En los últimos años proliferan en España los talleres para construir un cajón flamenco. Si buscamos en Internet podemos ver este tipo de cursos en distintas ciudades de España. Muchos de ellos están a cargo del luthier Nicolás Rodríguez Guerra, especializado en la construcción de instrumentos de cuerda y percusión.
Quienes se apunten a dicho curso crearán su propio Cajón Flamenco con madera contrachapada de Abedul y aprenderán a usar diferentes herramientas y máquinas de los talleres de carpintería donde se realizan.
Los participantes del taller, aprenderán y comprenderán todas las características técnicas que encierra la construcción de este particular y versátil instrumento de percusión, así como vivir la experiencia de llegar a tocar un instrumento musical construido por ellos mismos.
Mediante un método sencillo, se construye un cajón de excelente terminación, calidad, sonido y volumen, en una jornada de cinco horas. No se requiere habilidad previa por parte del alumno, se explica detenidamente cada paso de la construcción y durante ésta se controlará y asistirá permanentemente a los alumnos.
Los objetivos de estos cursos son integrar a las personas a la luthería haciéndoles comprender que pueden construir cualquier instrumento de percusión con diferentes técnicas (clásica, informal, con material reciclado, etc.); enseñar el manejo de herramientas y acabado de la madera; desarrollar la creatividad en búsqueda de un instrumento único personalizado por ellos; y crear un ambiente de trabajo grupal en el que se comparte experiencias e ideas sobre los instrumentos.
Unos cursos que Nicolás Rodríguez Guerra desarrolla en Madrid, Zaragoza, Valencia o Barcelona, donde cada vez hay más interesados en elaborar este instrumento musical.
La madera más utilizada para los cajones flamencos es tablero contrachapado de abedul fenólico. Según muchos maestros flamencos el cajón se asemeja a los pies de un bailaor porque está el sonido de la planta (sonido grave) y el de tacón (sonido agudo).
El material más utilizado y que mejor ha sabido sobrevivir a todos los cambios climáticos, temporalidad y durabilidad ha sido la madera contrachapada, en cada una de sus variedades de árboles (abedul, chopo, haya, pino…), siendo un material más económico y asequible para el fabricante que la madera maciza o noble, además de ser un material muy flexible y duradero.
El grosor de la madera o partes de las que consta el cajón es actualmente de unos 9 a 12 milímetros, aunque hay que matizar que hasta hace poco la el grosor de los cuerpos era superior (12 mm y en algunos casos 15 mm). Con el tiempo los fabricantes se han decantado por la comodidad, ligereza y timbre del sonido de los cajones con 9 mm (es muy proporcionado en su conjutno), consiguiendo un instrumento mucho menos pesado, equilibrado en frecuencias de sonido, además de dar ligereza y funcionalidad al cajón, consiguiendo un cubicaje interno de la caja de resonancia muy adecuado al sonido resultante de graves y agudos.
Muchos fabricantes utilizan en la parte trasera del cajón un contrachapado de menor grosor (5 a 7 mm) y para darle sensación de más resistencia y fiabilidad, regruesan o ensanchan internamente el agujero trasero, de forma que al cogerlo da la sensación de que la trasera es más gruesa, en cambio que lo se ha hecho es únicamente regruesar (hasta unos 15 mm en algunos casos el agujero), por medio de unos pequeños listones internos que han sido lijados y dado forma circular, incrementando el grosor de la tapa trasera en la parte del agujero de salida de aire.
Interesante reportaje. Una forma bonita de enseñar la luthería. Enhorabuena Nicolás.