El cálido otoño que vivimos y las temperaturas primaverales del pasado mes de febrero han hecho que la procesionaria del pino haya aparecido antes de tiempo, con los problemas que ello conlleva. “La presencia de procesionaria ha vuelto a adelantarse un año más debido al aumento de las temperaturas antes de lo que venía siendo habitual”, explica la directora general de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), Milagros Fernández de Lezeta.
En España son muchos los pinares que se ven afectados por esta oruga, cuyo ciclo culmina en primavera, cuando salen del nido de los pinos, descienden y caminan por el suelo para enterrarse, antes de convertirse en mariposa. Un ciclo biológico que se adelanta por las temperaturas y que ha puesto en alerta a muchas de las provincias y ayuntamientos de nuestro país, que ya luchan para evitar la plaga, tanto en sus montes como en sus parques y jardines, ya que no hay que olvidar que los “pelillos” que sueltan son muy peligrosos para los perros, e incluso también para los niños.
En cuanto a los daños en los pinos en que se encuentra, la procesionaria provoca una fuerte defoliación, algo que es árboles jóvenes o débiles puede causarles la muerte. En los pinos grandes es muy difícil que les provoquen la muerte, pero si les afectan en su crecimiento normal.
Según el último inventario de daños forestales de España de 2019, la procesionaria supone ya el 27% de los daños que sufren los árboles, solo por detrás de la sequía, con el 49%. Para este año se espera que en Galicia o Extremadura la plaga sea similar a la del año pasado, pero en Murcia se espera un aumento significativo. Cabe destacar que en un principio la procesionaria era propia del clima mediterráneo, pero cada vez se encuentra más en el norte de España y en altitudes más altas.
TRATAMIENTOS
Así las cosas, desde el Ayuntamiento de San Sebastián ya han puesto en marcha la campaña anual contra la procesionaria. Por ello, en muchos de los pinos de sus parques ya han puesto bolsas para atrapar a estas orugas. Las bolsas se colocan en zonas en las que hay mucho tránsito de personas para minimizar al máximo los efectos de esta plaga. Como novedad, este año han puesto cajas nido para que puedan ser habitadas por aves que se alimenten de estas orugas.
Por su parte, el Ayuntamiento de Málaga coloca trampas de feromona sexual de la hembra de la procesionaria, lo que permite atraer a los machos, que quedan atrapados en dichas trampas. Así evitan que se produzca la fecundación. Son unas medidas que se llevan a cabo, para que sean efectivas, desde principios de julio a noviembre.
Estos dos casos son solo un ejemplo de lo que ocurre en el resto de España. Otras técnicas utilizadas para su control son la eliminación de las bolsas y quemarlas, cañones pulverizadores o los tratamientos aéreos, que aún siguen utilizándose en Murcia o Cataluña, aunque con muchas restricciones, ya que son muy controlados por la Unión Europea.