Es habitual en las casas y palacios ecijanos que cada hueco de paso tenga un diseño diverso. Únicamente cuando se quieren resolver simetrías o puertas enfrentadas suele utilizarse un mismo motivo geométrico. Por ello, encontramos una gran riqueza de diseños en las puertas de un solo edificio, convirtiéndose en verdaderos catálogos del oficio. Hablamos de las tradicionales puertas con orejeras de Écija, de las que Miguel Ángel Balmaseda es un especialista.
Estas puertas tradicionales tienen una estructura principal exterior compuesta, como en otros tipos de puerta, por largueros o cercos (derecha e izquierda) y caberos (arriba y abajo). El resto de elementos horizontales se llaman contracaberos y éstos se unen con piezas verticales o diagonales llamadas peinacerías, que son en Écija de gran variedad y complejidad. En los huecos que conforma esta estructura principal, se introducen los tableros o cuarterones, que pueden estar tallados o fresados con una moldura perimetral. Toda esta estructura puede ser ajunquillada o achaflanada.
En el caso de las ajunquilladas, se dejan unos huecos en los elementos verticales para ensamblar la espiga de los caberos y contracaberos, con una “tapa” que continúa la moldura. Las puertas que se realizan con este sistema se llaman “a la gitanilla”. En cuanto a las achaflanadas, estos elementos estructurales se rebajan en los bordes con unos chaflanes que no suelen llegar a los 45º, y las uniones son más sencillas que en las realizadas “a la gitanilla”. Dentro de este tipo de puertas, en Écija es habitual encontrar las denominadas “a la capuchina”, que son aquellas en las que la estructura y el tablero quedan en el mismo plano con los citados chaflanes.
Un elemento muy característico de estas puertas son sus orejeras en las esquinas de su bastidor. Son elementos meramente ornamentales y, por ello, las encontramos con infinidad de formas, poligonales y curvilíneas, y con diferentes grados de ornamentación.
MIGUEL ÁNGEL BALMASEDA ROSA
En este taller se realizan muy diferentes trabajos de carpintería, ya sean elementos arquitectónicos como vigas, canes, capiteles, artesonados sencillos, etc., o elementos de mobiliario y ebanistería. En este ámbito de la ebanistería, además del diseño y la elaboración de nuevas piezas conforme a las directrices del cliente, Miguel Ángel, también realiza restauraciones y réplicas de estos elementos.
Sin embargo, en lo que este taller sobresale de forma singular es en la realización de carpinterías, como puertas, ventanas, balcones y galerías, y más concretamente por su dilatada experiencia en el diseño y realización de las renombradas puertas ecijanas, con características muy específicas y arraigadas en la región.
El diseño de la puerta ecijana es más o menos complejo en función del número de centros o partes en las que se divide cada puerta. Lo normal es que tenga de 1 a 3 centros aunque hay bastantes casos de 4 y 5 de éstos.
Miguel Ángel trabaja con madera de Pino Flandes o Pino Tea (menos común porque es mucho más dura) para la estructura, siendo los cuarterones de Cedro en el primer caso y de Roble en el segundo.
En cuanto a las herramientas, trabaja con gubias, cepillos, lijas, etc., además de alguna maquinaria ligera que facilita la obtención de molduras y otros trabajos.
Este taller, en 2011, fue el primero en ser reconocido con el distintivo de La Carta de Maestro Artesano en la categoría de ebanistería y artesonado mudéjar por la Junta de Andalucía.