Al entrar en la recepción del edificio de un antiguo almacén situado en North Kensington, en el oeste de Londres, lo más impactante con lo que uno se encuentra es una gran estructura de madera con una dimensión «escultórica». Fabricada con paneles de madera teñida, no solo es decorativa, sino también funcional. El estudio de arquitectura Stiff + Trevillion la diseñó para ocultar una escalera carente de atractivo que por motivos presupuestarios el diseñador no podía reemplazar. Además, en un espacio dominado por las superficies duras, también desempeña un papel acústico importante. La estructura además alberga el mostrador de recepción de las oficinas, proporcionando al equipo de recepción un lugar de trabajo que muchos envidiarían.
Los arquitectos no se encargaron de convertir el edificio en oficinas. Esto ya se había hecho antes y allí se ubicó la sede central de Chrysalis Records, un destacado sello discográfico que en los años 80 jugó un papel decisivo en el auge del movimiento de los Nuevos Románticos, publicando álbumes de Spandau Ballet y Ultravox entre otras bandas. Posteriormente el edificio cambió de manos en varias ocasiones.
El cliente quería aprovechar el edificio al máximo. Trasladó a Chrysalis a las plantas superiores y Stiff + Trevillion diseñaron una nueva área de recepción techando un patio existente. Esta actuación proporcionó al edificio una entrada imponente y un área que podía utilizarse para reuniones informales. Los arquitectos, que tenían en mente una estética industrial austera con una entrada acristalada, han dejado al descubierto la parte inferior de la cubierta de metal del techo, instalando acristalamientos alrededor del perímetro en la unión con los edificios existentes con el fin permitir la entrada de la luz natural. El suelo es de hormigón pulido.
Esta impresión de «lujo industrial» se veía sin embargo disminuida debido a la presencia de lo que Andrew Trevillion, el director de Stiff + Trevillion, describió como una «torpe y desgarbada» escalera de caracol de los años 80 situada en mitad del espacio. Dado que el presupuesto no permitía reemplazarla, los arquitectos, en lugar de intentar hacer que destacara lo menos posible camuflándola contra el trasfondo, decidieron «disfrazarla» para transformarla y convertirla en un elemento central.
Lo que hace tan interesante al recinto de madera es el hecho de que tiene una forma que nunca se habría generado de manera natural, sino que surge de la adaptación a los giros y vueltas de la escalera. Está formada por cuatro niveles horizontales, cada uno de ellos fijado en ángulo al de debajo, utilizándose las superficies horizontales que se generan entre los niveles para albergar la iluminación ascendente y descendente. En el nivel inferior y situado a la altura apropiada, se encuentra el mostrador de recepción aprovechando la superficie del elemento horizontal.
Puesto que la dimensión «escultórica» era tan prevalente, los arquitectos optaron por una simplicidad esencial para contrarrestar la complejidad de la forma, evitando todo tipo de elementos superfluos. La carcasa, fabricada en madera de coníferas, se recubrió con tablones de madera pintada a los que se fijaron listones de tulipwood estadounidense, cada uno de ellos de 20 por 30 cm. Los bordes de los listones se cortaron en ángulo, con tres o cuatro variaciones que generan el efecto dinámico e irregular, casi ondulante, que resulta tan atractivo.
«En un primer momento simplemente especifiqué que quería una madera de frondosas», explicó Trevillion. Sin embargo, cuando consideró las opciones disponibles descubrió que el tulipwood era perfecto para lo que tenía en mente. A pesar de que conocía esta madera, no la había utilizado antes, aunque ahora está convencido de que volverá a hacerlo. Le atrajo que tuviera un color claro, con pocas marcas, y que admitiera bien el tintado – en la cervecería Phoenix se ha teñido de un profundo tono marrón medio, con un acabado que le proporciona la clasificación de resistencia al fuego de la Clase 0. Uno de los factores primordiales, explicó Trevillion, fue la facilidad que ofrece esta madera a la hora de trabajar los cantos, pudiéndose conseguir aristas muy marcadas. Esto era un aspecto esencial, ya que esos cantos son extremadamente importantes para el éxito de la dimensión escultórica.
Con un presupuesto limitado y la necesidad de utilizar una cantidad de madera relativamente grande, el tulipwood también ofrecía la ventaja adicional de ser una de las especies de frondosas más asequibles gracias a los abundantes recursos forestales sostenibles que crecen en los Estados Unidos.
«Debido a la necesidad de fijar los diferentes elementos mediante espigas en un orden específico, el contratista pensó inicialmente que sería una labor bastante complicada. Sin embargo, una vez que se le explicó cómo iba a hacerse comprendió que en realidad era bastante sencillo», explicó Trevillion
El ángulo de los listones proporciona una serie de superficies que pueden absorber los sonidos o reflejarlos, mitigando la que de otro modo será una acústica excesivamente reverberante. Aunque la manera en que se dispusieron los listones recuerda ligeramente la estética de algunas salas de conciertos, existe una diferencia importante. El diseño acústico de los espacios dedicados a conciertos o actuaciones es una labor altamente especializada, que requiere consultores muy cualificados, ya que es esencial que, en la mayor medida posible, todos los miembros de la audiencia puedan escuchar la música en condiciones ideales.
Puesto que en un espacio social como la recepción de la cervecería Phoenix lo importante es que la experiencia acústica sea agradable y que quienes estén en ella puedan conversar con un cierto grado de intimidad, el diseño acústico no requirió la realización de cálculos complejos. Bastó con el instinto y el conocimiento de los materiales del arquitecto. Trevillion no sabía cuál sería el efecto exacto de la madera sobre la acústica del espacio, pero sí que la mejoraría. Y así resultó ser: «Si no hubiéramos utilizado la madera, la acústica podría haber echado a perder gran parte del resultado final», comentó Trevillion.
Un resultado final que ofrece un espacio acogedor y atractivo, con algunas piezas de mobiliario cuidadosamente elegidas y que cumple la función que el cliente requería en gran parte gracias a la estructura de tulipwood diseñada por los arquitectos.
American tulipwood (Liriodendron tulipifera)
La albura es de color blanco cremoso y puede presentar vetas oscuras. El duramen varía de marrón amarillo claro a verde oliva. El tono verde del duramen tiende a oscurecerse con la exposición a la luz ultravioleta pasando a un tono marrón. La fibra es recta y la textura es media a fina.
El tulipwood es una de las frondosas estadounidenses más versátiles y de mejor precio. Se utiliza mucho en la construcción, para la fabricación de mobiliario y en carpintería interior. Aunque es relativamente ligera y blanda, el tulipwood estadounidense tiene unas excelentes propiedades mecánicas y tiene un ratio muy alto de resistencia en comparación con su peso por lo que es ideal para estructuras y vigas laminadas. El tulipwood a menudo se pinta o se tiñe, pero cada vez es mayor su uso con acabados naturales que permitan lucir sus extraordinarias variaciones de color y veteados.
Fotografía: Kilian O’Sullivan