Previsiblemente, el mes de septiembre se convertirá en el mes en el que muchas empresas decidan volver a la oficina. Sin embargo, las expectativas de las personas sobre su espacio de trabajo han cambiado, y las organizaciones van a tener que tomar algunas medidas para conseguir que sus trabajadores quieran volver, para que puedan aportar todo su potencial creativo y de innovación.
La oficina no puede ser la de antes porque entonces preferirán el teletrabajo. Es el momento de pensar en espacios productivos basados en el bienestar físico, psicológico y cognitivo de las personas. Espacios en los que es posible conectar, reforzar y aportar valor en cada compañía. Las nuevas experiencias de trabajo, derivadas de estos nuevos conceptos, harán fluir la colaboración y participación de todos los equipos, repercutiendo de manera positiva en la productividad, tanto de los empleados como de la propia compañía.
El escenario anterior a la pandemia, con el que funcionaban la gran mayoría de las compañías, en el que se distribuían por puestos de trabajo individuales y asignados, departamentos cerrados o salas de reuniones cerradas, queda fuera de lugar con las nuevas demandas de las personas. Renovar estos ambientes, por tanto, es clave para generar un mayor interés en los empleados para que acudan a la oficina con motivación e ilusión.
¿Cómo transformar este escenario es un espacio productivo? Un claro ejemplo es la configuración de las mesas, que pasan a ser espacios de colaboración y se adaptan al trabajo flexible de las organizaciones. Del mismo modo, las salas pasan a ser reconfigurables y se transforman en módulos de diferentes tamaños para volver a permitir las reuniones de distinta capacidad o su uso como phonebooth. Es el concepto de la sala como un elemento que se expande y se contrae en función de las necesidades. Además, en el nuevo planteamiento surgen nuevos ambientes derivados de las necesidades cambiantes de los espacios de trabajo. Estos espacios pueden ser la Comunidad de líderes, el Centro de Innovación, áreas Agile y un espacio Plaza. Todo esto convierte a los componentes en una oficina flexible, diversa y adaptada a los nuevos retos del futuro.
Los espacios de trabajo productivos se convierten en aquéllos a las que las personas van porque quieren ir, porque encuentra todo lo que necesitan para ser verdaderamente productivos. Estos nuevos ambientes adoptan metodologías Design Thinking y comportamientos de Agile para estructurar su trabajo, así como prácticas que ayudan a un mayor desarrollo y una mejor conexión.
“Los mejores espacios facilitan el trabajo colaborativo a la vez que tienen en cuenta las necesidades de los individuos. Sin duda, las organizaciones tienen una oportunidad única para apostar por espacios de trabajo que reflejen una cultura de bienestar y preocupación por los trabajadores”, señala Alejandro Pociña, presidente de Steelcase Iberia.