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LANA no cesa en su modernización y desarrollo

De la mano de su partner tecnológico, MAESMA.

LANA se fundó en 1960. En sus primeros años fue una cooperativa creada por caseros de la zona de Oñati, en Guipúzcoa, para darle salida a los productos del caserío, como los lácteos, y también los productos del bosque, para lo cual se montó un aserradero. Aquí arranca la relación de la empresa con la madera, que llega hasta hoy.

Tablero tricapa de encofrado IRU-PU & STD.

Una cooperativa ya plenamente compuesta por socios trabajadores detiene la sierra en 1996 y emprende los primeros trabajos de segunda transformación de la madera. Principalmente, tableros para encofrar.

En el año 2000 se acometió una inversión para ampliar las instalaciones de la empresa en Oñati, y tener así más capacidad para producir el tablero tricapa, aprovechando el boom de la construcción en España.

SALTO INTERNACIONAL

LANA estaba enfocada al mercado nacional, con exportaciones puntuales a Portugal y Francia. Hasta que en 2004 se apostó por mirar decididamente al exterior, para lo cual se montó una planta de producción en Centroeuropa, concretamente en la República Checa.

Viga HABE-20.

La planta se puso en marcha en 2007. A pesar de la gran crisis, la fábrica estaba lista y se puso a funcionar, registrando un volumen creciente de trabajo.

Hoy LANA es el segundo fabricante europeo de tableros tricapa. A ello se suma otro producto fabricado en Chequia, la viga HABE-20.

MAESMA, PARTNER TECNOLOGICO

Con la ampliación en el año 2000 llegó a LANA una moldurera nueva y otras máquinas auxiliares, cuya puesta en marcha llevó a cabo MAESMA -Maquinaria Especial para la Madera, S.L.-.

Donde la intervención de la firma de Basauri cobró especial protagonismo fue en Chequia. “La confianza que tenemos en MAESMA nos animó a solicitar que ellos fuesen quienes instalaran y pusieran en marcha las máquinas del Grupo WEINIG”, rememora Kepa Bastida, gerente de la empresa guipuzcoana.

El hito más importante es reciente. En 2019 LANA adquirió dos nuevas líneas de producción de tablilla; con moldureras, escáner, optimizadora y prensa para finger-jointing. Sendas líneas gemelas, para Oñati y Chequia, gestionadas de nuevo a través de MAESMA.

MAESMA ha acompañado a LANA en su evolución tecnológica.

La relación que tenemos con MAESMA es muy buena. Su respuesta es siempre rápida, y aportan la flexibilidad que en ocasiones le falta al fabricante –afirma Kepa Bastida-. Pediría a MAESMA que no pierdan la esencia que les ha caracterizado durante sus primeros 25 años de actividad. Que sigan con esa cercanía, transmitiendo confianza a los clientes”.

UN PRODUCTO QUE EVOLUCIONA

El tablero para encofrar ha evolucionado y mucho. Inicialmente eran unas tablillas encoladas, prensadas y cortadas. Hoy se selecciona bien la tabla y se controla su humedad y la orientación de anillos, mediante un escáner de visión artificial. Incluso se mide la resistencia interna de la madera.

También ha evolucionado la tecnología de corte de esa tabla; un corte muy preciso hace que las medidas y el acabado del producto sean impecables.

A todo ello se suman propiedades añadidas al material: hidrófugas o ignífugas, de acuerdo con las exigencias del proyecto.

El tablero para encofrar nació en Centroeuropa, y en España se empezó a hacer más tarde. “Nuevas exigencias normativas nos empujaron a fabricar un tablero con mayores prestaciones de las conocidas en España –explica Kepa Bastida-. Tener una planta en Chequia nos ha ayudado a mejorar el producto que hacemos en Oñati”.

Con las mejoras tecnológicas incorporadas en ambas plantas, LANA ha logrado unificar las prestaciones y la calidad de todos sus tableros.

El tablero tricapa se vende y emplea en toda Europa. También en el norte de Africa y en algún país sudamericano. Más allá, el material que se emplea para encofrar es el contrachapado.

En cambio, la viga HABE-20 se utiliza a nivel mundial, y abre de par en par el mercado para LANA, aunque precisamente en España apenas se emplea en algún proyecto concreto de obra civil.

LANA no cesa en su modernización y desarrollo. Por ejemplo, potenciando el aprovechamiento energético en su propia factoría de Oñati. “Hemos evolucionado culturalmente, de ser una empresa eminentemente local, a fabricar en Centroeuropa y vender nuestros productos en numerosos países diferentes”, asegura su gerente, Kepa Bastida.