La madera modificada es el resultado de una interacción entre la madera y un agente químico, biológico o físico, que permite, sin adicionar un biocida, mejorar alguna de sus propiedades durante la vida de servicio del material.
Así, mientras el principal resultado de un protector tradicional es la mejora de la durabilidad, en el caso de la madera modificada obtenemos un nuevo material con propiedades diferentes.
Entre los productos disponibles en el mercado español destacan la madera termotratada y, más recientemente, la madera acetilada y furfurilada, obtenidas mediante una modificación química.
La madera termotratada se produce sometiendo la madera a un tratamiento térmico, con temperaturas comprendidas entre los 180 y 260ºC, en una atmósfera inerte o con un bajo contenido en oxígeno.
Entre los cambios experimentados por la madera destaca la disminución de su humedad de equilibrio higroscópico y un comportamiento más estable frente a las variaciones de humedad. Asimismo, la durabilidad natural mejora, el color de la madera se oscurece y distintas sustancias como las resinas son eliminadas. Por el contrario la densidad disminuye, así como varias propiedades mecánicas, y su mecanizado requiere precauciones especiales.
El rango de aplicaciones de la madera termotratada es variado, siendo uno de sus principales empleos la elaboración de revestimientos y pavimentos de exterior.
En el caso de la acetilación, una reacción química transforma grupos hidroxilo en grupos acetilo mediante un tratamiento realizado en autoclave que impregna la madera con anhídrido acético, generando ácido acético (vinagre) que puede ser reciclado en el propio proceso.
El proceso mejora de forma extraordinaria la higroscopicidad de la madera y, al mismo tiempo, incrementa su densidad al incorporar grupos acetilos con un mayor tamaño y peso molecular. La durabilidad frente a los hongos de pudrición mejora considerablemente, alcanzando la máxima categoría (muy durable) según la norma UNE-EN 350-2.
La acetilación no supone un cambio significativo de la mayor parte de las propiedades mecánicas por lo que el material mantiene e incluso mejora sus posibilidades de empleo estructurales. El tratamiento no altera el color original de la madera y permite prolongar considerablemente el mantenimiento del acabado decorativo.
Las principales aplicaciones de la madera acetilada se encuentran en revestimientos de fachadas, pavimentos de exterior, elementos de carpintería y mobiliario urbano, construcción, etc.
De entre las aplicaciones estructurales merece destacarse el puente de tráfico pesado inaugurado en abril de 2009 en la ciudad de Sneek (Holanda). El puente, con una longitud de 32 m y una anchura de 12 m, ha sido diseñado para soportar cargas de hasta 60 toneladas y su vida de servicio superará los 80 años.
La furfurilación de la madera consiste en su tratamiento con alcohol furfurílico, obtenido a partir del furfural, un derivado de subproductos de la agricultura como la caña de azúcar o el maíz. El tratamiento se realiza en autoclave al que siguen varias etapas durante las que se produce un secado intermedio y la polimerización de los productos químicos en las células de la madera, finalizando con un secado final.
La furfurilación mejora considerablemente la higroscopicidad de la madera y, al mismo tiempo, incrementa su densidad y su dureza. Las propiedades mecánicas tienden a mejorar, excepto la resistencia al impacto, y el color de la madera se oscurece. Con una retención adecuada, la madera furfurilada puede alcanzar la máxima categoría de durabilidad natural (muy durable) frente a los hongos de pudrición.
Las principales aplicaciones comerciales se encuentran en fachadas, entarimados de exterior y cubiertas de yates.
Manuel C. Touza Vázquez, Ingeniero de Montes
Responsable del Área de Innovación y Tecnología del Centro de Innovación y Servicios Tecnológicos de la Madera de Galicia (CIS-Madera)