Lleva usted vinculado a FSC prácticamente desde su fundación hace ahora 20 años. ¿Se siente satisfecho de la mejora lograda en la conservación de los bosques del planeta gracias a la implantación de esta exigente certificación forestal?
Nosotros entramos a formar parte del sistema FSC porque nos dimos cuenta que trabajando solo en Comercio Justo en el sector forestal corríamos el riesgo de estar trabajando con madera que no fuera de fuentes sostenibles. Por eso, primero hicimos la certificación FSC, que sumado a la garantía de las condiciones de Comercio Justo que nosotros ofrecíamos y que se estaban cumpliendo, estas venían acompañadas de la trazabilidad ambiental. Posteriormente nos pareció también importante dar el paso de pertenecer a la cámara social de FSC España.
Lo que hemos visto en estos años es que FSC es el único sistema de trazabilidad forestal que garantiza que la madera que proviene fundamentalmente del trópico es sostenible. Hay una trazabilidad completa desde el árbol que cortas hasta el producto final. Además, en los países tropicales FSC es la única certificación válida activa que además hace una defensa explícita de los pueblos indígenas, que es con quienes COPADE y Madera Justa trabajamos desde hace 20 años.
Creemos que la certificación FSC es la más potente en los países del sur y necesita apoyos que pueden venir tanto de Comercio Justo por medio de Madera Justa como de los propios productores locales con sellos locales sociales, para demostrar que la certificación FSC a nivel social también puede ser rentable para estos grupos en el sur.
Nosotros entramos a formar parte en FSC porque tiene tres cámaras distintas: social, económica y ambiental. Uno de los valores de FSC es que todo tiene que estar en absoluta sintonía. Es decir, no puede salir ningún nuevo indicador, no se puede hacer ningún cambio en los estándares nacionales o internacionales que no estén consensuados por las tres cámaras. Es un sistema altamente democrático, con mayorías muy cualificadas. La cámara ambiental tiene que votar una propuesta que a su vez tiene pasar por una votación en la cámara social y económica. Nos parece que es el sistema más democrático que hay.
En el plan estratégico 2016 -2020 se ha hecho especial hincapié en el sector social. Nos parece muy importante que FSC avance en el sistema social con alianzas con otros sellos que tienen que ver con el sector social y de Comercio Justo.
Su plataforma Madera Justa y el sello Madera Justa han logrado un amplio respaldo de entidades dentro y fuera de España. ¿El concepto de comercio justo puede robustecer los estándares sociales de FSC?
Creo que somos la alianza perfecta para que el mejor sello de trazabilidad ambiental, que también tiene aspectos sociales y económicos, tenga una alianza con el único sello que hay de Comercio Justo para el sector forestal y que es Madera Justa. Nos parece que la combinación de los dos sellos es importante para que el consumidor final sepa que el producto tiene la máxima trazabilidad ambiental y social.
Dentro la plataforma Madera Justa y de los convenios que tenemos con COPADE tenemos alianzas estables con grandes y pequeños grupos comerciales. Creemos que estar implantados en toda la cadena de distribución, desde el productor hasta el consumidor final, hace que la propia cadena entienda mejor los intereses de los productores. Triangulamos reuniones todos los años para ver qué interesa realmente a los productores y qué interesa al gran comprador, siempre con nuestra intermediación y colaboración para que las partes se entiendan mejor y conozcan las necesidades que tiene cada una.
La construcción de precios también se hace entre todos. Por eso se crea un lazo muy potente entre un comprador, que normalmente solo suele ver en un producto una oportunidad de mercado, pero ve que detrás de nuestro producto hay personas, proyectos, hospitales, escuelas… Hay muchas más cosas que el comprador llega a conocer. Por eso creemos que sin incidir en la distribución y en esta forma total de transparencia que practicamos desde el productor hasta el precio final es muy difícil que haya un compromiso no solamente empresarial sino también sentimental con los proyectos.
También dedica muchos esfuerzos a la cooperación internacional, especialmente en el trabajo con comunidades indígenas y cooperativas locales. ¿Puede nuestro consumo de productos forestales mejorar la calidad de vida de los países en vías de desarrollo?
Tenemos varios ejemplos en alimentación y en el sector forestal. Desde que comenzamos a trabajar con el sello Madera Justa con la gran multinacional y con los pequeños grupos en el año 2007 hemos conseguido que en los últimos tres años la cooperativa de Guatemala Forescom haya exportado más de 25 contenedores de producto a Leroy Merlin España. Esto significa un facturación de unos dos millones de euros que ha permitido una planificación de la producción, de la extracción, del corte, y de los trabajadores de las cooperativas forestales. El compromiso de Leroy Merlin en su política de RSE y de los distintos departamentos de compras es absoluto con esta iniciativa.
Esto mejora la calidad de vida de los países del sur de una forma muy clara con la mano de obra empleada que ha aumentado con estos pedidos. A su vez incide en que la inmigración a los países del norte sea mitigada, pues alguien que puede vivir dignamente en los países del sur no tiene la necesidad de emigrar. Muchas veces incidimos en parar la inmigración y no en los factores que la provocan. Por lo tanto, lo que hacemos es fijar población.
También fijamos las oportunidades para empresas comunitarias de comercializar especies no tradicionales diferentes de la caoba y el cedro. Esto hace que el bosque sea mucho más diversificado en su conjunto y esté mejor explotado. Aumentamos los rendimientos finales de las cooperativas forestales por el aumento de nuevas especies.
Todos estos beneficios son destinados en una parte a la mejora social de las comunidades, con temas muy importantes como la salud, la educación o la prevención de incendios, ya que son las propias comunidades las que se ocupan de estas cuestiones. Podemos ver que donde estamos incidiendo la calidad de vida ha mejorado en temas cuantificables como salarios, mano de obra, de proyectos sociales, y los incendios han disminuido prácticamente a cero en estas áreas. Por lo tanto los beneficios son muchos.
Valora como algo muy importante la implicación de un mayor número de representantes de todos los grupos de interés en la base social de FSC. ¿Cree que estos grupos están suficientemente sensibilizados con la importancia de la gestión forestal sostenible?
Es una demanda que llevamos haciendo en FSC desde hace 10 años. La implicación de los grupos tanto directos como indirectos que tienen que ver con la gestión forestal, ya sea en nuestro país o en los trópicos, es determinante para tener a todos esos grupos sensibilizados. Nosotros de hecho este año queremos potenciar que las cámaras tengan impacto, que se reúnan, que hagan propuestas claras para que el sistema pueda mejorar.
Al final, una asociación es potente porque sus socios colaboran con ella y ven que hay un feedbackdesde la propia asociación. Es importante la implicación de toda la base social, y en esto FSC tiene que ser muy generoso en la implicación de cada sistema en cada una de las cámaras y en cada uno de los socios. Tiene que haber un «win win», que es lo que permite que la asociación pueda ser vista como un referente dentro del sector forestal.