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Gonzalo Medina, técnico de AITIM: “Sólo nos acordamos de las Normas cuando truena”

Si alguien conoce, controla y vigila el marco normativo del pavimento de madera, ése es él. Ha realizado cientos de peritajes y ha elaborado dos entregas del «Manual de Instalación de Parquet», obra de referencia en el sector.

 

Gonzalo Medina es Ingeniero de Montes. Inició su experiencia profesional como becario en el laboratorio de la papelera de la Empresa Nacional de Celulosas (ENCE) en Miranda de Ebro. La continuó en Galicia, en el Centro Forestal de Lourizán, donde trabajó durante año y medio en su programa de mejora genética forestal. Y finalmente desembocó en Madrid. Primero fue profesor de prácticas de laboratorio en la Cátedra de Física, en la Escuela de Ingenieros de Montes durante un corto periodo y a continuación ocupó en AITIM (Asociación de Investigación Técnica de las Industria de la Madera y el Corcho) una plaza en su departamento de normalización, donde hoy ejerce su actividad profesional.

 

Y en algún momento de esta trayectoria, Vd. se especializa en el campo de los pavimentos de madera.

 

Efectivamente. Una actividad que AITIM ha desarrollado habitualmente son los peritajes, para valorar situaciones de conflicto o simplemente para emitir un informe técnico rutinario. Realicé progresivamente esta función, en el área de carpintería, donde el 70% de los peritajes afectan aún hoy al pavimento de madera. Lógicamente, desarrollando este trabajo contacté con muchos profesionales del sector: fabricantes, instaladores, constructores…
Cuando yo empecé a hacer peritajes, no existía ninguna formación específica para realizarlos. Y mucho menos en este campo tan específico. La experiencia me ha ido mostrando lo importante y lo accesorio, cómo abordarlo, la relación personal con los litigantes, cómo comportarse durante el proceso y, por supuesto, el propio conocimiento técnico. Hay mucho de intuición en esta profesión… Recuerdo que Antonio Camacho, leyenda viva de AITIM, me regaló muy buenos consejos al respecto.
Realizaba una media de veinte peritajes anuales, y me fui introduciendo en el sector, de esa manera.

 

En pocos años, Gonzalo Medina se erigió en una referencia en este segmento de la carpintería.

 

Así fue. Poco a poco la gente se refería a una persona de AITIM que atesoraba muchos conocimientos en torno a la industria del parquet. Además, se conocía mi puesta al día en materia normativa; mi otra faceta profesional.

 

En 1996, el propio sector tuvo la iniciativa de elaborar un libro acerca de los pavimentos de madera; principalmente en lo que afectaba a su instalación. Recuerdo como si fuese ahora mismo que un determinado día en que se reunió la ANFP en los locales de AITIM me hicieron pasar a la sala y me comentaron la necesidad de que el sector dispusiera de un libro o manual técnico de instalación de parquet.
Anteriormente, en 1994, AITIM había editado la «Guía de la Madera», que se había convertido en una especie de «Biblia» para el sector, con más de 10.000 ejemplares vendidos en sucesivas ediciones hasta hoy. Esta circunstancia reactivó la actividad editorial de la Asociación, y con ello el lanzamiento del Manual de Instalación del Parquet.

 

¿Qué recuerda Vd. sobre la elaboración de este libro?

 

No se trataba de inventar nada, sino de ordenar el conocimiento disponible y cercano de forma que fuese útil a los prescriptores y a los profesionales afines a esta industria.

 

En el momento de iniciar el trabajo no había casi nada escrito en castellano sobre los pavimentos de madera. Tuve que comenzar con los apuntes de algún profesor universitario, mi propia experiencia en los peritajes o las traducciones que varias empresas habían realizado para sus catálogos comerciales.

 

Hubo que mirar afuera, donde sí había bastantes cosas. Con lo que puse los cimientos del libro sobre manuales en francés e inglés. Lo cual era delicado, ya que muchas cosas no se ajustaban a la realidad del sector en España; en cuanto a fabricación e instalación.

 

El libro fue un éxito, y me introdujo definitivamente en este sector. Sus primeros 5.000 ejemplares se vendieron en tres años. Algo que para un libro tan específico fue un gran éxito. Cuando la situación económica lo permita, AITIM emprenderá su tercera edición, que no será sólo sobre instalación, sino que será el «Manual del Parquet» e incorporará a los mundos del entarimado de exterior, los pavimentos deportivos, composites, laminados, etc.

 

Gonzalo Medina es aquella persona a quien todo el mundo pregunta una duda acerca de los pavimentos de madera…

 

Las consultas son muy interesantes y te dan mucha información. A menudo se plantean cosas sobre las que uno mismo nunca ha reflexionado. En AITIM procuramos darles respuesta, entre otras cosas porque nos obligan a documentarnos y a estudiar de forma permanente nuestro sector. Además, si resolvemos correctamente una duda, ganamos a cambio prestigio profesional. La gente valora mucho que se le resuelva un problema, y más si es de forma gratuita. Para mí, solucionar una duda a otra persona es muy enriquecedor.

 

¿Cómo valora personalmente su paso por este sector profesional?

 

Para mí ha sido y es muy enriquecedor; me especialicé en una materia en la cual nadie estaba especializado.
En este sector en España no existen grandes empresas o corporaciones. Al contrario, abundan los profesionales hechos a sí mismos a base de esfuerzo, gente sencilla y abierta que en su día fundó una empresa y tiró para delante. El único mérito que yo pueda tener en este sector es el de haber ordenado la información que ellos mismos me han proporcionado.

 

¿Cómo han evolucionado los fabricantes e instaladores de pavimentos de madera en este tiempo?

 

En la medida en que ha evolucionado su industria y el producto. Existen varios hechos significativos que en su día les obligaron a cambiar sus estructuras.
Durante los años 90 prácticamente todo el parquet se colocaba encolado. Pero en España sucedió lo que ocurriera en Italia y Francia en los años 80. Tener que hacer una solera, controlar su calidad superficial y humedad, aplicar adhesivo y colocar un producto de madera maciza (la tablilla), lijar y barnizar en obra, etc., unido a un nivel de exigencia creciente del cliente, comportaba la necesidad de un cambio. Así, el sector inició el milenio con la expansión de la mal llamada «tarima flotante». Fue su respuesta a la fuerte demanda de un producto prefabricado; rápido y fácil de instalar.

 

Sin tiempo para una transición, inmersos en el boom de la construcción, irrumpió en el mercado el suelo laminado. Ambos pavimentos marchaban en consonancia con el ritmo de las obras en aquella época. En apenas un año y medio se levantaba un edificio para el que años atrás se precisaban 2 ó 3 años.
Esto fue muy negativo para el sector, porque ya no era precisa la profesionalidad en la colocación, en el acabado o en el mantenimiento. Con lo cual llegó uno de los principales problemas para este colectivo: el intrusismo profesional.

 

¿Qué opina Vd. sobre el presente del sector? ¿Cómo cree que será su futuro?

 

Tal vez un estímulo fiscal a la reforma y la rehabilitación serviría para reanimar el sector. Se han colocado tantos metros de un mal pavimento, y se han colocado tan mal tantos suelos, que evidentemente la activación de la reforma impulsaría a fabricantes e instaladores de parquet. No obstante, todavía con el país anclado en un consumo ínfimo, nuestras empresas ya han atisbado el camino para los próximos seis o siete años, prácticamente sin obra nueva, que no es otro que el de los productos de alta calidad, diseños exclusivos y, por supuesto, la exportación. Todos nos tenemos que acostumbrar a esta realidad, nos guste o no.

 

Con todo, confío en que cuando este país empiece a salir de la crisis económica, el sector español del parquet será más profesional que cuando se inició. Creo que el suelo pegado volverá (ahora apenas se coloca así el 15% del pavimento de madera). Y el suelo flotante irá progresivamente acompañado de sistemas de calefacción y refrigeración radiantes; en formatos más cortos y pegado a la solera.

 

¿Pueden las empresas innovar con sus propios medios?

 

El sector debería de contar con un centro técnico específico sobre el pavimento ligero. Porque necesitamos investigar mucho, todo nos viene dado de fuera, y ya es hora de contar con nuestros propios medios para ayudar a las empresas a innovar. Por el contrario, en la actualidad, incluso los ensayos que se realizan sobre el parquet están dispersos en varios laboratorios.

 

¿Está la normativa española relativa a este producto satisfactoriamente desarrollada?

 

Casi no cabe hablar de una normativa española. España está en la Unión Europea y todo deriva ya del Comité Europeo de Normalización (CEN); un organismo muy potente e influyente, con más de 70.000 expertos trabajando en la elaboración y actualización de normas. Existen convenios para que muchas de las normas europeas que se están sometiendo a información pública se sometan paralelamente en ISO y otros organismos internacionales de normalización.
El parquet reúne en España aproximadamente 20 normas, de las cuales la mayor parte son europeas. A nivel nacional nos queda el campo de la instalación. Aspecto que no se ha querido abordar a nivel europeo, al estar muy ligada a los hábitos constructivos, clima y costumbres de cada país. Todo lo demás está normalizado a nivel europeo: normas afines a los productos de parquet y otras tantas sobre ensayos fundamentales para caracterizar un producto de parquet (una referencia para hacerlo todo igual en todos los países). A lo que habría que sumar nuestras dos normas de instalación; una de las cuales, la de pavimentos de interior está actualmente en revisión y la otra sobre tarima exterior (UNE 56823) será revisada también próximamente.

 

Lo que sí es seguro es que tenemos un conjunto de normas de muy alta calidad. España no ha aportado gran cosa a esos textos; hemos sido más bien observadores externos. El instalador es la persona que se lleva todos los palos en las obras. Unas veces por su culpa, pero otras muchas por indefinición o desconocimiento de las cosas. Es vital disponer de una norma moderna y justa que fije las responsabilidades de cada uno y que las reparta de forma proporcional.

 

¿Cuáles son los aspectos normativos en torno a los cuales deberían de ponerse al día tanto fabricantes como instaladores?

 

La construcción es un sector muy activo, en el cual están entrando constantemente nuevos materiales y sistemas constructivos y de instalación. Las normas de instalación también son documentos vivos, que requieren revisiones y actualizaciones. Y eso es lo mejor que le puede pasar a una norma. Es señal de que se está utilizando, y la gente detecta aspectos a retocar.

 

Por ejemplo la colocación de un pavimento de madera sobre calefacción radiante, que ni mucho menos es algo que se haya descubierto ayer, en España ha empezado a popularizarse y va a ir a más, sin duda ninguna. Su puesta en obra es compleja, y ha habido que adaptar la norma.

 

Por su parte, la norma sobre colocación de tarima exterior, que se redactó hace seis años, también va necesitando un retoque.
Tanto fabricante como instalador han de estar al día en esta materia. Desgraciadamente, las normas en general son bastante desconocidas, y sólo nos acordamos de ellas «cuando truena». El asunto no es tanto tenerlas, como manejarlas. Es cierto que son caras, y la gente es reticente a gastarse 20 euros en un documento que a lo mejor tiene 10 páginas… En ocasiones, AENOR ha reunido en un CD varias normas con un precio asequible, en un formato ideal. A nadie le duelen prendas al invertir miles de euros en una máquina, pero no está dispuesto a gastar cien en un documento de trabajo inherente a su actividad profesional.

 

¿Se encuentra correctamente reglamentado el campo de los entarimados de exterior?

 

La tarima de exterior ha sido, nunca mejor dicho, una tabla de salvación para este sector en momentos muy difíciles. Incluso cuando la construcción estaba «disparatada», había tal nivel de competencia que lo único en que las empresas instaladoras se desenvolvían un poco era en este segmento.

 

Veo un futuro muy grande al entarimado exterior. Lo que ocurre es que se ha puesto tanto y tan mal en estos años atrás, que de nuevo hemos generado dudas en los operadores. Por otra parte, España posee una gran variedad de climas y la madera se comporta en cada uno de ellos de una forma diferente. Eso hace que este producto no obedezca a normas ni sistemas comunes. Muchas ideas que hemos importado no encajan del todo en nuestro país. Convendría ahondar en una investigación en torno a los sistemas de colocación más adecuados para cada situación.

 

La normativa vigente tal vez no sea la ideal. No obstante, es mejor tener esa norma a no tener nada. El vacío supondría la jungla, lo cual es mucho peor.

 

¿Se cuida suficientemente la parcela del control y mantenimiento de los pavimentos de madera instalados?

 

Se ha mejorado notablemente. Sobre todo en el contexto de la instalación, Respecto al mantenimiento, todavía hay mucho desconocimiento en el consumidor e incluso entre los propios profesionales del sector.

 

El parquet es una superficie que requiere un mantenimiento y unos cuidados mínimos si queremos perpetuar su belleza y sus prestaciones. Se trata de madera, y hay que cuidarlo igual que lo hacemos con los muebles. Y estoy hablando de limpieza y de ajustar unas condiciones ambientales adecuadas en la vivienda. La normativa vigente aconseja redactar unas instrucciones de uso y mantenimiento (y el Código Técnico de la Edificación obliga a ello).

 

El sector no ha sido suficientemente diligente en transmitir a los particulares el cuidado y mantenimiento que requiere un suelo de madera. Lo primero que hacen los nórdicos al acceder a sus casas es quitarse los zapatos. Entre eso, y pisar el parquet con los zapatos llenos de barro hay, con toda seguridad, un punto intermedio.

 

Globalmente, ¿considera a este sector suficientemente «profesional» para los tiempos que corren y los que vienen?

 

No tenemos factorías de gran tamaño, pero lo que se hace aquí se hace bien.
De cara al futuro, la calidad del producto se da «por supuesta». Pero ya no es suficiente acudir al mercado con este único argumento. Progresivamente van a primar los aspectos medioambientales y de sostenibilidad. Cada fabricante habrá de ocuparse de elaborar declaraciones ambientales de sus productos, certificaciones de origen de la materia prima, estudios de la huella de carbono y análisis del ciclo de vida de los pavimentos. Por aquí van a venir las próximas necesidades de normalización en el sector.

 

Me preocupa que en los países vecinos nos llevan como mínimo diez años de ventaja en este sentido, y en España el tema prácticamente acaba de aterrizar.
En el campo de la instalación también padecemos un problema no tanto de profesionalidad, como de dimensión. Debido a ello, no es posible abordar cuestiones capitales para el desarrollo de las empresas (medio ambiente, fiscales, financieras, marketing, control de calidad, seguimiento de las novedades en el mercado, etc.).

 

¿Corregirá esta laguna la formación profesional vigente?

 

No lo creo. Existe una desconexión enorme entre las escuelas de formación profesional y el sector de los pavimentos de madera. En Alemania por ejemplo disponen de una formación profesional muy avanzada para la colocación de parquet con diferentes grados o niveles de los colocadores. Sin llegar a ese nivel, esta actividad tiene suficiente enjundia como para tener una escuela de formación profesional exclusivamente para el mundo del parquet, con medios y con fuerza. El sector se merece su propia formación reglada.

 

Una lijadora de parquet es una máquina lo suficientemente compleja como para dedicarle unas semanas a conocerla, manejarla, optimizar sus prestaciones y realizar un correcto mantenimiento de la misma. A este ejemplo podemos sumar temas tan importantes como manejar lijadoras orbitales, orilleras, un buen conocimiento de las especies de madera, los productos auxiliares, los adhesivos, el acabado, entarimar, colocar parquet encolado, conocer y saber colocar los diferentes tipos de pavimento de madera… Todo ello con clases teóricas y prácticas.

 

¿Son los carnets profesionales una solución ante el intrusismo y para potenciar la calidad del trabajo?

 

No lo veo claro, si quien los tiene que dar es precisamente quien está implicado en la actividad. No se puede ser juez y parte. Dar un carnet profesional a una persona por el mero hecho de que lleva veinte años colocando parquet, o porque esté integrado en una determinada asociación, no es suficiente. Habría que regular y arbitrar algo más, imprimiendo un plus de seriedad al asunto.

 

En mi opinión, debería de conceder estos carnets alguien suficientemente entendido pero ajeno al sector, con criterios independientes. Si las asociaciones empiezan a darse carnets a sí mismas, no aportamos nada bueno al sector.

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