Autora: Martina Valentini – Vídeo: Matteo Berlenga
«Los bosques bien gestionados son una parte importante de la economía local», afirma Alberto Dotta, director del Consorcio Forestal. En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático y las catástrofes naturales cada vez más frecuentes, la gestión adecuada de los bosques ya no es solo un concepto.
El Consorcio, fundado en 1953, gestiona los terrenos forestales de 14 municipios del Alto Valle de Susa, que abarca más de 18 mil hectáreas. La gestión sostenible implica la planificación y protección de los bosques, desde la gestión forestal hasta el mantenimiento de los senderos. Uno de los retos más acuciantes que han surgido en los últimos años es la prevención de catástrofes naturales. El Consorcio trabaja para reducir los riesgos asociados a las inundaciones, los corrimientos de tierra, las avalanchas y los incendios. En un valle de paisajes naturales y asentamientos humanos, la salud de los bosques de abetos, pinos y alerces está estrechamente relacionada con la calidad de vida de las comunidades locales.
«Con una buena gestión de los bosques, sus funciones -desde la producción de madera hasta la conservación de la biodiversidad- siguen siendo sostenibles en el tiempo», explica Dotta. «Ahora estamos trabajando con la Universidad de Turín en un emplazamiento piloto para determinar las mejores medidas de prevención de incendios». Una de las soluciones más interesantes es reducir el tamaño de la biomasa. «Reduciendo la biomasa en un 30-40%, podemos cambiar las características del fuego y así dominar las llamas a lo largo de las carreteras, que se convertirán en verdaderos cortafuegos», continúa. El principio de prevención de incendios sigue siendo decisivo, en beneficio de los bosques y de la población local.
A principios de la década de 2000, el Consorcio se transformó en una empresa para optimizar el uso de la madera para el arreglo de instalaciones y la construcción de puentes e infraestructuras.
«Durante ese tiempo, invertimos en equipos de transformación de madera, empezando por el aserradero de cinta Wood-Mizer LT20», explica Dotta. «Este equipo sigue funcionando, convirtiendo los troncos en piezas de madera y facilitándonos el mantenimiento de puentes, pasarelas y vallas».
La principal característica de la tecnología de los aserraderos Wood-Mizer, según el director del Consorcio, es la flexibilidad. El aserradero LT20 está diseñado para cortar troncos de hasta 80 centímetros de diámetro y de casi ocho metros y medio de longitud, y está equipado con un Setworks electrónico para ajustar el espesor de las tablas según sea necesario. «Las ventajas de este aserradero son numerosas», añade Dotta. «Este aserradero pequeño, práctico y maniobrable funciona bien tanto en obras móviles como de forma estática en nuestra planta principal de procesamiento de madera. En resumen, Wood-Mizer ha demostrado su versatilidad y fiabilidad a lo largo de los años».
En esencia, utilizar la materia prima de la madera de forma eficiente significa crear más oportunidades para el sector y sus trabajadores. «Compramos madera a precios que oscilan entre los 25 y los 30 euros, que, tras su procesamiento, pueden ascender a 600 euros por metro cúbico», explica Dotta. Actualmente, el Consorcio emplea a más de veinte personas. A principios de los años 90, tan solo eran cuatro.
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