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Una gestión profesional y sostenible de los bosques es la mejor arma para prevenir incendios

Los incendios se manifiestan en verano pero se deben prevenir con las labores realizadas en invierno.

La Mesa Intersectorial de la Madera de Euskadi hace un llamamiento en favor del cuidado profesional de los bosques para así, garantizar su futuro, prevenir los incendios y la propagación de enfermedades entre la masa forestal. Biodiversidad y sostenibilidad son conceptos unidos al cuidado forestal: trabajos selvícolas, desbroces, podas…, en definitiva, una gestión sostenible de los bosques es la mejor prevención, puesto que contribuye a una menor incidencia y magnitud de los fuegos, al disminuir el combustible en el monte.

 

En caso de producirse el fuego, una correcta y cuidada red de pistas primarias y secundarias en el monte contribuyen a un rápido acceso para los vehículos de extinción, y la ruptura en la continuidad de las masas forestales evita las rutas de escape en la propia extinción de los incendios. Gestionar los bosques es prevenir, porque supone rebajar el nivel de combustible y reducir las posibilidades de inicio y propagación del fuego. Determinadas condiciones climáticas incrementan el riesgo de incendios forestales, como una elevada temperatura, la baja humedad y los vientos fuertes. Estas situaciones son ajenas al factor humano, pero ante ellas, tanto instituciones, como propietarios y usuarios de los montes debemos tener una actitud responsable.

 

La superficie forestal quemada en el estado español en lo que vamos de año asciende a 12.339 hectáreas. Para evitar que se origine un incendio debemos tener en cuenta los siguientes elementos:

 

• Fuente de calor: Debemos tener cuidado con los rayos, colillas, vidrios abandonados, barbacoas…No se debe dejar ningún elemento en el monte susceptible de convertirse en origen del fuego.

 

• Oxigeno: Los días con viento son los más peligrosos para la expansión de los incendios forestales.

 

• El combustible: La vegetación, constituida por el matorral, el arbolado, las pequeñas plantas y por los restos muertos que se encuentran en los montes, son el combustible que arde con facilidad, sobre todo si está seco.