Uno de los principales pilares de COPADE, Fundación del Comercio para el Desarrollo, es el Comercio Justo. Se da la circunstancia de que parte de los productos que defiende y comercializa son la madera, derivados de la madera y artículos elaborados con madera.
MADERA JUSTA aúna en un único sello de certificación ciertos criterios de gestión forestal sostenible, de legalidad de la madera y trazabilidad del producto, junto con las condiciones socio laborales y económicas de los productores, siempre bajo el prisma del Comercio Justo.
El fin último del sello MADERA JUSTA es que sea reconocido como una certificación que asegure las actividades de Comercio Justo, desde el punto de vista forestal, para otras entidades, a nivel mundial. Lo cual abriría enormemente el alcance de la certificación; también a las empresas más pequeñas, que sólo de esta forma pueden exhibir la responsabilidad que deviene de sus actividades económicas y sociales.
Desde el año 1998 COPADE ha venido trabajando en el sector forestal. Durante estos años de trabajo intenso con cooperativas forestales y pequeños artesanos y artesanas de la madera, COPADE se ha venido percatando de que las pequeñas cooperativas con las que trabajamos y los carpinteros de países del Sur, pero también del Norte, se ven relegados de los canales y de los circuitos internacionales, precisamente porque no tienen capacidad de introducirse en los mercados competitivos internacionales, ni siquiera locales, muchas veces.
MADERA JUSTA fue pionera al empezar a plantear el sistema paso a paso en la certificación ligada al sector forestal
¿Cuáles son las complejidades por las que les resulta dificultoso acceder a este tipo de mercados? Primero, los altos costes de la certificación. Las certificaciones tradicionales tienen unos altos costes que muchas veces dificultan que el artesano tradicional o la cooperativa puedan soñar con certificarse.
Además, los sellos tradicionales suelen proponer que de una sola vez cumplan todos los criterios, lo cual es otra complejidad porque a nivel administrativo y de procedimientos no suelen estar preparados para llevar un proceso tan complejo, sobre todo cuando se les pide que cumplan muchos indicadores en una sola auditoría. Recientemente existen otros sistemas que han empezado a hablar de un alcance paso a paso que permita que estas cooperativas accedan a la certificación. MADERA JUSTA fue pionera al empezar a plantear el sistema paso a paso en la certificación ligada al sector forestal.
La única experiencia de un Sello de Comercio Justo era especialmente cara, obligaba a los productores a que cumpliesen todo de una sola vez, y era muy complicado que pudiesen mantener el certificado por sus altos costes de certificación.
MADERA JUSTA surge como una realidad de una demanda de unas mesas técnicas que se trabajaron durante tres años con patrocinio de la AECID, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, con reuniones que se mantuvieron en la propia agencia con distribuidores de producto forestal, con importadores, entidades de certificación y con los propios productores, para ver cuál era el camino para comprobar si los actuales sellos de certificación respondían a las necesidades de los propios productores; y en caso de que no respondieran, para ver cuál era una posible alternativa real para que los pequeños productores pudieran estar dentro del mercado.
Vimos que había bastantes huecos. Por ejemplo, estar certificado con los sistemas tradicionales no significaba que hubiera una plataforma de mercado activa que les conectase con los mercados nacionales e internacionales.
Vimos que teníamos que tener un sello que respondiese realmente a la capacidad de ingresos que tienen los productores, que no fuera caro sino realmente accesible, un sistema de “paso a paso” donde ellos se fueran comprometiendo con los propios requisitos del sistema, y que este les acompañara en esa mejora continua.
El sello Madera Justa nace para responder a la demanda de los pequeños productores y de las cooperativas latinoamericanas o de cualquier parte del mundo. Pero también de los pequeños productores y de las pequeñas empresas y de las cooperativas españolas.
Realmente es el primer sello de Comercio Justo que responde a todos estos indicadores: un sistema paso a paso a paso, creíble, que tiene segunda y tercera parte que verifican el cumplimiento de los indicadores y barato, pensado por y para los productores.
MADERA JUSTA es el primer sello de Comercio Justo del mundo que implica el cumplimiento del reglamento EUTR
¿Por qué hacía falta el sello? Porque ni siquiera los sistemas tradicionales habían conseguido que los pequeños productores penetrasen dentro de los mercados.
Es el primer sello del mundo que tiene una plataforma activa de mercado donde conectan productores con compradores, intermediando para que los compradores entiendan las necesidades de los productores, y los productores entiendan las demandas de los compradores.
Un sello donde van dando paso a paso para que la mejora sea continua, que les permite adaptar sus estructuras administrativas poco a poco a un mayor control tanto de la producción como de los trabajadores.
Es el primer sello de Comercio Justo en el mundo forestal que incide en la mejora socioeconómica de todos los trabajadores de la cadena de producción y transformación, y lleva anexo también una prima de mejora para las comunidades forestales que tienen que invertir.
Actualmente tenemos una presión muy fuerte de los mercados internacionales para que cada vez haya más productos de Comercio Justo, es decir, que tengan una garantía social y no sólo ambiental, y transmitir que todos los trabajadores que están incluidos dentro de la cadena de transformación y/o extracción han tenido unos sueldos justos y unas condiciones dignas (que no hay niños en las fábricas, que las mujeres cobran tanto como los hombres y que existen unos sueldos dignos que permiten cubrir sus necesidades básicas, más un plus para educación, salud, vivienda…)
Además, en los cinco años de recesión que ha tenido nuestro país o de crisis europea mundial los productos Bio y de Comercio Justo son los únicos que han ido creciendo en su demanda. De hecho, hay compañías como Leroy Merlin que apuestan ya al cien por cien para que todo su producto forestal y de acondicionamiento de jardín sea FSC y de Comercio Justo, es decir, MADERA JUSTA.
También, cada vez hay más compañías que no sólo quieren ver la cara forestal o medioambiental sino la cara del trabajador acogido a unas condiciones dignas por su trabajo.
El mercado internacional es imparable. Las empresas grandes que no estén trabajando por unos productos ambiental y socialmente responsables van a quedar señaladas dentro del mercado como empresas poco sostenibles.
Ya no se trata sólo la presión de las propias empresas sino la presión de los consumidores por consumir productos social y ambientalmente responsables.
Javier Fernández
Director General de COPADE