que se induce intrínsecamente al tejido industrial que se desarrolla asociado a las instalaciones de biomasa, sea una realidad a nivel local, regional y autonómico.
• Coherencia entre las políticas que se implementen en materia energética, medioambiental y fiscal. Los objetivos establecidos tanto en el ámbito de la gestión de residuos como en el ámbito de las emisiones, suponen una correcta gestión de los residuos biodegradables. Actualmente, gran cantidad de estos residuos tienen como destino el vertido, constituyendo una potencial fuente de contaminación de suelos y de emisión de metano, lo cual supone una contribución relevante a elevar las denominadas emisiones difusas de gases de efecto invernadero. Por otro lado, la directiva europea de residuos establece una jerarquía en la que prevalece el reciclaje y la valorización energética ante el vertido, que debe ser la última opción de gestión. Los procesos de biometanización producen tanto biogás -que se valoriza energéticamente- como fertilizantes, los cuales, en coherencia con dicha jerarquía, sustituyen combustibles fósiles y fertilizantes químicos. Es imprescindible que las políticas energéticas relativas a la biomasa se desarrollen siempre en congruencia con los objetivos medioambientales. Asimismo, las políticas fiscales deberían incentivar o, en cualquier caso, no penalizar las actividades relacionadas con el aprovechamiento de los recursos biomásicos.
• Fomento de un mercado de biomasas nacional, que aglutine a los micromercados existentes en la actualidad. Para lo cual debe actualizarse la legislación vigente con competencias en los ámbitos de la cosecha y la logística de las biomasas, pues hasta ahora no ha propiciado la existencia de un verdadero mercado consolidado a nivel nacional de aprovisionamiento de combustibles biomásicos. Esta revisión legislativa supondría introducir cambios en la estructura orgánica de las administraciones públicas competentes (agricultura, medioambiente, entre otros) tanto a nivel nacional (ministerios) como a nivel autonómico (consejerías), con objeto de evitar la actual dispersión competencial y las lagunas de intervención administrativa sobre los ámbitos señalados. Con este apoyo institucional, se dotaría a los agentes del sector del conocimiento técnico-económico necesario, de la misma forma que se ha adquirido en los ámbitos del cosechado y la logística de otras materias primas.
UNIÓN POR LA BIOMASA es el foro por la defensa del Empleo, la Sostenibilidad y el Desarrollo Rural a partir de la valorización de las biomasas, cuyo objetivo es conseguir el despegue y la consolidación del sector de la biomasa en España. Surge por iniciativa de los productores de biomasas y de los productores de energía a partir de las biomasas: ADAP, APPA Biomasa, ASAJA, COAG, COSE y UPA. Numerosos organismos e instituciones con intereses sobre las biomasas térmica y eléctrica se han unido a la UNIÓN POR LA BIOMASA.