Un estudio internacional en el que participan varios miembros de la ATIBT -Asociación Técnica Internacional de la Madera Tropical- revela la composición de los bosques centroafricanos y su vulnerabilidad al cambio global. A partir de un excepcional conjunto de datos recogidos por los silvicultores y puestos a disposición de los científicos -más de 6 millones de árboles procedentes de 180.000 parcelas en cinco países-, los investigadores han elaborado los primeros mapas continuos de la composición florística y funcional de estos bosques, lo que les ha permitido identificar los macizos más vulnerables. Estos resultados se publicaron en la revista Nature el 21 de abril de 2021.
África central alberga el segundo macizo continuo de bosque tropical más grande del mundo, pero a medida que la población humana crece y la Tierra se calienta, estos bosques están cada vez más amenazados. Para protegerlos y gestionarlos de forma sostenible, es necesario conocer su composición actual.
Maxime Réjou-Méchain (IRD) y sus colegas, entre los que se encuentran varios miembros del consejo científico o de las comisiones de la ATIBT*, han identificado diez tipos principales de bosques. La modelización de su evolución, teniendo en cuenta los escenarios climáticos del IPCC y la evolución de las presiones antropogénicas, sugiere que las zonas forestales periféricas del norte y del sur, los bosques atlánticos y la mayoría de los bosques de la República Democrática del Congo son muy vulnerables a los cambios previstos para 2085.
Los autores sugieren que estos datos pueden utilizarse para definir estrategias que permitan preservar todo el potencial evolutivo y funcional de los bosques. Las áreas protegidas, por ejemplo, cubren casi el 15% de la superficie forestal de África Central, pero no están distribuidas uniformemente en los 10 tipos de bosques identificados.
Lo mismo ocurre con los sistemas de seguimiento de la dinámica forestal. Estos deberían ampliarse para mejorar su representatividad. Las concesiones forestales también pueden contribuir a mantener la cubierta forestal y las funciones del ecosistema; si se gestionan bien, pueden ser una forma de extensión de las áreas protegidas. Las mayores incertidumbres se refieren a los bosques de la República Democrática del Congo, donde quedan importantes superficies sin asignar a ninguna categoría de uso de la tierra y que deberían merecer una atención especial debido a su alta vulnerabilidad.
Los datos utilizados para estos modelos se adquirieron gracias a asociaciones público-privadas en las que participaron centros de investigación, empresas consultoras y compañías forestales del Norte y del Sur. Muchos de ellos son socios de la red Dynafac, en la que participa activamente la ATIBT.
Estos trabajos demuestran que el trabajo de gestión forestal realizado por las empresas concesionarias y los Estados propietarios de los bosques es una contribución importante para un mejor conocimiento y una mejor gestión de los bosques.
* Nicolas Bayol, Jean-Louis Doucet, Alfred Ngomanda, Bonaventure Sonké, Olga Yongo, Sylvie Gourlet-Fleury, Jean-Joël Loumeto
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Fotografía: @Edouard Coenraets