Canadá cuenta con 310 millones de hectáreas de tierra cubierta de bosques, de las cuales 144 millones se consideran accesibles y con alta probabilidad de ser objeto de gestión forestal. De los 144 millones de hectáreas, se tala menos de un millón cada año. Esto representa el 9% del bosque.
La propiedad de los bosques en Canadá son: el 94% propiedad pública y el 6% propiedad privada, con unos 450.000 propietarios. Este modelo canadiense de propiedad contrasta con lo que ocurre en el resto del mundo, por ejemplo en los Estados Unidos (42% público – 58% privado) o en Alemania (54% público – 46 % privado).
“Los bosques nos regalan enormes beneficios ecológicos y contribuyen a la mejora de la calidad de vida. Son ricos en biodiversidad, en la fauna salvaje y con variados ecosistemas. A esto hay que añadir los valores económicos de los productos derivados de la madera y servicios, tales como recreación, ecoturismo y non-timber forest products”, indica Isidro García, delegado Comercial de la Embajada de Canadá en España.
Por eso, son los gobiernos provinciales los que tienen la responsabilidad de desarrollar y hacer cumplir las leyes y normas que obligan a las compañías canadienses a gestionar de manera sostenible sus propiedades forestales. “La mayoría de los bosques canadienses son de propiedad pública. Al talar hay que presentar un plan de tala y uno de reforestación”, aclara Isidro García.
Canadá dispone de alrededor del 90% de las áreas forestales que ya tenía antes de la llegada de los asentamientos europeos
Por ley, las empresas que talan bosques públicos deben regenerarlos con prontitud. Como resultado de ello, el Canadá dispone de alrededor del 90% de las áreas forestales que ya tenía antes de la llegada de los asentamientos europeos, y su tasa de deforestación es prácticamente nula (0.02%) “Tomando la media de unos diez años, 600 millones de plantones son incorporados cada año al bosque en Canadá. En British Columbia, 7.5 mil millones de plantones han sido plantados desde que comenzaron la reforestación en los años 1930”, apunta Isidro García.
En lo que respecta al mercado Español, gracias al tratado comercial entre Canadá y la Unión Europea, los aranceles para la madera son cero. Bien es cierto que los productores y aserraderos canadienses venden sus productos principalmente en el mercado estadounidense, debido a su proximidad y al acuerdo de libre comercio existente con Estados Unidos y México. “Es muy difícil convencerles para que vendan a otros países”, reconoce Isidro García.
Otros mercados potenciales que les interesa de forma creciente son China y Japón. En el país nipón venden madera desde hace mucho tiempo. No en vano, desde hace años se construyen los edificios en madera con tecnología canadiense, debido a la cantidad de terremotos que hay, lo que ha hecho que los daños en este sentido sean menores. En cuanto a China, Canadá centró allí su mirada, ya que es un mercado muy grande. “De hecho, el Gobierno de Canadá ha reducido notablemente los consulados y embajadas en EE.UU y Europa y los ha puesto en el mercado chino, donde abrió nuevas oficinas”, concluye.
Canadá ha patrocinado la última publicación de AEIM -Asociación Española del Comercio e Industria de la Madera-, presentada recientemente en Maderalia, y ha patrocinado sus actividades en Timber Experience, el espacio de AEIM en la feria.