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“Esto que vivimos no es una crisis. Es un parón»

Carles Alberch, presidente de AEIM.

Cada semana más almacenes de madera abren sus puertas a los clientes, mañana y tarde, con rigurosas medidas de seguridad y, eso sí, menos trabajadores que antes de declararse el estado de alarma. Hasta que los clientes pierdan el miedo y recobren la confianza. “Cuanto más dure el estado de alarma, más L habrá en la evolución de nuestra economía -considera Carles Alberch, presidente de AEIM, la Asociación Española del Comercio e Industria de la Madera-. Si el mes que viene funcionamos con práctica normalidad y el sector turístico empieza a tirar, la curva se parecerá más a una V que a una U”. En estos días, todos los actores del sector contemplan el día a día, “a ver cómo va y cuándo se puede meter otra velocidad”.

¿Considera Vd. que se podría haber mitigado algún daño a la economía del país?

Todo es discutible, hay países que lo han hecho mejor y peor. Reino Unido o Estados Unidos han decidido confinarse, pero la economía sigue a tope. Aquí el gobierno ha decidido hacer frente a la crisis sanitaria, abandonando a la economía a su suerte.

¿Estamos en crisis? ¿entramos en una crisis?

Las crisis clásicas tienen que ver con la relación entre la oferta y la demanda. En 2008 todos descubrimos lo que es una crisis financiera, aunque teníamos la de 1929 como referente.

Una situación como la actual no había existido nunca en la Edad Moderna y Contemporánea. Esto que vivimos no es una crisis. Es un parón. Hemos parado, igual que se para en el mes de agosto. Y en septiembre, arrancamos.

Lo que sucede es que hay sectores que van a quedar muy dañados, y su parón se puede prolongar algunos meses. Hasta que no haya una forma de evitar o curar la enfermedad, no remontarán. Son el sector turístico, la restauración, las aerolíneas, las ferias, los viajes por negocios…

En España, turismo y restauración tienen, como es sabido, un peso muy importante. En Alemania, cuando se quite el estado de alarma, funcionarán igual que antes. Allí casi no habrá ni V. En cambio, aquí nos va a costar algo más reaccionar. Si esto se levanta rápido, iremos bien. Junio, julio y agosto podrían servir para empezar a revertir el escenario. Pero cuanto más se prolongue esta situación de alarma, más y mayores serán los problemas con sectores, empresas y trabajadores, y entonces sí podríamos entrar en una crisis económica de las clásicas, de las de toda la vida. Y esas sí que duran mucho tiempo.

En la pasada jornada de AEIM, previa a la asamblea general 2020, un experto del BBVA trazó un panorama macroeconómico “esperanzador”, aunque dejó caer que todo dependía de la evolución en el mundo del coronavirus… ¿qué ha quedado, a día de hoy, de aquel mensaje positivo?

Las perspectivas que tenía el sector de la madera en España para 2020 eran esperanzadoras. La previsión era optimista, pero apareció un factor totalmente inesperado. En economía pequeñas variables pueden causar grandes cambios. Así lo advirtió el conferenciante de BBVA en la jornada informativa de AEIM previa a su asamblea general, el pasado 20 de febrero. Pero lo que ha hecho el coronavirus es limpiar la mesa y obligar a iniciar una nueva partida, de un juego distinto. Sólo un mes después de nuestra asamblea se declaró el estado de alarma. Para una empresa es muy difícil digerir estos cambios. Además, hubo falta de previsión. Las multinacionales que rehusaron acudir al Mobile World Congress de Barcelona tenían información en febrero. Nosotros nos enteramos del problema el 14 de marzo, cuando ya lo teníamos encima.

¿Cuáles son los perfiles de cliente más afectados por la coyuntura: Obra pública, obra nueva, reforma y rehabilitación, mueble y contract, retail y bricolaje…?

Carles Alberch, Presidente de AEIM.

El escenario y la situación cambian sensiblemente según superamos las fases de la desescalada.

En estos momentos, las obras públicas siguen paradas, no tienen la incidencia que deberían de tener. Sólo algunos ayuntamientos han puesto algunas en marcha.

La obra nueva sí está funcionando. Barcelona y Madrid tiran mucho, y en el resto de España también se construye a buen ritmo. Esto solo paró 15 días y ahora, de nuevo, todas las obras iniciadas están operativas. Lamentablemente, no sabemos qué ocurrirá con los nuevos proyectos a corto y medio plazo. Si se emprenden o se aplazan. Yo no creo que ahora nadie tenga ganas de iniciar un proyecto nuevo de construcción.

La reforma y la rehabilitación lo tienen duro, mientras la actividad esté limitada a obras abiertas y espacios deshabitados. Hasta que no se levanten las restricciones, quienes fabrican e instalan en estas reformas permanecen en su casa, totalmente parados. Nuestro sector tiene ahí muchas pymes y autónomos.

Por último, durante el confinamiento es cierto que mucha gente ha hecho bricolaje. Pero han comprado más pintura que madera. Eso seguro. De igual manera, nadie irá al comercio minorista o el retail si no es por una urgencia.

Todo esto puede empezar a cambiar conforme superemos, por territorios, las diferentes fases de desescalada. Por el momento, visto está que quienes están en fase 1 no han mejorado mucho…

¿Cómo afecta al mercado español la situación de los principales países productores y exportadores de madera? ¿percibe Vd. alguna anomalía en el suministro de madera o tendencias muy marcadas en los precios de cara al futuro?

No ha habido ningún problema con el suministro de madera. Casi todos los países que suministran madera han funcionado con normalidad.

En Europa, la pandemia ha afectado especialmente a las economías de Italia y España. Hemos parado mucho la actividad. En nuestro entorno, aunque con restricciones, han seguido funcionando. Allí la demanda ha bajado un poco, no tanto como aquí. Confío en que recobremos progresivamente un buen ritmo de consumo.

Cuando se abran las barreras y todos queramos traer madera a nuestros almacenes, tal vez haya algún problema puntual de transporte.

Con todo, en este año se esperaban aumentos de precios para la madera. Veremos si se concretan o no. El escenario ha cambiado, y habrá que mirar día a día, cómo evoluciona el mercado.

Dando por sentado que la pandemia es un problema grave, profundo y que no se resolverá a corto plazo, ¿qué puede hacer nuestro sector para tratar de amortiguar sus efectos sobre las empresas?

A las empresas nos toca, como prioridad, organizar y emprender las acciones que contribuyan a mitigar el riesgo de posible contagio de los trabajadores.

Carles Alberch (izda.), con Alberto Romero, secretario general de AEIM.

Con todo, ¿considera que esta situación podría derivar en una nueva oportunidad para relanzar la madera como material importante en la nueva “economía verde” que viene, y en la consolidación definitiva de una construcción sostenible?

Pienso que no habrá un antes y un después del Covid-19. Puede ser que afecte un tiempo, pero volveremos a las costumbres de siempre. Por suerte o por desgracia, no tenemos memoria histórica.

La madera es un material ecológico y sostenible. Con construcciones de madera generamos entornos más saludables. Se tendría que reflexionar acerca de que no estamos en un mundo perfecto y seguro. Ahora nos sentimos protegidos por el paraguas que para todos nosotros ha abierto el gobierno. No lo van a poder solucionar todo, siempre. Dependiendo de las decisiones que tomemos y las acciones que llevemos a cabo en el futuro, las consecuencias serán unas u otras. Algunas irreversibles. Una vez más, está en nuestra mano optar por una economía más verde. Cuando veo imágenes de mascarillas tiradas por todas partes, vuelvo a ser escéptico.

¿Qué está haciendo AEIM y qué cosas se propone hacer en este año, para continuar atendiendo a sus asociados con orientación, asesoramiento, representatividad y promoción?

Tal como se han desarrollado los acontecimientos, por su rapidez, incertidumbre e inconcreciones, la función y la actuación de AEIM ha sido relevante. Ha proporcionado e interpretado la información con prontitud y correctamente, de las diferentes regiones de España, lo cual ha sido de gran ayuda a los asociados, a la hora de tomar decisiones frente a la situación que se plantea cada semana. No hemos tenido que afrontar el reto completamente solos.

Respecto a la promoción, continuamos emprendiendo acciones frente a aspectos del mercado que no están claros. Así, este año hemos editado y lanzado la “Guía sobre Calidad y Certificación en el Comercio e Industria de la Madera”.

Intentamos que sean libros prácticos. Antes, para comprar madera, había unas economías de escala que dificultaban el acceso a la misma; la lejanía, los volúmenes requeridos, el transporte, el idioma… Hoy estas cosas, con internet y la globalización, se han superado, y tendría que ser más fácil comerciar con madera.

Sin embargo, es más complicado que nunca. Porque existe una maraña de normativas, clasificaciones, certificaciones… Calidad, origen de la madera, gestión forestal sostenible … Esto hace que expertos como nosotros a veces tengamos dificultades. Con la Guía, AEIM ha plasmado de una forma general y aproximada un documento orientativo para que todos sepamos dónde estamos. Creo que se ha hecho un buen trabajo. Agrupa lo esencial en la materia y es útil para los asociados y para el sector.

Malogrado el primer semestre para todos los eventos sectoriales que recogía el calendario, ¿es Vd. optimista para que podamos vivir a partir de septiembre ferias, encuentros y reuniones sectoriales en España y fuera de España?

Las ferias seguirán funcionando, y lo harán como siempre. Se dijo que internet acabaría con ellas, y han seguido adelante, incluso más fuertes. Ahora todos hemos descubierto las vídeo conferencias; han sido muy útiles durante el confinamiento, pero en cuanto se nos permita, volveremos al contacto personal.

Nadie sabe cuándo volveremos a la normalidad. Cuando exista una vacuna para defendernos del virus, pasaremos página y seguiremos adelante.

Con todo, yo quisiera que FIMMA-MADERALIA se celebre cuando haya las garantías de poder celebrar una gran feria para nuestro sector. No se gana nada precipitándonos y arriesgándonos a tener un fracaso. Prefiero una buena feria el año que viene, que una feria descafeinada en la recta final de este 2020.