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El incendio de Sierra Bermeja muestra la forma extrema en que arden los bosques

Efectivos en la lucha contra incendios llevan trabajando sin descanso desde hace cinco días en el incendio desatado en Sierra Bermeja, donde el pasado jueves falleció un compañero de las brigadas, de 44 años. Se trata de un incendio devastador y sumamente complicado en el que se están materializando las circunstancias previstas por los expertos debido al cambio climático ha calcinado ya 9.000 ha.

Cerca de mil profesionales – en las últimas horas se han sumado personal de la UME y de las brigadas BRIF- acometen este difícil megaincendio que ha obligado en los cinco días que lleva activo a más de 3.000 personas. Esta noche pasada, 1.700 vecinos de seis municipios de la serranía de Ronda, que han dormido en casas de familiares, albergues y hoteles de la zona que han prestado sus instalaciones.

Este tipo de megancendio, que se ha producido en los últimos años en Grecia, Portugal, California, Australia, Amazonía… es gravemente virulento y sobrepasa la capacidad de extinción con los medios materiales y humanos existentes.

Esto es debido a que este tipo de megaincendios consiguen crear una meteorología propia en su interior debido al ascenso rápido de enormes masas de aire a altísimas temperaturas. La consecuencia más peligrosa es la creación de pirocúmulos, que ascienden en vertical sobre el fuego, y que vuelven a caer a modo de “bombas” de fuego multiplicando los focos. Los pirocúmulos generados por el incendio en Sierra Bermeja se han podido ver con claridad a distancias de hasta 100 kilómetros.

Hasta el momento, se han producido 18 grandes incendios en España, (de más de 500 ha). El anterior y gravísimo, en Ávila, calcinó 22.000 hectáreas, y es el mayor del año y el más grande en Castilla y León en los últimos 40 años.

Desde TECNIFUEGO, Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, hace años se viene advirtiendo de las consecuencias del cambio climático en la incidencia y virulencia de los incendios forestales. Ante este panorama, se debe profundizar en nuevas políticas de gestión. Con un claro refuerzo en las medidas de prevención, protección y concienciación

RECOMENDACIONES PREVENTIVAS

“La mejor forma de apagar un incendio es invierno”, esta frase repetida hasta la saciedad en los foros profesionales, defiende mantener y realizar tareas de prevención en el monte y en las áreas urbanas cercanas al bosque. Medidas básicas preventivas son:

Las parcelas con vivienda se deben acondicionar para que sean seguras, instalando bocas de incendio equipadas, extintores, sistemas de detección, mantas ignífugas, rociadores automáticos… En la construcción y rehabilitación se debe tener en cuenta la protección pasiva. Tanto la reacción de los materiales (que no ardan o tarden en arder) y su resistencia al fuego, para que no colapsen, y pueda realizarse la evacuación.

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