Esta técnica ha permitido aumentar la capacidad portante de la estructura existente y dejarla vista, a la vez que cumple con los requisitos en situación de incendio.
La construcción original del Ayuntamiento de Berastegi tuvo lugar en el periodo comprendido entre el año 1699 y el año 1734. El esquema general de estructura está formado por muros perimetrales de sillería y pilares, vigas y solivería de madera de roble. En el año 2009 es declarado «Monumento» por el Gobierno Vasco.
La rehabilitación integral del edificio establecía como requisitos indispensables, entre otros, el cumplimiento del Código Técnico de la Edificación en cuanto a Cargas de Uso (500kg/m2 de pública concurrencia) y Resistencia al Fuego de la estructura R-90 (90 minutos).
Como resultado del diagnóstico y cálculo estructural del estado inicial, y bajo las nuevas cargas mayoradas, se observó que la estructura no cumplía en sí misma con los requisitos solicitados en proyecto tanto de capacidad portante en régimen normal de uso como en situación de incendio.
Como alternativa a otras propuestas de refuerzo Tecnalia de la mano de Goitu Eraikuntzak plantea a los promotores «ETORLUR Gipuzkoako Lurra» y «Ayuntamiento de Berastegi» y a la Dirección Facultativa «Soroa Arquitectos S.L.P» y «Estibaliz Igartua Estudios y proyectos S.L.P.» la posibilidad de realizar un refuerzo general mediante la ejecución de forjados colaborantes madera-hormigón.
La técnica de los forjados colaborantes madera-hormigón (o madera-madera) permite aumentar la capacidad portante de la estructura existente y adecuarla, en muchos casos, a la normativa actual. Esto posibilita la recuperación y puesta en valor de muchas estructuras antiguas de madera que en el mejor de los casos quedarían relegadas a una función ornamental o directamente serían eliminadas.
Esta técnica, muy extendida en otros países europeos, consiste en combinar la estructura de madera existente con una capa de compresión de hormigón unida mediante conectores metálicos a la madera. La sección resultante cuenta con unas prestaciones mecánicas muy superiores a las de partida. El comportamiento del forjado es similar a uno de hormigón armado donde los esfuerzos de tracción en vez de ser soportados por las armaduras metálicas son soportados por los elementos de madera.
La casuística favorable de la estructura (luces de 5 metros tanto de vigas como de forjados pero con escuadrías generosas) permitió dejar toda la madera del edificio vista, ya que el cálculo del forjado colaborante en situación de incendio sí cumplía con el requisito R-90 del proyecto.
En fases previas del proyecto se había realizado la previsión de una partida para proteger toda la estructura de madera (2.500 m2) frente al fuego mediante un sistema de falsos techos y acabados que aportasen la protección supuestamente necesaria. Esta solución ha permitido dejar a la vista toda la estructura de madera y eliminar la partida de protección frente a fuego.
Adicionalmente fue necesario el refuerzo de uniones viga-pilar como consecuencia del aumento de las cargas de proyecto. Estos refuerzos consistieron en diversos herrajes metálicos que se proyectaron ocultos siendo la madera la encargada de protegerlos del fuego.
Fuera de los refuerzos generales mencionados hubo que intervenir en dos de los tres pilares principales en planta baja, ya que tras la detección superficial de degradaciones por Xestobium rufovillosum (carcoma mediana) en zona del duramen (síntoma de que el elemento ha sufrido periodos prolongados de humedad elevada), se realizaron varias resistografías aflorando en los resultados la degradación interior de los pilares.
Para el refuerzo de estos pilares, y siguiendo con la filosofía de dejar la madera vista, se practicó in situ el saneamiento del interior de los pilares desde una de las caras. Tras la limpieza y cajeado se introdujeron sendos pilares metálicos en el interior de los de madera. Al igual que en las uniones viga-pilar en este caso vuelve a ser la madera la encargada de proteger los pilares metálicos de la acción del fuego.