Ahora, el Ayuntamiento de Torija busca soluciones y por ello ha contactado con la empresa Guadapinsa, que ha sido la encarga de realizar un estudio en la pedanía para ver el número de inmuebles afectados por termitas. En concreto, se ha detectado su presencia en 46 viviendas, aunque la afección podría ser mayor, ya que hay más de 80 inmuebles, de los 110 existentes en Rebollosa de Hita, dentro del área de peligro. Solo se salvan los más alejados del núcleo urbano aunque, si no se trata la plaga, también podrían ser afectados en un futuro no muy lejano. “En Rebollosa revisamos 110 inmuebles, entre solares, viviendas, corrales, y encontramos la presencia de termitas en 46 de ellos. Se trata de un problema muy importante y lo tienen que atajar, ya que hay viviendas que se han caído con el tiempo”, apunta Alfonso Millano, gerente de Guadapinsa.
Para informar a los vecinos del problema al que se enfrentaban, desde Guadapinsa les dieron una charla informativa. “Ellos nos preguntan sus preocupaciones, y nosotros les explicamos una parte de biología, una de técnico especialista y la parte del estudio y cómo vamos a enfocar el problema”, explica Millano. Tras ello se hizo una inspección en todos los inmuebles de la pedanía para saber en los que había presencia de termitas y los que estaban dentro del área de riesgo. “La acogida de los vecinos fue perfecta. Hicimos un mapa sanitario y una vez terminado se lo presentamos al Ayuntamiento, que está estudiando la propuesta”.
Es un problema que se remonta a hace 30 años
Pionero en Guadalajara
Se trata de un tratamiento pionero en Guadalajara y el segundo que se lleva a cabo en Castilla-La Mancha, tras el que se hizo en Tembleque (Toledo) hace unos años. Pese a ello, el caso de Rebollosa es especial y más complicado, ya que se ha dejado que se extiendan si poner remedio durante muchos años. “Ahora acabar con ellas costará más tiempo, más medios y más de todo”, afirma el gerente de Guadapinsa.
Para finalizar, Alfonso Millano aconseja a los propietarios de viviendas que tengan termitas que no las intenten combatir ellos mismos con medios como insecticidas. “Cuando echas insecticidas químicos, las termitas se avisan. Los soldados avisan a las obreras y ya no van por ahí, buscan otra salida. Lo que hacen con eso es perjudicar nuestra labor, ya que nosotros tenemos que tener en la inspección el mayor punto de contactos posibles”.