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El papel de las regiones, la innovación social y la articulación de políticas: claves en la transición a la bioeconomía

El II Foro de Bioeconomía de Castilla y León ha abordado los retos en el camino a este nuevo modelo.

El jefe de equipo de Economía Circular de la Comisión Europea, Hans-Christian Eberl, y el coordinador de la iniciativa Biorregiones del Instituto Forestal Europeo (EFI), Inazio Martínez de Arano, fueron los encargados de pronunciar las conferencias inaugurales del II Foro de Bioeconomía de Castilla y León, que se ha celebrado en la ciudad de Soria.

Eberl, quien centró su intervención en la nueva Iniciativa de Ciudades y Regiones Circulares y el papel de la Investigación e Innovación en la transición a la bioeconomía y la economía circular (CCRI), considera que “los vínculos entre la bioeconomía y las agendas sociales son débiles: mientras que la innovación tecnológica se considera un motor clave, la innovación social suele ignorarse”, y apunta que “las estrategias nacionales de bioeconomía de los países del sur de Europa no profundizan en lo que la bioeconomía puede hacer por unas ciudades más sostenibles y habitables, ni en cómo llevar la bioeconomía a las ciudades”.

Para Eberl, las ciudades del sur de Europa son especialmente vulnerables al cambio climático, por lo que “la bioeconomía debe ser resistente a las cambiantes condiciones medioambientales, y las inversiones en estrategias de adaptación son cruciales”.

El representante del equipo de Economía Circular de la CE también considera, al respecto de la brecha rural-urbana, que en muchas regiones del sur de Europa, donde la agricultura y la silvicultura desempeñan un papel crucial en la bioeconomía, garantizar una distribución equitativa de los beneficios entre las zonas urbanas y rurales es importante para evitar ampliar esa brecha. Las políticas de bioeconomía deben promover el comercio sostenible y la equidad social en toda Europa y fuera de ella, para reducir las disparidades y generar nuevos empleos verdes en las industrias y servicios emergentes circulares, de base biológica y alimentarios, añadiendo valor a las economías regionales.

Por su parte, el coordinador de la iniciativa Biorregiones del Instituto Forestal Europeo, Inazio Martínez de Arano, intervino con una conferencia sobre Cooperación regional y el desarrollo de ecosistemas de innovación en bioeconomía, en la que se refirió a que, una vez constatado que Europa pierde centralidad, en ese nuevo escenario, no hay que perder de vista que las regiones lideran la bioeconomía porque, precisamente, la bioeconomía está enraizada en las estructuras sociales, económicas y ecológicas regionales y, además, cuentan con las herramientas políticas necesarias y proporcionan economías de escala.

Inazio Martínez de Arano, coordinador de la iniciativa Biorregiones del Instituto Forestal Europeo

Respecto a cómo fortalecer los impulsores de la bioeconomía regional, Martínez de Arano subrayó que “la colaboración interregional es clave para fortalecer los impulsores positivos y crear condiciones marco para una transición a la bioeconomía basada en los bosques, sostenible y equitativa”.

El responsable de la Oficina de Bioeconomía y Bioerregiones de EFI añadió que este fortalecimiento ha de llevarse a cabo con voluntad política (mediante la articulación de políticas y regulaciones), para fomentar y proteger varios aspectos como la sostenibilidad y oferta de recursos naturales; la capacidad de innovación, el descubrimiento intersectorial y los conocimientos y habilidades; incrementar la demanda de productos de base biológica, y esto va muy ligado a una sociedad comprometida y solidaria, pero todo esto ha de ir, además, acompañado de la capacidad empresarial de asumir riesgos y el acceso a la financiación.