VARGAS cumple cien años, sin haber dejado de intentar diferenciarse y de ser punteros en el sector de la estuchería de madera un solo día. Tecnológicamente, rompió moldes en 2005 con su espectacular línea de producción WEINIG. Poco después adquirió un medidor de humedad de la madera en continuo, de la marca BROOKHUIS.
De nuevo en 2015, al ser la primera estuchería en incorporar un escáner LuxScan para optimizar y clasificar la madera por calidades. “El salto de calidad que nos proporcionó el escáner fue espectacular -rememora Esteban Vargas, responsable de fabricación de la prestigiosa empresa riojana-. Nos abrió la puerta a servir un gran volumen de cajas de altísima gama, a los clientes más exigentes, pero a la vez atendiendo a los de nivel medio y medio-alto, porque podemos programar el escáner para sanear la madera hasta donde nosotros queramos, lo que negociemos con el cliente. Con una calidad media de la madera altísima”.
En efecto, distingue al estuche de VARGAS una calidad extraordinaria que se puede apreciar ya desde la selección y preparación de la madera, en los procesos de corte y ensamblado y, por supuesto, en su acabado. De hecho, la firma riojana ya tenía la ISO 9000 en el año 2000. Mucho antes, desde 1994, rechazaba los tratamientos clorados de la madera para que ésta no llegase a las bodegas. Pioneros en el consumo de madera certificada en gestión forestal sostenible y en la ISO 14000, en la aplicación de barnices al agua, en la eliminación de los agujeros en las tablas de los estuches, en el marcado a fuego impecable.… “Nuestros clientes han tenido todo esto mucho antes de que se lo exigiera en el mercado –remarca Antonio Vargas-. Porque nosotros ya habíamos detectado en las ferias, cursos, congresos y en nuestro día a día con los proveedores que estos cambios iban a llegar”.
SIEMPRE CON MADERA
VARGAS cumple cien años. Es una cifra importante. Mucho antes la familia Vargas ya estaba ligada a la madera. Los actuales propietarios se criaron jugando en una serrería; de hecho en su eslogan del centenario remarcan que llevan “serrín en las venas”.
“Toda la vida entre la madera -rememoran-. Cuando lo has mamado, se lleva muy dentro, y es diferente a como otros hablan ahora de este material. Aprendimos muchísimas cosas cuando éramos unos niños; algo que hoy se trata de explicar en cursos y jornadas técnicas…”.
No sólo han trabajado con chopo o pino. Por la fábrica ha pasado roble, iroko, sapeli … Incluso en tronco. Porque vivían con la serrería debajo de la casa. Todas estas vivencias están hoy en todos y cada uno de sus estuches, y han servido para esquivar problemas y situaciones que plantea un material tan exigente como es la madera.
Actualmente VARGAS aprovecha y reutiliza todos los subproductos que genera su actividad. “No tiramos nada, ni siquiera el serrín. De hecho, nuestro negocio pasa necesariamente por optimizar al máximo la madera”.
EL FOCO EN LA CALIDAD
Aunque registra el mayor volumen de producción anual en el sector, VARGAS es hoy una industria que trabaja con la mirada puesta siempre en la calidad, más que en la cantidad, porque el estuche es ante todo un producto que debe reflejar lo que contiene en su interior. “El problema de fijarnos siempre en la calidad, es que nunca estás satisfecho completamente, las cajas siempre se pueden hacer mejor -afirma Antonio Vargas, gerente de la prestigiosa empresa riojana-. Hemos procurado hacer las cosas siempre bien, realizando un trabajo artesano con la más moderna tecnología a nuestro alcance, y por eso llevamos a cabo una inversión continua, para intentar hacer nuestro producto cada vez mejor”.
El negocio de VARGAS nació en la caja de madera para seis o doce botellas, y tapa clavada. Puntualmente se daba a algún cliente coló marrón en el estuche… “Estamos convencidos que nuestras cajas son las mejores del mercado, pero cuando ahora vemos una caja nuestra de hace 10 ó 15 años, nos parecen un desastre”, ríen.
La firma riojana trabaja desde hace muchos años con proveedores fieles, muy competentes, y también con numerosos clientes en exclusiva, “porque lo hacemos bien, porque cumplimos lo que acordamos con ellos … y es que cumplir lo acordado y ofrecer un buen servicio es tan importante o más que el producto”, remarca Antonio Vargas.
Abiertos a ideas nuevas, colaboran con diseñadores, que vienen a Haro y les explican cómo quieren la caja para su cliente. “El diseñador es alguien que ve el mundo distinto -observa Estaban Vargas-. Sus ideas son retos técnicos para nosotros, nos estimula ver hasta dónde somos capaces de llegar”.