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Gestionando el riesgo de nuestro arbolado urbano

Es prioritario en estos momentos eliminar cualquier tipo de riesgo de caída de ramas o vuelco de árboles. Aparte de los daños visibles, se constatan riesgos latentes, en un futuro inmediato, derivados de la acumulación de agua en oquedades de los árboles que bajo condiciones de heladas pueden provocar los consiguientes desgarros, ramas rotas retenidas en la trama de las copas expuestas a la acción del viento, o la humedad del suelo próxima a la saturación, que es un factor que provoca vuelco en árboles cuyo sistema radicular es superficial, incrementándose notablemente la peligrosidad por el riesgo de desprendimientos parciales o totales de los árboles afectados.

Es por ello que se está actuando con ese criterio en una primera fase. Debiéndose proceder a la retirada de los cientos de árboles y ramas caídas y realizar las podas de emergencia. Estas operaciones precisan de un conocimiento técnico especializado para su señalización y realización, que garantice al máximo las labores a desarrollar en cada árbol, en función de su estado fisiológico, patológico y biomecánico. Resulta evidente que el paisaje urbano se ha visto afectado de forma notable y estas primeras actuaciones están sacando a la luz el destrozo sufrido.

Pero no nos debemos quedar con esa imagen. En una segunda fase se debe hacer una evaluación profesional y técnica minuciosa del estado de todo el arbolado afectado, para valorar la viabilidad de cada ejemplar de cara a su posible conservación. En muchas ocasiones habrá que llevar a cabo diversas actuaciones de limpieza, formación, cirugía y seguridad para mejorar las podas de emergencia realizadas o atenuar heridas provocadas por Filomena en la medida de lo posible.

Una vez realizado el análisis pormenorizado de la situación real, se podrá determinar en un porcentaje muy elevado y con toda seguridad, los árboles que se podrán mantener.

Asimismo, habrá que tomar decisiones que muchas de ellas no nos gusten porque supondrá la eliminación de muchos ejemplares debido a sus pocas posibilidades de persistencia y puesto que su estabilidad podría verse comprometida suponiendo un alto riesgo para la seguridad de los ciudadanos y sus bienes.

Al mismo tiempo y en una tercera fase tendremos que trabajar, en una estrategia de nueva plantación teniendo en cuenta los nuevos escenarios a los que nos venimos enfrentando, como el cambio climático. Es lo que denominamos gestión del riesgo, de forma que en el menor tiempo posible se restituya el vuelo arbóreo de nuestras ciudades.

No debemos olvidar que el árbol es el elemento fundamental en las ciudades para asegurar la calidad ambiental y por tanto, el bienestar de los ciudadanos. Un mundo mejor es sin duda un mundo arbolado y bien arbolado. De ahí la enorme importancia de acometer de forma urgente y sin demora los daños provocados por la borrasca Filomena.

Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y Medio Natural

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