Este ingeniero de Montes trabaja de forma incansable por conservar el recurso forestal heredado de los antepasados pero, sobre todo, por garantizar una continuidad del medio rural.
De esta manera surge la iniciativa de confeccionar los llamados “Montes de Socios”; un proyecto que nace hace algo más de una década, centrado en conseguir que las propiedades forestales de quienes las recuperaron con ingente esfuerzo tras las desamortizaciones del siglo XIX, no queden en el olvido. Lo merecen todas aquellas personas y ayuntamientos que, tras ser privados de sus tierras y su medio de vida, decidieron recomprarlas en subasta pública. Después, con sacrificio y tesón, se hipotecaron para pagarlas.
“En los pequeños municipios esto significaba que el paisaje en el cual vivían aquellas personas, el terreno que hasta entonces representaba su medio de vida, se subastaba -explica Pedro Agustín Medrano- y ante esto cabía, o bien la posibilidad de quedarse quieto, o la de recomprarlo. Muchos optaron por esta segunda vía, sacrificándose durante generaciones para recomprar lo que ya era suyo…”.
Esta labor requiere mucho sacrificio, horas de trabajo y paciencia, pero todo eso se compensa con una enorme ilusión, explica el Presidente de ASFOSO.
Los Montes de Socios
El propósito de la figura de los Montes de Socios es conservar los bosques mediante el desarrollo de la propiedad privada, pero en régimen colectivo, por parte de personas físicas y/o jurídicas, que deciden apostar por el cuidado, conservación y explotación del monte en régimen de pro-indiviso, y reinvertir en él.
Son una especie de “asamblea vecinal”, en la que participan personas de distintas mentalidades y profesiones, que se reúnen para decidir qué hacer con sus propiedades en el monte.
Para que germine esta idea ha sido necesario “hurgar” en el pasado y buscar uno por uno a los descendientes de esos montes. Hoy, muchas décadas después, Pedro Agustín Medrano se propone reunir de nuevo a todos los actuales propietarios forestales, desde Soria, su tierra y punto de partida, extendiendo el sentido de este proyecto a toda España.
Ha sido la semilla de lo que después ha venido a siginificar un gran movimiento de cooperativismo en España, “y ese afán por recuperar la tierra es lo que nos ha llevado hasta hoy”.
Actualmente, muchos de estos montes se han convertido en espacios con una utilidad multifuncional, con distintos y diversos tipos de aprovechamientos.
Las Juntas Gestoras
Las llamadas Juntas Gestoras marcaron un antes y un después en un largo proceso jurídico, hasta desembocar en los Montes de Socios.
Sirvieron para tomar una decisión legítima que habría de identificar a todos y cada uno de los condueños, y después contar con al menos la mitad de los mismos para poder tomar decisiones y acometer cualquier gestión.
Hacia el año 2003, cuando se estaba revisando la Ley de Montes, se lanzó una propuesta al Gobierno de Castilla y León que finalmente llegaría al Ministerio competente. Poco después se introducía una disposición adicional (la décima de la ley 43/2003) que abrió “un puente” al Código Civil, y que daba paso a la creación de las Juntas Gestoras, constituidas a partir de grupos de once miembros.
En el 2006 se llevó a cabo la primera Junta Gestora y en la actualidad ya se han constituido 51, extendiéndose a varias comunidades y con la esperanza de que haya un “crecimiento exponencial”, según opinión del propio Medrano.
Á partir de ahí se iniciaba un circulo virtuoso: “lo que sacamos del monte, lo reinvertimos en él y rompemos la espiral del abandono”.
Las llamadas Juntas Gestoras marcaron un antes y un después en un largo proceso jurídico, hasta desembocar en los Montes de Socios
Así se pasa de una política de total indiferencia y riesgo latente de incendio forestal, a una dinámica de emprender proyectos dirigidos a “reinvertir todo en la mejora del monte y de la calidad de vida en los pueblos. Al fin, empezamos a gestionar”.
El proceso está en marcha. En las juntas gestoras se toman decisiones, como extraer madera o concertar podas; el dinero obtenido se reinvierte en el monte, y no cesa de mejorar. Todo ello supone no sólo un beneficio económico sino ecológico y especialmente social.
Para este ingeniero forestal es precisamente ese plus social es lo más importante de todo el camino recorrido. De hecho, ya son 15.000 las personas directamente implicadas que participan en las juntas gestoras y que toman decisiones, consiguiéndose también que aquel que era un simple veraneante haya pasado a participar en un proyecto común.
“Es plenamente satisfactorio. Hemos ayudado a acercar sociedad rural y urbana y damos una oportunidad de rehabilitación para algunos territorios deprimidos durante muchos años”, proceso en el que cree que ha jugado papel protagonista el elemento emocional de las personas.
Aunque queda mucho por hacer, la buena dirección está encauzada. “La gente comienza a saber que puede trabajar en el monte”.
Formación
El proyecto ha comenzado a rodar y ahora se necesitan medios para progresar, como los mercados locales, Internet y, sobre todo, las personas, que necesariamente han de formarse, si es que de verdad quieren volver a usar la tierra. Poco a poco recuperaremos un paisaje campesino, con un uso diverso y continuado del suelo, aprovechando las cuatro estaciones del año (en enero se podría realizar trabajos de cuadrilla en la tierra; en marzo, abrir colmenares; en verano, explotar los huertos para abastecer a los veraneantes, y en diciembre, por ejemplo, fabricar centros de acebo…).
Para Medrano, la desaparición de los Centros de Formación Agraria en España ha supuesto una gran pérdida pero observa que “las personas están comenzando a reconocer que puede trabajar en el monte, pero se necesita formación porque si no, no hacemos nada”.
En el caso concreto de Soria, en la actualidad existen unos 400 Montes de Socios, con una superficie identificada como tal que va entre las 150.000 y las 180.000 hectáreas, como toda la provincia de Guipúzcoa; en el caso de la provincia de Guadalajara la superficie podría rondar las 130.000 hectáreas.
Por último, el presidente de ASFOSO ha querido valorar la reforma de la actual Ley de Montes como un avance, pero está convencido de que con “pequeñas matizaciones” sería una Ley “excelente” que ayudaría a los propietarios de los Montes de Socios (que representan aproximadamente entre el 6 y el 7% de la superficie forestal del país, el equivalente, por ejemplo, del Estado de Kuwait) a fortalecer su grado de vinculación con los pueblos donde viven, convirtiéndose a la par en instrumento de desarrollo rural.
Para Pedro Agustín Medrano, el reto ahora está en evitar que ésta sea la última generación con una conciencia rural. Ral vez la forma sea consolidar la alianza entre el campo y la ciudad.