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Los recubrimientos para madera en exteriores

Para conseguir un recubrimiento de alta durabilidad necesitamos que el acabado superficial del soporte, en este caso la madera, sea lo más homogéneo posible y que tenga en cuenta las características de los recubrimientos de exteriores para madera.

 

No existe un sistema único de recubrimiento, ya que no existe un perfil, uso, diseño y especie de madera única, por lo que el sistema y productos a aplicar variarían en función de dichos preceptos.

 

Los primeros puntos a tener en cuenta son la estabilidad de la madera y su mecanizado, comprendiendo esta fase tanto el acabado superficial previo al recubrimiento, redondeo de los vértices, ángulos de desagüe así como la protección de las testas.

 

El recubrimiento debe ser homogéneo en toda la superficie de la pieza, incluyendo las partes no vistas. Para evitar zonas con diferencias de absorción de humedad y mediante normas constructivas se debe permitir una correcta ventilación de las zonas ocultas.

 

Existen 2 tipos básicos de recubrimientos para maderas: filmógenos y no filmógenos. Los primeros son los que otorgan unos periodos mayores de mantenimiento, pudiendo llegar a ciclos de 8 años, mientras que los no filmógenos requieren ciclos de mantenimiento inferiores a 2 años. Estos últimos en la actualidad han quedado relegados básicamente para la protección de los pavimentos, y en casos en que por razones estéticas se prescriban.

 

En el caso de los productos filmógenos se ha de determinar el espesor recomendado en función de lo expuesto anteriormente, y tener en cuenta diversos aspectos a la hora de escoger el sistema ideal: color, extractos, madera a tratar y opacidad del recubrimiento.

 

El color escogido ha de tener en cuenta las temperaturas que puede llegar a alcanzar la madera por su exposición a la luz solar, y contrastar dicho dato con los posibles extractos o movimientos que se puedan originar por dicha temperatura.

 

Los extractos propios de cada especie deben ser tenidos en cuenta a la hora de escoger un recubrimiento y elegir un sellador adecuado para cada especie de madera.

 

En función de la densidad e impregnabilidad de una madera podremos usar un solo producto para todo el proceso de recubrimiento o bien necesitaremos como mínimo 2, para asegurar la adherencia y correcta humectación de la madera.

 

Por último la durabilidad en los sistemas opacos siempre es mayor que en los translúcidos, debido a que protegemos completamente la madera frente a la fotodegradación, pero los sistemas translúcidos proporcionan un aspecto más natural al elemento una vez terminado.

 

Se ha de hacer especial hincapié en que los ciclos de mantenimiento conllevan únicamente una reposición del espesor de recubrimiento que se ha perdido durante el tiempo por su exposición a la climatología; si dejamos que un elemento llegue a un punto en que su sistema de recubrimiento prácticamente desaparezca, se deberá realizar un trabajo de restauración mucho más costoso.

 

Juan José Hoyo Aznar


Responsable Técnico de Procesos Industriales de Sikkens Joinery

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