El sector de la Bioeconomía Forestal generó en 2019 en España 1,44 millones de empleos y aportó un valor añadido de 69.000 millones de euros al conjunto de la economía española, según los datos del Joint Research Center (JRC) de 2019, Centro Común de Investigación de la Unión Europea. Este estudio, además, señala que entre 2015 y 2019 el citado valor añadido de la Bioeconomía se ha incrementado el 15,91% en el conjunto del país. Y continuará haciéndolo, ya que la tendencia indica que esta subida se seguirá produciendo en los próximos años ante las nuevas oportunidades que pueden surgir en el sector.
Estas cifras muestran, tal y como se ha señalado desde UFIL (Urban Forest Innovation Lab de Cuenca), la importancia de este sector en la actualidad y cómo la correcta gestión y el aprovechamiento de los bosques pueden significar una oportunidad para atraer empleo y capital humano a entornos afectados por la despoblación. En este apartado, hay que indicar que todavía queda mucho por hacer en España puesto que nuestro país es el tercer país en superficie forestal de Europa, pero ocupa el octavo puesto en aprovechamiento de la madera para energía.
En este sentido, la celebración del Día Internacional de los Bosques, bajo el lema «Bosques: consumo y producción sostenibles», viene a corroborar la necesidad de que el conjunto de la sociedad se percate de las infinitas posibilidades que ofrece la Bioeconomía en el momento actual.
SIETE RAZONES POR LAS QUE HAY QUE PROTEGER LOS BOSQUES
Nadie discute el papel de sumidero de carbono, regulador del clima o de los ciclos del agua que los bosques y las masas arbóreas suponen para el conjunto del planeta. Sin embargo, los bosques nos ofrecen mucho más.
- Generador de empleo: La Unión Europea estima que la bioeconomía forestal liderará la creación de nuevos puestos de trabajo relacionados directamente con los bosques en las próximas décadas gracias a la tecnificación y digitalización de su gestión y el aprovechamiento de sus recursos. Los datos del Joint Research Center (JRC) de 2019, Centro Común de Investigación de la Unión Europea, desvelan que en 2019 más de 17 millones de personas en el conjunto de la UE trabajaban en el sector de la Bioeconomía generando un valor añadido de más de 657.000 millones de euros. Este estudio, además, señala que el aprovechamiento sostenible de los bosques impacta de forma positiva en otros sectores y propicia que la agricultura, el sector alimentario y el sector químico sean los más rentables, seguidos de la industria papelera y el sector maderero. En España, por ejemplo, la facturación del conjunto de subsectores que forman el sector forestal se estima en cerca de 20.000 millones de euros al año. Genera 130.000 empleos en la industria de la primera y segunda transformación y otros 80.000 más en los montes.
- Fuente de producción de energía no fósil: el aumento del precio de la energía se ha convertido en los últimos meses en la gran preocupación de los sectores productivos de todo el mundo y, por añadido, de los propios consumidores en sus hogares. El bosque, mientras tanto, puede convertirse en un aliado estratégico para cambiar el modo en el que se debe generar energía. Actualmente, es posible aprovechar los residuos de madera y abrirnos una nueva puerta a biocombustibles líquidos tanto para el hogar como para medios de transporte (automóviles y aviones).
- Proporcionan materia prima para productos industriales y de consumo: los bosques nos facilitan una amplia y variada gama de productos, que van desde la madera de construcción y de combustión hasta alimentos (bayas, setas, piñones etc.), forraje y otros productos forestales no madereros. La gestión forestal sostenible garantiza este suministro, pero, además, posibilita que este suministro sea duradero en el tiempo y las generaciones futuras puedan continuar disfrutando con este legado.
- Alimentos sanos para el consumo: alimentar a la población mundial sigue siendo un reto en el siglo XXI. Un adecuado uso de los bosques facilitaría el acceso a alimentos a los más de 900 millones de personas que, según la FAO, cuentan con dificultades para comer a diario. Por otra parte, la potenciación de estos alimentos sanos y de calidad favorecen a sectores como la ganadería extensiva, los frutos forestales y la producción micológica los cuales, por otra parte, son una fuente de empleo que no conviene desdeñar.
- Ocio y turismo rural: la visita a espacios naturales y, por tanto, el turismo rural, ha sido, según indica el estudio sectorial de Turismo de Caixabank Research, el que menos ha padecido la crisis ocasionada por la COVID-19. De 2019 a 2020, y según este mismo informe, el gasto en turismo rural creció en España el 40%. 15 provincias españolas registraron en 2020 más del 40% del gasto turístico en municipios rurales.
- Innovación en Bioeconomía: la generación de nuevos materiales y subproductos, como sustancias bioquímicas, biocombustibles avanzados y fibras textiles, de gran valor añadido pueden ampliar el impacto directo de los bosques en la economía de nuestro país.
- Contribución a la economía circular: la gestión forestal se plantea el reto de su integración en un nuevo modelo de Economía Circular. En él, los bosques forman parte de manera conceptual y, también, a través aspectos concretos como la construcción que utiliza madera y corcho en lugar de otros elementos menos circularizables.
Por eso, desde UFIL se incide sobre la idea de que los bosques son un activo que requiere de un modelo de gestión adaptado según las necesidades de cada territorio. Actualmente, la superficie forestal total de España (en la que se incluyen todas las posibilidades del sector, maderas, miel, ganadería…), según el último Anuario de Estadísticas Forestales de 2019, es de un 55,3% del conjunto de la superficie del país, alcanzado un total cercano a los 28 millones de hectáreas.
De ese total de superficie se puede resaltar que entre 2009 y 2020 la superficie de bosque en España ha crecido un 2,7%, representando un 36% del territorio y 18,7 millones de hectáreas.
En nuestro país la conciencia de cuidado y gestión de los bosques arranca a comienzos del siglo XX ya que, hasta entonces, no existía esa preocupación. Hoy en día, la Bioeconomía ha permitido dotar a los bosques de una entidad propia y con una idea que resulta clave: la utilización sostenible y racional de los bosques no implica su deforestación.
LOS BOSQUES NO SE MANTIENEN SOLOS
La preservación y mantenimiento de las masas forestales depende, en gran medida, del uso que hagamos de ellos y de la rentabilidad económica para sus propietarios forestales y las comunidades locales que se benefician de ellos.
Así, desde UFIL se remarca que la conservación, la gestión forestal y el aprovechamiento de los recursos forestales para generar riqueza local se dan la mano y funcionan de forma conectada e integrada. Este es, además, uno de los pilares del propio programa de trabajo de UFIL puesto que los proyectos generados en las promociones que se han celebrado persiguen, precisamente, la conjunción y armonía entre la gestión sostenible de los bosques y el aprovechamiento económico de los mismos.
Los bosques se conservan, se cuidan y protegen porque son fuente de biodiversidad y de vida, pero también porque representan un importante activo económico para las comunidades locales y la sociedad en general. Se conservan porque forman parte de nuestro ecosistema económico y generan valor y oportunidades para desarrollar economías rurales prósperas, tejido industrial y evitan el vaciado rural, una de las principales razones por las que los bosques pierden progresivamente su capacidad económica y de conservación.
Esta protección y gestión de los bosques, además, es clave para atajar el problema de los incendios. Si no se gestiona de manera correcta y se ordena de manera adecuada un bosque, la posibilidad de que se produzcan incendios aumenta de forma considerable.
OPORTUNIDADES Y MIEDOS
El bosque es, sin duda, una fuente inagotable de oportunidades de empleo en territorios despoblados a través de actividades como la construcción, el diseño de muebles, la producción de alimentos, la generación de energía sostenible, la industria agroalimentaria, el turismo… El desarrollo rural pasa, inevitablemente, por esta conservación de los bosques siempre desde una perspectiva de recuperación de los entornos que permitirán crear un tejido empresarial que aumente las oportunidades laborales y evite el tradicional éxodo de los pueblos a las grandes ciudades. Cabe reseñar en este apartado que iniciativas como la de UFIL en Cuenca ya han posibilitado que numerosos emprendedores hayan visto una oportunidad de crecimiento profesional y personal alrededor de los bosques y hayan iniciado un camino de la ciudad al campo donde disfrutan con un trabajo acorde con sus capacidades y con una calidad de vida sobresaliente.
La gestión y uso de los bosques de manera sostenible no implica pérdidas de biodiversidad o un aumento de la deforestación. En todo caso, es justo lo contrario ya que el cuidado y la correcta utilización de los recursos de los bosques nos permiten que, en el caso de España, la superficie forestal continúe creciendo año tras año.