Parece que la campaña del corcho este año en Extremadura queda resuelta con éxito gracias a las últimas lluvias, recibidas con júbilo durante todo el mes de Abril. La saca estaba condicionada por la climatología y el agua caída en Semana Santa ha resuelto que los alcornocales cuentan ya con «el mínimo necesario» para igualar o superar la saca de 2018.
Así lo percibe la secretaria general de APMAE (Asociación de Propietarios de Montes Alcornocales de Extremadura), Maite González, organización que con motivo de su sesenta cumpleaños ha querido dar un impulso importante a la propia institución, con la celebración de interesantes conferencias y la previsión de nuevos retos a corto y medio plazo.
En declaraciones a Madera Sostenible, González ha señalado que, si no hubiera llovido, hubieran tenido un «problema serio», cuantificando la campaña prevista entre 22.000 y 23.000 toneladas.
No obstante, la secretaria general de APMAE observa que, «los alcornocales buenos van escaseando», y aunque en calidad no se prevé gran diferencia, reconoce que el relevo generacional se ve afectado por el envejecimiento poblacional de estos árboles. «Ahora se aprovecha absolutamente todo del corcho, lo que incluye el mercado de la trituración», explica, pese a que la temporada de saca se fecha para su inicio en torno al 15 de mayo, en Extremadura no suele empezar hasta finales de junio, prolongándose aproximadamente un mes, aunque depende de las “olas de calor” que haya en este intervalo.
Por lo que se refiere a la mano de obra, aunque según Maite González, “hoy por hoy no hay problemas”, ha admitido que comienza a percibirse que «va faltando cualificación» para trabajar un arbolado que cada vez está más envejecido.
Precisamente, para el próximo 14 de junio APMAE ha organizado una Fiesta del Corcho en el campo, donde se podrá presenciar la saca convencional con hacha como método tradicional y también cómo se afronta con la nueva maquinaria que existe para el descorche.
Precisamente de los nuevo métodos de trabajo han hablado en la asamblea que APMAE acaba de celebrar en la Escuela de Montes de Madrid con motivo de su 60 cumpleaños, donde además de una interesantísima conferencia sobre el mundo del corcho y las nuevas tecnologías, a cargo de la empresa AMORIM, se pasó revista a la situación de todo el sector. Encuentro en el que se presentó también el Proyecto sobre Selvicultura de Precisión, un reto «muy interesante» que, según explica González, ya está «muy depurado».
«La precisión va dirigida a generar plantaciones que puedan mecanizarse como una chopera prácticamente -apunta Maite González-. Creo que la mecanización en el alcornocal llegará a ser robotizable». Y los problemas que se puedan dar en un futuro en cuanto a mano de obra se podrán paliar gracias a la maquinaria que ya hay para ello porque «tiene capacidad para detectar la profundidad de corte sin dejar heridas», afirma convencida de que con el tiempo se llegará a realizar un trabajo encadenado que sistematizará el proceso.
En cuanto a la evolución de la plaga de la culebrilla del corcho en los alcornocales extremeños, González ha señalado en esta entrevista que «no supone un problema mayor» pese a reconocer que no está erradicada sino que, al contrario, ha habido algún brote. Se ha detectado su presencia en algunos montes pero ha subrayado que todavía es un poco pronto para establecer procedimientos y tratamientos. «En cualquier caso, no es un problema mayor, hay otros más prioritarios que el de la culebrilla», ha incidido.
Pero en términos generales González hace una valoración del mercado del corcho en la actualidad bastante optimista. «Estamos en un momento fantástico del desarrollo del producto», tras reconocer que han tenido temporadas «casi de llorar», ha reconocido.
«Ahora hay una demanda neta imparable de corcho de calidad y de menos calidad», afirma González, quien lo atribuye, entre otras razones, al «tirón» del sector de vino embotellado a nivel mundial. «Cada vez se embotella más y todo el mundo se reúne en torno a una copa de vino», ha apostillado.
Pero para la secretaria general de APMAE no cabe duda de que el sector tiene también problemas que hay que afrontar con prontitud, como es la injerencia y la falta de agilidad de la administración autonómica en cuanto a los permisos y el hecho de que todo tenga que pasar por una revisión ambiental. No entiende cómo se puede llegar a tardar hasta cerca de dos años en aprobar un Plan de Ordenación Forestal, que es el que regula toda la actividad del monte. «No podemos estar supeditados a esto», remarca. Precisamente en este momento la asociación está inmersa también en reuniones y mesas de trabajo con el servicio forestal para tratar de paliar este problema.
Al margen, la asociación también se ha marcado como objetivo un mayor uso de las redes sociales para comunicarse sobre todo con la gente más joven, ya que reconoce que va entrando más juventud en el sector. Su reto está en la divulgación de vídeos a través de móvil que sean útiles para el sector y le ayuden a potenciarlo y profesionalizarlo. «Estamos haciendo vídeos cortos, de tres o cuatro minutos, para mostrar, por ejemplo, lo que es una poda bien hecha y una mal hecha; un desbroce o un corta fuegos o el descorche», señala González, convencidísima de que ahí está el camino.
Como también lo está en el proyecto de Selvicultura de Precisión ya que, según ha explicado, se busca incrementar la rentabilidad de las explotaciones forestales mediante la aplicación de tecnologías encaminadas a mejorar la producción intensiva.
“Los actuales sistemas productivos comienzan a estar agotados”, nos dice, y por eso hay que buscar soluciones «para no perder definitivamente el lugar que ocupa el corcho extremeño en el mercado». González se muestra convencida de que se puede recuperar una industria local transformadora del corcho extremeño pero hace falta creérselo porque «tenemos los medios y la logística suficiente para poder abordarlo».