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Huella ecológica comparada de la construcción en madera y convencional

A partir de sus ventajas ambientales, además de otros aspectos reconocidos en este material, la madera puede cumplir un rol importante en el futuro de la edificación.

Nuestro modelo de producción es, desde el punto de vista de la sostenibilidad, un proceso de conversión de recursos no renovables en residuos dispersos que destruye el capital natural entendido como el conjunto de los recursos de que dispone el planeta, en su calidad y orden originales.

 

Asumir el reto de la demanda de la sostenibilidad supone hacer lo contrario, es decir conservar el capital natural, para que las generaciones futuras (e incluso actuales, dados los desequilibrios regionales de desarrollo que hay en el mundo) puedan disponer de idénticas posibilidades que las presentes.

 

La edificación tiene una gran repercusión en esos impactos. Según diversos estudios y estadísticas, el 30% del consumo de energía y las emisiones de CO2, el 20% del consumo de agua, el 25% de las extracciones de materiales y el 30% de los residuos totales de España tienen origen en la construcción, uso y derribo de edificios. En consecuencia, no hay respuesta al reto de la sostenibilidad que pueda excluir compromisos y limitaciones para el sector de la edificación.

 

Una de las maneras más rigurosas de determinar cuáles son los modelos de edificación de menor impacto ambiental es el estudio de la huella ecológica, entendida como la traza de los impactos a su largo del ciclo de vida. Esto permite tomar medida de las diferentes alternativas y, a partir de ello, seleccionar las mejores opciones. Algunos sectores del mercado están avanzando en este sentido.

 

La metodología es el Análisis de Ciclo de Vida, que permite comparar la construcción en madera y convencional y, a partir de ello, determinar las ventajas ambientales de la construcción en madera desde un punto de vista técnico y riguroso.

 

Los sistemas voluntarios de evaluación de la calidad ambiental de la edificación, como LEED, BREEAM, DGNB y VERDE, analizan el ciclo de vida de los edificios y, en ello, tienen gran peso los materiales empleados. La construcción en madera obtiene las mejores valoraciones en cada uno de ellos.

 

El mundo de la investigación y el de la producción, muchas veces ligados directamente, está evolucionando trabajando para ofrecer productos y servicios de menor huella ecológica y también para diferenciarlos de todo aquello que, bajo un discurso sostenibilista, no supone mejoras ambientales. Numerosos sistemas de edificación y subsistemas de cerramiento, así como sistemas prefabricados y nuevos materiales de reciente incorporación en el mercado, han sido valorados y contrastados a partir de la metodología del análisis de ciclo de vida.

 

A partir de sus ventajas ambientales, además de otros aspectos reconocidos en este material, la madera puede cumplir un rol importante en el futuro de la edificación. Un futuro que las principales instituciones que trabajan para que el sector reduzca sus impactos ambientales ven como el giro de la construcción hacia la rehabilitación. Aunque en España aún no ha comenzado, la rehabilitación energética o mejor aún ambiental (aquella que además de la energía incorpora otros vectores ambientales como agua, materiales, residuos, toxicidad, etc.) en algunos países está siendo el motor de la reactivación de la edificación y de parte de las economías nacionales. Algunos informes técnicos presentados en los dos últimos años demuestran que el giro propuesto no sólo es deseable y posible sino, además, rentable.

 

Gerardo Wadel

Arquitecto y especialista en producción del hábitat. Profesor e investigador en la Universidad Ramón Llull (Barcelona). Responsable del área de Materiales en la Asesoría Ambiental de Societat Orgànica.