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En el siglo XXI se hace imprescindible conocer y proceder para preservar nuestros montes

¡Es necesaria la actuación en nuestros montes para poder conservarlos!

Ante la reciente petición de Ecologistas en Acción de paralizar una tala de 14.000 pinos en un monte de utilidad pública de la Comunidad de Madrid, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural quiere poner de manifiesto que para la buena conservación y salud de nuestros montes es necesario actuar en ellos.

No es preciso asomarse a las páginas de las revistas de corte medioambientalista o talante ecologista para toparse con algo parecido a las clásicas películas de buenos y malos, donde éstos últimos son aquellos que actúan en el monte de una manera u otra. Aunque está habiendo un cambio importante en las corrientes de opinión, no es menos cierto que aún sigue habiendo visiones partidarias trasnochadas que exigen con vehemencia la no actuación en nuestros montes.

Además, suelen tener un respaldo mediático inusitado que conduce a sinsentidos tales como que sean los portavoces de estos grupos quienes asesoren a los medios de comunicación para que informen a los ciudadanos de, por ejemplo, cuántos años tardará un monte carbonizado en recuperar las condiciones previas a un siniestro, o se permitan el lujo de juzgar si determinados planes técnicos previstos son o no adecuados, debiéndose en el caso de serlo a su aportación o a su supervisión; eso si no se permiten presentar aventurados informes catastrofistas carentes del mínimo rigor científico que les permite que todas las miradas se dirijan a ellos, como si en sus manos estuviera la salvación de nuestro maltratado planeta.

En el caso concreto que nos ocupa, sobre el aprovechamiento de madera que se está ejecutando en el Monte de Utilidad Pública nº 156 “Sierra Escalva” hay que destacar que con la realización de estas cortas mediante un aclareo del pinar de pino silvestre (Pinus sylvestris) se pretende conseguir un bosque mixto de frondosas y coníferas, con lo que se mejorarán las condiciones de la masa con vistas a la protección frente a incendios, plagas y enfermedades forestales. Al abrir huecos en la masa de pino silvestre, el suelo se va transformando y la acción del sol y la lluvia va a ir descomponiendo los restos orgánicos, creando un horizonte orgánico superior de más grosor y más rico en nutrientes, lo que va a provocar la aparición de frondosas, así como otras acompañantes.

Respecto a la apertura de una vía de saca para extraer la madera fuera de la zona del aprovechamiento y poder llevarla a los centros de transformación, hay que indicar que en el Proyecto de Ordenación se contempla que tras la apertura de dicha vía, ésta quedará como infraestructura del monte, dotándola de cunetas y pasos de agua. Así podrá cumplir la función de vigilancia y defensa del monte como cortafuegos, permitiendo el acceso de los medios de extinción en caso de que se produzcan incendios forestales.

Los Graduados en Ingeniería de la rama forestal, Ingenieros Técnicos Forestales e Ingenieros de Montes son profesionales titulados que salen de nuestras universidades con formación y grandes conocimientos para gestionar nuestros montes y masas boscosas en todo su espectro, y se encuentran entre las personas más cualificadas para preservar nuestro patrimonio natural, por tanto, su labor y trabajo debe ser reconocido en todos los ámbitos sociales.

Confíen, asesórense por ellos y dejen trabajar a los Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural e Ingenieros de Montes que son los verdaderos profesionales y acaparan la Ciencia para gestionar y conservar adecuadamente los bosques y foresta del siglo XXI

Al igual que un arquitecto construye edificios, un ingeniero aeronáutico diseña aviones o un ingeniero naval proyecta barcos, los ingenieros forestales son aquellos que mediante la ciencia, los conocimientos y las experiencias que atesoran diseñan las actuaciones a realizar en nuestros montes y masas forestales buscando su preservación y el aprovechamiento de todo su potencial y recursos de manera sostenible que los mismos aportan al resto de seres vivos. El juramento deontológico de estos profesionales lo tienen con la naturaleza y para ello, incluso, muchos de ellos se juegan literalmente la vida en la extinción de los enormes incendios forestales que nos asolan todos los años, ése es su compromiso y no otro.

Sea cual sea el problema que se detecte en nuestro maltrecho entorno, de inmediato determinados grupos ecologistas se arrogan a la denuncia y reclaman ceses y dimisiones, sin importar si la cabeza de turco de turno es culpable de lo acaecido, sin esperar a que se estudie y aclare convenientemente el suceso y sin tener en cuenta las consecuencias de tal petición: lo importante es manifestar ante la opinión pública que ellos son los auténticos garantes de que las cosas se hagan “como Dios manda”, los guerreros del antifaz -eso sí, con nombres y apellidos- que luchan contra los especuladores de terrenos, los interesados pirómanos de los montes, los contaminadores de los ríos, los terroristas del CO2, los desaprensivos furtivos y toda la cohorte de variados delincuentes medioambientales que, según pretenden por sus a veces irresponsables denuncias, están amparados por los políticos y técnicos de las administraciones, intentando infundir una falsa imagen ante los ciudadanos, que reciben una información sesgada e interesada, trasmitida por estos detentadores de la verdad.

Todos estaremos de acuerdo que los técnicos de la Administración, está claro que pueden ser mejores o peores, trabajadores o indolentes, responsables o lo contrario, pero lo cierto es que todos poseen una titulación académica que les ha permitido acceder a oposiciones que, una vez aprobadas, los acredita como capacitados para el ejercicio de las funciones que se les encomienden. Y en el caso de no cumplirlas, existen medidas legales de control.

Por el contrario, los “buenos” no necesitan de tales pruebas para integrarse en su administración paralela, no existe un control claro sobre las directrices de sus “sheriffs” o sus campañas, sobre la administración de sus bienes e ingresos (cuando no, de la procedencia de tales ingresos, buena parte de los cuales -salvo honrosas excepciones- son fruto de subvenciones de las diferentes administraciones españolas y de la Unión Europea), y si salta el escándalo por irregularidades o cacicadas (alguna que otra, de “rabiosa actualidad”) son tratados por los medios de comunicación con exquisita benevolencia, quedando así impunes (no podría ser, en cualquier caso, de otra manera, desde el momento en que no existen las medidas fiscalizadoras pertinentes).

Como consecuencia de todo lo expuesto en estas líneas, los grados de endiosamiento y prepotencia de los cabecillas de las facciones más conocidas han llegado a ser tan manifiestos que empiezan a resultar profundamente antipáticos, al igual que los héroes de las viejas películas, tan perfectos que más de un espectador se iba de la sala al concluir la sesión sintiendo que no hubieran sido los malvados quienes hubieran metido en cintura a semejantes fatuos.
Confíen, asesórense por ellos y dejen trabajar a los Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural e Ingenieros de Montes que son los verdaderos profesionales y acaparan la Ciencia para gestionar y conservar adecuadamente los bosques y foresta del siglo XXI.

José González Granados
Decano-Presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural