El sector forestal de España, incluidos propietarios privados y municipios forestales, reunido en la COP 25 de Madrid, refuerza su compromiso en la lucha contra el cambio climático y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), tanto a escala doméstica, como europea o internacional. Para ello se consideran claves los recursos forestales, que deben ponerse al servicio de la sociedad y de las generaciones venideras, consiguiéndolo a través de una gestión sostenible, a cuya plena activación se comprometen:
- Preservando, mejorando, ampliando y capitalizando los bosques; allí donde sea conveniente aumentaremos su secuestro de carbono, tal y como venimos haciendo desde que se instauró a finales del Siglo XIX, la gestión forestal sostenible de base científica y profesionalizada. En los últimos 40 años, nuestros bosques han duplicado sus stocks de carbono/biomasa, mientras que han aumentado en 50% su extensión compensando en un 20% el total de emisiones de CO2 de España. Debemos recordar que los bosques son los únicos sumideros gestionables, es decir, capaces de compensar emisiones de otros sectores.
- Generando sumideros temporales adicionales, con el uso de la madera, corcho o bambú en la construcción. Estos materiales son clave para la bioconstrucción, por su naturaleza renovable, carbono-neutral, aislamiento, reciclabilidad y sismo-resistencia.
- Impulsando el uso de los productos forestales – junto a otros de origen vegetal, procedentes de la agricultura y el mar, en el marco de la Bioeconomía circular– que resulta clave, para avanzar en la sustitución de materiales y fuentes de energías altamente emisores de CO2 en la construcción, textil, embalaje, mobiliario o instrumentos en comparación con sus alternativas basadas en fibras vegetales, cuyo proceso productivo básico está sustentado sobre la energía del sol y la clorofila.
Ninguna de las alternativas, en la lucha contra el cambio climático es tan eficiente como los recursos forestales, tanto en mitigación, como en sustitución y además, comporta toda una larga serie de co-beneficios sociales y ambientales adicionales, sin compensación significativa:
- La gestión activa de los bosques fija población rural y resulta clave en la lucha contra la despoblación rural, que a su vez aporta usos necesarios para una gestión sostenible, como por ejemplo la ganadería extensiva.
- La cadena de valor vinculada a los recursos forestales está caracterizada por un fuerte arraigo en el territorio, dispersión y estructura de PYMES claves en la lucha por un territorio interior y de montaña viables.
- La gestión activa de los bosques constituye un mecanismo de adaptación al cambio climático de primer orden al reforzar la resiliencia frente a plagas, enfermedades, incendios, vendavales y nevadas a la vez que refuerza la capacidad de regeneración por mayor producción de semillas viables.
- Los caudales disponibles se ven mejorados en caso de gestión forestal que evite el estancamiento e hiperdensificación de los bosques.
- Los bosques constituyen la mejor garantía de protección del suelo, de las infraestructuras, especialmente de los embalses, y regulación de las avenidas.
- La biodiversidad, la ganadería extensiva y la población cinegética aumenta en el caso de gestión forestal activa, en comparación con masas densas abandonadas.
Toda esta crucial contribución de los bosques, solo se conseguirá si somos capaces de:
- Gestionar los bosques activamente.
- Empoderar a los titulares de los montes, formados por 2 millones de propietarios familias y varios miles de comunidades locales, para que devengan los protagonistas de su futuro.
- Construir un marco social y político favorable, reconocedor y alentador de la gestión forestal, superando visiones estáticas y limitadoras de nulo recorrido.
- Retornar una fracción de los servicios que aportan los bosques a la sociedad, para asegurar su perpetuación mediante la gestión forestal sostenible mediante una reforma inteligente de la PAC, recursos presupuestarios conmensurables y uso inteligente de la anunciada fiscalidad verde.
Por todo ello CONVOCA, en el marco de la COP 25 de Madrid, a reconocer el rol clave de los bosques y su gestión sostenible, como recurso estratégico en la resolución de los principales retos presentes de la Humanidad, y especialmente el cambio climático, y actuar en plena consecuencia.