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BRUCE CAMERON, reconocimiento a un gran escultor en madera

El británico se afincó hace años en Oria (Almería).

Bruce Cameron, de 83 años, recibió hace unos días un homenaje del municipio de Oria (Almería) por todo lo que ha hecho por la cultura, no solo en el municipio, en el que vive desde hace muchos años, sino en toda la provincia andaluza. Y es que el escultor británico creó Cameron-Harris Gallery, que desde hace algunos años se encuentra abierta cerca de los restos de la Alcazaba de Oria.

La sinergia de Bruce Cameron con la naturaleza encuentra expresión en su enfoque dinámico para esculpir madera rústica. Cada pieza es única y en cada Bruce busca liberar la belleza inherente y la historia que existe en ella. 

La predisposición a tallar no es suficiente, debe haber un vivir positivo y avanzar hacia un resultado final, que para Bruce solo se revela en el momento y en el proceso. La comprensión de la forma y el color en abstracto es esencial para el tallado, infinitas formas y posibilidades se le revelan, su toma de decisiones en el proceso refleja la historia dentro de cada pieza y refleja las leyes naturales que han regido su ser.

Oria, España, le dio a Bruce una impresión muy diferente, porque le abrió el maravilloso reino de la luz, una luz que transforma y revela, que intensifica las sutilezas de la forma, el contorno y el color, y que imparte una riqueza y una belleza liberadora a la forma orgánica.

En la escultura en madera debe haber una comprensión y una comprensión completas de la estructura y la calidad de lo que se talla. Tiene que haber una reverencia y respeto por los testamentos a veces centenarios. Cada pieza es única y, en cada una, Bruce busca liberar la belleza inherente y la historia que existe en ella. Las formas fluidas que emergen de las muchas horas de corte, esculpido y preparación son historias únicas. Dice que no tiene ideas preconcebidas de lo que se va a convertir, su proceso es totalmente orgánico e individual.

Todos los primeros recuerdos de Bruce son de formas, formas, texturas y movimiento. Cuando era niño, estaba enamorado de la belleza natural tanto de Inglaterra como de Francia, donde recuerda que todos sus sentidos fueron reclutados: ver, tocar, oír, oler y «ser», especialmente «ser» parte de todo. Se sentía “a gusto” y “uno” con la naturaleza. 

Bruce se considera a sí mismo simplemente un recipiente para centrar la atención en lo que es importante. La belleza en cualquier forma, con sus formas que se despliegan y fluyen, es la perfección divina y se encuentra en los lugares más inesperados.