Fustes Borniquel es un aserradero de madera que se dedica, en esencia, a todo lo que tiene que ver con la primera transformación de este material, pero también llevan a cabo mecanizado y tratamiento del mismo.
Su trayectoria data de hace más de cuarenta años, una empresa familiar que, poco a poco, con la incorporación de nuevas generaciones, va tomando si cabe más fuerza y poniendo el acento especialmente en la madera del Pirineo, en la madera local.
Tienen no obstante una línea de importación pero tal y como señala Montse Bonriquel, tratan de dar valor a la madera del país y de introducirla en el mundo de la fabricación de estructuras para la edificación.
Si bien el 99% de la madera que se usa hoy en día para estructuras proviene del centro de Europa, “nosotros intentamos hacer lo mismo con madera de aquí”, señala.
Fustes Borniquel participó en Construmat, y ahora están en proceso de que recibir, de manera inminente, el marcado CE para madera estructural del país.
Para Borniquel está claro que el mercado en el que operan está “en auge”. Piensa que a raíz de la crisis que ha habido en la construcción, “muchos arquitectos se han reinventado y decantado más por un modelo sostenible y por productos naturales”.
En su opinión, el sector se está animando y, al margen del cliente privado, cada vez es más común afrontar construcciones como equipamientos. De hecho, ellos mismos están construyendo ahora una escuela de unos 800 metros cuadrados en Agramunt (Cataluña); y lo hacen en gran parte con madera del país. “El sector público también cree en la madera”, afirma la portavoz de la firma barcelonesa.
Desde Fustes Borniquel existe un convencimiento rotundo de que “cada vez hay un tejido más firme detrás”, y tanto clientes como arquitectos empiezan a notar que pueden “confiar” en ciertas empresas, como es el caso, que intentan hacer las cosas bien.
Para Borniquel, sus construcciones son más sostenibles, sanas y con un valor añadido muy grande. Y entre su mercado tienen también cabida las naves industriales en madera; “más ligeras y sencillas”.
Mónica Borniquel también contempla amenazas en este escenario, y aquí sitúa los “prejuicios” que aún existen con respecto a la madera. Preguntas como ¿no se quemará la casa? o ¿se pudrirá?, son más comunes de lo que parece, y aún están en la boca de muchos profesionales y particulares. Por eso cree que hay que “romper”, y la única forma de hacerlo es “trabajar bien”, afirma tajante.
Para Borniquel la madera estructural es parte del futuro y la labor de AFE -Associaciò de la Fusta Estructural- en la actualidad es muy importante si se quiere crear un tejido industrial y profesional más sólido, y dar un mayor valor a este producto.
Hola Montse
Tengo el contacto de la fira de Lleida
Te escribo para futura colaboración
N contacto 644 40 58 18