Poco a poco, la economía basada en combustibles fósiles da paso a una economía que se fija más en los recursos biológicos.
Finlandia es pionera en este sentido. Subió al tren de la bioeconomía hace tiempo, y se encuentra en pleno desarrollo y ejecución de proyectos muy interesantes, obteniendo biomateriales y productos bioclínicos o biotextiles, provenientes de madera y de otras biomasas. Esta realidad abre nuevos y amplios campos al mercado tradicional de la madera, así como nuevas oportunidades al sector forestal y al propietario de montes privados en particular.
Representantes del Gobierno Vasco, Baskegur (Asociación de la Madera de Euskadi), NEIKER-Tecnalia y USSE (Unión de Silvicultores del Sur de Europa) participaron activamente en el Foro de Inversiones en Bioeconomía que se celebró los pasados días 14 y 15 de diciembre en Helsinki. La cita en la capital de Finlandia tenía como principal objetivo canalizar la apuesta pública y privada para impulsar una verdadera estrategia comunitaria en pro de la llamada economía verde.
Se atisba un futuro mucho más interesante que el presente que tenemos ahora mismo. Justo cuando se está reconociendo a nivel mundial el papel esencial que van a desempeñar en nuestro futuro los bosques, frente al cambio climático y para cimentar esta nueva forma de economía que tenemos que abordar sin remedio, si queremos reparar y salvar el Planeta.
La madera es un recurso renovable, “amigo del medioambiente”. Si la empleamos bien y aplicamos sobre ella nuevas tecnologías, uniendo sus prestaciones con los de otros materiales orgánicos que desechamos cada día, obtendremos interesantes materiales, también para la construcción. Y muchas de las cosas que hacemos a diario, algunas muy básicas, se pueden desarrollar con estos subproductos. Frenando las emisiones de carbono a la atmósfera y mitigando entre todos los graves efectos del cambio climático.
En el viaje realizado a Finlandia el pasado mes de diciembre hemos detectado que tenemos en España gente preparada e incluso algunas de las tecnologías que nos mostraron allá. Vamos con cierto retraso; allí son cientos los expertos en bioeconomía, y están especializados por múltiples áreas, pero somos conscientes de las enormes posibilidades que tenemos de desarrollar la bioeconomía en el sur de Europa.
En Escandinavia tienen mucho más interiorizada la importancia de la relación humana con el bosque. En Finlandia el 80% de la propiedad forestal es privada. Con 35 hectáreas de media por propietario (en España es de 4 o 5 has.). Están muy bien organizados y los ciudadanos han desarrollado una conciencia y una cultura sobre el bosque. Es algo bueno para la sociedad, de él se obtienen muchas cosas.
Desgraciadamente, en España las personas apenas están vinculadas al bosque. Ni siquiera al medio rural. Hemos de realizar entre todos los actores del sector un gran esfuerzo de comunicación. También necesitamos la acción y el trabajo de los políticos y los gobernantes en este mismo sentido.
La reconversión hacia la Bioeconomía llevará tiempo. No será fácil, el desafío es muy grande Pero un futuro con Bioeconomía es alentador. Con ella, la industria forestal tiene un brillante futuro por delante. Podemos empezar creyendo en ello. Como ya se está viendo y haciendo en el País Vasco, por ejemplo, donde el propio Gobierno empieza a percibir esta nueva realidad que viene.
Se abre una vía de beneficios para toda la sociedad. Con las inversiones necesarias y una concienciación social y política a la altura del reto, tenemos mucho que ganar y nada que perder. Algunos países de Europa ya han abierto líneas de ayuda en este campo.
Leire Salaberría Isasi, Directora Gerente de USSE, Unión de Selvicultores del Sur de Europa