Carles Alberch, Presidente de AEIM –Asociación Española del Comercio y la Industria de la Madera-, se lamenta en esta entrevista de que el sector continúa muy atomizado, y no es capaz de organizar y planificar una promoción potente del material hacia el prescriptor y hacia la sociedad.
Tras 25 años en la Asociación y camino de cumplir su quinto año como Presidente de AEIM, Carles Alberch, Director General de la prestigiosa cadena de almacenes de madera ALBERCH, S.A., se muestra muy satisfecho por el trabajo realizado y el presente de la organización. “AEIM se ha profesionalizado mucho –nos dice-. Hoy es un lobby, que funciona y trabaja muy bien, y que se ha erigido como referencia para todos los agentes del sector, instituciones y medios de comunicación”.
Alberch recuerda con especial orgullo la gestión llevada a cabo por AEIM en materia medioambiental, “trabajamos mucho y en serio en el tema, hemos avanzado mucho, y ahora colaboramos con las organizaciones ecologistas y la Administración, sin beligerancia, compartiendo información y desarrollando juntos proyectos e incluso normas y reglamentos”.
“Tenemos, si cabe, más prestigio fuera de España –subraya Carles Alberch-. Los demás se fijan en nuestra forma de gestionar el EUTR, nos consultan mucho y mantenemos una relación fluida y positiva con otras muchas asociaciones internacionales”.
El EUTR es una normativa amplia y complicada. Yo creo que, en profundidad, la comprende poca gente. AEIM ha estudiado a fondo el reglamento y el tipo de documentación que se maneja en cada país de origen. Hoy somos un referente de cómo se tiene que hacer y cumplir. En España la Administración ha tardado en ponerlo en práctica. Ha reaccionado tarde y, finalmente, la responsabilidad ha derivado a las Comunidades Autónomas. Algunas Autonomías conocen y dominan el mundo agropecuario, pero no están familiarizadas con el comercio internacional de madera.
A los almacenistas e importadores de madera nos están pidiendo cosas que ya teníamos y hacíamos hace mucho tiempo. Somos empresas familiares, normalmente de larga trayectoria, y con proveedores habituales y conocidos. Nos consta que son serios y trabajan bien. Los profesionales de este sector sabemos que los experimentos en el comercio de la madera son muy peligrosos.
El EUTR pretende garantizar que el cien por cien de la madera que se trae a Europa es legal. El mundo maderero reconoce que existe madera de procedencia ilegal, pero también remarca que el porcentaje de esta madera actualmente en Europa es realmente muy bajo. Todos queremos alcanzar el cien por cien de madera legal. Y alejar cualquier sombra de duda en el mercado.
«Todos queremos alcanzar el cien por cien de madera legal»
En definitiva, con el EUTR se trata de documentar exhaustiva y rigurosamente las compras. Con nuestros proveedores habituales, tenemos la garantía de la procedencia legal de la madera. Sin embargo, conseguir la documentación requerida no es fácil. Tampoco la normativa nos dice cómo tenemos que hacerlo. Ni la Administración sabe lo que tiene que pedir. Eso es lo que, aun hoy, genera algunos problemas en las empresas importadoras.
El sistema de diligencia debida de AEIM ha sido concebido por nosotros, y su objetivo principal es ayudar a los Socios, básicamente importadores y almacenistas de madera, a cumplir el reglamento EUTR. Pero no solo la madera en bruto tiene que custodiar la normativa y hacer esta declaración. Muebles, carpinterías y otros manufacturados también están afectados. ¿Qué sucede si se comercializan en España muebles de jardín, parqué o ataúdes fabricados en China? ¿Quién les va a exigir el EUTR? Dudo mucho que se controle a quienes realizan importaciones puntuales, y no regulares, como nosotros. Aquí deberían de intervenir las Aduanas quienes, en teoría, informan sobre la madera y productos de madera que entran en Europa y tienen o no EUTR.
¿Aumenta el consumo de madera en Europa y en España?
Indudablemente, en el segmento de la construcción sí aumenta. Sin embargo, en las industrias de carpintería y mueble la madera maciza está siendo sustituida por aglomerados y prefabricados de madera, cuando no por nuevos materiales como las solid surfaces, composites, etc. Todos observamos que el mundo de la melamina está proponiendo cosas muy interesantes, constantemente. La chapa natural se está convirtiendo en un artículo selecto, sólo para los convencidos de que quieren madera auténtica en sus puertas, sus muebles, sus revestimientos…
España es un país que no tiene mucha cultura de madera. Nos da igual un panel de MDF rechapado que un alistonado. Por ello, los almacenistas no podemos decir que hayamos perdido ese mercado; más bien nunca lo dominamos. En otros países sí valoran lo que es y representa la madera maciza.
La madera es muy hermosa, clásica, eterna. Todos los demás materiales (melaminas, gres, vinilos, laminados…) están imitando la madera para expresar que ofrecer un material natural y sostenible. Curiosamente muestran en sus superficies los nudos, grietas, marcas de cuchilla y manchas que a los proveedores de madera, curiosamente, nos vetaba el prescriptor no hace mucho tiempo.
¿Se van las maderas tropicales al mercado asiático?
Lo marca la ley de la oferta y la demanda. China y otros países de su entorno como Vietnam son muy cambiantes. Tan pronto están presentes y activos en el mercado, como desaparecen súbitamente. Normalmente los europeos acudimos al mercado de las tropicales cuando ellos están ausentes.
Lo cierto es que, cuando están, compran volúmenes muy importantes.
«Los europeos nos marcamos unos requisitos cada vez más rigurosos, pero luego no los exigimos a terceros»
Lo que está ocurriendo, dejando el EUTR aparte, es que nosotros no podemos optar a comprar la madera tropical, que normalmente marcha a mercados asiáticos. Y después entran en Europa los muebles fabricados en China. Si hay unas normas, las tenemos que cumplir todos. Los europeos nos marcamos unos requisitos cada vez más rigurosos, pero luego no los exigimos a terceros.
Controlar la madera aserrada quizá es más fácil, porque se trata de un coto cerrado. Pero a ver quién es capaz de registrar la entrada de todos los productos manufacturados de madera.
Por otra parte, no hay motivo para marginar a las tropicales, como se ha hecho en algunos países. Muchas de ellas son insuperables para ejercer ciertos usos. Programas internacionales como el que promueve STTC se están preocupando por promocionar las tropicales certificadas en el mercado.
Funciona bastante bien. Actualmente en Europa se están haciendo inversiones para incrementar y mejorar la producción. La construcción con madera progresa, incluso en España, aunque los países mediterráneos van a otro ritmo en este sentido.
El principal productor europeo de coníferas, con diferencia, es Alemania. Suecia está estancada y Rusia, que era un gran proveedor para Europa, se ha volcado hacia el mercado chino.
¿Y cómo se ve el mundo de las frondosas desde AEIM?
Estupendamente. Todas las maderas funcionan bien, si elegimos las adecuadas para el uso que se les va a dar.
Las frondosas europeas, con unas características peculiares, están cumpliendo maravillosamente bien. Y sobre las estadounidenses, gracias a la larga y densa labor de promoción de AHEC, poco hay que añadir en esta entrevista.
Ante todo, no debemos ceder ante quienes se empeñan en prescribir una madera porque la quieren “sí o sí”, sin tener en cuenta sus características. Esto siempre trae problemas.
«Todas las maderas funcionan bien, si elegimos las adecuadas para el uso que se les va a dar»
¿Cómo se podría llevar a cabo en España una promoción de la madera útil y continuada?
Para empezar a hacer una buena promoción de la madera sólo tenemos que fijarnos en lo que han hecho los países del centro y el norte de Europa, con una gran cultura y desarrollo tecnológico de la construcción con madera.
La madera estaba desacreditada. Así que las cosas que hagamos con madera en lo sucesivo no hay que hacerlas bien, o muy bien. Hay que hacerlas perfectas. Porque tenemos que recuperar la credibilidad.
Estamos haciendo la reválida. Si no lo hacemos bien, vamos a tener problemas.
¿Se acerca la nueva web de AEIM a lo que quería tener la Asociación?
La web está muy bien, pero España necesita una promoción de base. Cada uno hacemos un esfuerzo a la medida de nuestras posibilidades, pero el sector no consigue mostrarse a la sociedad; debido sobre todo a su atomización. Tenemos que definir dónde estamos como sector y, a partir de ahí, avanzar todos juntos. Ha de ser un esfuerzo agrupado, porque básicamente depende de un presupuesto. Sólo hay que fijarse en los recursos que invierten en promoción nuestros homólogos de Francia, Reino Unido o Italia, por ejemplo.
Por otra parte, el gran déficit está en la formación de madera. Lo primero que hacen las empresas que se quieren dedicar a la construcción con madera es montar una oficina técnica. ¿Por qué? Las que se dedican al hormigón o el hierro no lo necesitan. Los técnicos con quienes hablan entienden de cálculo, diseño y montaje de estructuras fabricadas con esos materiales. Sin embargo, cuando se trata de madera, hay que proporcionarle al arquitecto toda la información técnica que precisa para dimensionar su idea.
«La figura del almacenista no va a desaparecer»
Tras la gran crisis económica y en el nuevo escenario por el cual transitamos, ¿qué papel juega el almacenista de madera?
Muchos pensaban que, esta vez sí, internet y las nuevas tecnologías de la comunicación iban a conseguir suplantar la función y la labor de los almacenes de madera.
Sin duda, la evolución nos ha obligado a cambiar los métodos y la forma de trabajar, pero seguimos existiendo y siendo determinantes para el funcionamiento del sector.
Fabricar es muy fácil, sólo tenemos que mirar lo que hacen los chinos. Lo difícil es distribuir los productos. La experiencia y fondo de comercio de los almacenistas importadores de madera son esenciales para saber dónde comprar, adónde ir, a quién vender… Esto no se consigue en tres días. Por otra parte, la madera es un producto muy complejo, que sólo se puede conocer a fondo a lo largo del tiempo, de mucho trabajo y profesionalización.
Un fabricante puede alcanzar dos o tres clientes grandes. Pero un distribuidor puede llegar a muchos sitios. También a los más pequeños.
La figura del almacenista no va a desaparecer. Sin duda, nos tenemos que adaptar y transformar, como todos los demás actores del sector.