La localidad de Elche de la Sierra (Albacete) volvió a vestir sus calles de color, magia e ilusión gracias a sus alfombras echas con serrín. Una festividad que se realiza con motivo del Corpus Christi y que fue declarada de Interés Turístico Nacional y Bien de Interés Cultural. Ahora, lo que buscan, y lo harán de cara a 2024, es el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial. Esto último bajo la denominación: «El arte de crear alfombras de flores y otros elementos naturales», integrada por varias asociaciones de diversos países relacionadas con el Arte Efímero.
Obtener la inscripción en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO contribuirá a garantizar la visibilidad y la conciencia de la importancia del patrimonio cultural inmaterial y fomentar el diálogo, reflejando así la diversidad cultural en todo el mundo y dando testimonio de la creatividad humana.
Durante todo el fin de semana, el serrín ha sido el protagonista en Elche de la Sierra. Ya el viernes, los más pequeños participaron en el concurso infantil de alfombras. Una actividad que nació en 2017 para dar continuidad a esta maravillosa tradición entre los más pequeños.
Todos los comercios de la localidad albaceteño lucen en sus escaparates el serrín tintado con el que elaboran las alfombras, además de los moldes con los dibujos en tableros de contrachapado.
Desde el sábado por la tarde-noche, más de 600 alfombristas empiezan a elaborar estas alfombras de serrín, un total de 25 alfombras y tres plazas. De cada uno de estos tramos se encarga una peña. Este año también se ha contado la colaboración de unos alfombristas canarios que la elaboraron con pétalos de flores y semillas.
“Con las alfombras terminadas, los visitantes votan la que más les ha gustado, eso vale para el próximo año, ya que según hayan quedado las peñas eligen que tramo hacer al próximo año”, cuentan desde la Asociación de las Alfombras de Elche de la Sierra.
Ese ranking responde a que antaño no todas las calles del pueblo estaban asfaltadas o adoquinadas, por lo que había unas que presentaban más problemas que otras a la hora de hacer las alfombras. “Ahora ya no pasa eso, pero sí que hay calles principales en las que las alfombras se lucen más que en otras, o son más grandes, están en llano, hace menos viento… y es más fácil trabajarlas”, añaden.
En la elaboración de las alfombras se utilizan cada año unos 5.000 kilos de serrín. Antaño se utilizaba el que se iba guardando en las serrerías y las carpinterías del municipio. Ahora solo queda en activo una serrería, por lo que parte del serrín es de ahí y el resto se compra fuera de Elche de la Sierra.
“Trabajamos con serrín y con viruta, las alfombras no tienen ningún otro elemento, aunque hay en sitios que también utilizan cáscaras de huevo, posos de café o flores”, apuntan desde la Asociación. “El serrín también tiene que ser de pino, no utilizamos de otro tipo de madera”, matizan.
LOS ORÍGENES
Fue hace más de 50 años, en 1964, cuando en la madrugada del 18 de mayo, 10 mozos de Elche de la Sierra, salieron a escondidas de sus casas y realizaron una alfombra de viruta de colores a lo largo del recorrido de la procesión del Corpus, sorprendiendo a todos los vecinos.
La idea surgió de Francisco Carcelén, que en uno de sus viajes a Cataluña contempló las alfombras de flores que allí se realizaban en un barrio de Tarrasa. Al llegar a Elche de la Sierra pensó que se podía hacer lo mismo pero aprovechando los excedentes de viruta que existían, ya que la localidad siempre ha estado muy relacionada al sector de la madera y muchos oficios estaban relacionados con ello.
“Él tenía una tienda de ropa, por lo que pensó que con esos tintes de la ropa podía teñir perfectamente el serrín”, explican en el Museo de Alfombras de Serrín de Elche de la Sierra. Desde aquella noche, los vecinos del pueblo comenzaron a vivir de otra forma el Corpus, convirtiéndolo en una tradición que se mantiene con gran arraigo hasta nuestros días.
Otra fecha clave fue 1969, cuando se dejó participar en este arte a las mujeres, en los años anteriores solo la hacían los hombres. Fueron las mujeres las que introdujeron los moldes para hacer los dibujos.
En la actualidad, en la Asociación hay más de 600 alfombristas. “Es increíble como con un material tan humilde como el serrín se realizan verdaderas obras de arte”, destacan. Y es que en cada una de las alfombras trabajan el domingo de madrugada entre 20 y 25 personas, que están durante la noche para que a las 09,00 de la mañana pueda estar la obra terminada y que los vecinos y visitantes la puedan contemplar. Este año, la localidad congregó a más de 12.000 visitantes.