Desde el 25 de marzo y hasta el pasado mes de agosto las calles de Toledo acogieron la exposición «Los diálogos de la curva», del escultor Jorge Palacios.
Las esculturas, realizadas en madera de teca, se instalaron al aire libre de forma paulatina en distintos enclaves de la Ciudad Imperial como la Puerta de Bisagra, la Puerta del Sol, el Museo de Santa Cruz y dentro del Palacio de Fuensalida.
«Los diálogos de la curva tomó como vehículo transmisor a la ciudad de Toledo para establecer esta comunicación no verbal entre el arte contemporáneo y una ciudad Patrimonio de la Humanidad, creando una interacción libre -indica María Ángeles García, ex Consejera de Educación, Ciencia y Cultura en la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha-.»
«La de Jorge Palacios es una escultura de gesto elocuente -apunta Anatxu Zabalbeascoa, periodista e historiadora especializada en arquitectura que trabaja como crítica para el diario El País-. En singular: un único gesto por pieza. Y es el resultado de un esfuerzo físico. De una resta extrema que le lleva a romper máquinas hasta quedarse con lo irreductible, lo significante, lo que si no está deja de ser.»