Otro años más, y ya van 29, la carpintería de Hermanos Aldaz Remiro es la encargada de poner el vallado de madera por el recorrido de los Sanfermines. Unos días de nervios, ya que existe una gran responsabilidad. “La gente brinda con champán el 6 de julio y nosotros lo hacemos el 14, cuando ya está todo recogido y ha salido bien”, nos dice Xabier Aldaz. Un día que a las 14,00 horas no queda ni un piquete de todo el vallado del encierro en Pamplona.
Fue en el año 1992 cuando desde la carpintería de Puente de la Reina (Navarra) se empezaron a hacer cargo de montar el vallado. Recibieron la oferta por parte de la Casa de Misericordia de Pamplona, que es la encargada de los festejos taurinos en la ciudad y la propietaria de la Plaza de Toros. “Contactaron con nosotros y me reuní con ellos varias veces”, recuerda Ignacio Aldaz, ya jubilado de la actividad. “Cuando les dijimos que sí, contactamos con los señores que llevaban trabajando todos los años- Les dije que si querían trabajar con nosotros serían los primeros. Automáticamente se vinieron y hasta ahora”, añade.
Es a finales del mes de mayo y durante junio cuando se comienza a instalar las partes fijas del vallado de los Sanfermines. A la Casa de Misericordia le gusta que la gente vea cómo se va trabajando durante ese mes en el vallado, y también es un reclamo turístico importante para quienes visitan esos días Pamplona.
El trabajo duro viene durante los días de los encierros, ya que las jornadas laborales se prolongan desde las 05,00 de la mañana, hora en la que se empieza a montar todo el vallado, hasta las 23,00 horas, cuando se quita tras el encierrillo, que consiste en llevar a los toros al corral desde donde serán soltados a la mañana siguiente.
Un total de 70 personas trabajan esos días para que todo el vallado de madera esté en perfectas condiciones. En tres cuartos de hora tiene listos los 900 postes, 2.700 tablones, 120 empalizadas, 80 puertas del recorrido de los Sanfermines, que discurre por las ya míticas calles de Estafeta o Mercaderes, entre otras. “Cada cosa va en su sitio, está todo muy controlado, no caben dudas de dónde va cada poste o tablón”, afirma Íñigo Aldaz.
Es en el mes de mayo cuando desde la carpintería de Hermanos Aldaz Remiro revisan, una a una, todas las piezas que van en el vallado de los Sanfermines, para ver si tienen desperfectos. “Se estropea más en el manejo de poner y quitar, que por otra cosa. Ya que hay que recordar que cargamos el tablón al hombro a la hora de subir y bajar al camión”, señala Íñigo.
Desde la carpintería explican que son los postes fijos los que sufren más al estar un mes en agua, y que se deterioran con la humedad, si bien es cierto que eso era hace 40 años, ya que ahora la madera viene tratada y no se estropea tanto. Tanto los postes como los tablones son de madera de pino silvestre.
VENTAJAS SOBRE EL VALLADO METÁLICO
Este año, desde la carpintería Hermanos Aldaz Remiro mandaron a Benavente (Zamora) un camión de piquetes y tableros para el vallado de los encierros por las calles. Además, el año pasado también fueron los encargados de montar el vallado en el pueblo de La Guardia (Álava).
Xabier Aldaz destaca varias virtudes del vallado de madera frente al metálico. Una de ellas es que con el metálico “los astados se pueden esportillar, y un toro que se quiera lidiar por la tarde debe ir entero a la plaza”. Tal y como insiste, “de cara a cualquier golpe con el vallado, la madera es más flexible y los toros sufren menos”.
Otra de las ventajas es en relación a los corredores. El vallado horizontal de madera evita que algunas personas salgan; algo que sí lo hacen con facilidad en el vallado de metal. A ello hay que añadir que un toro que coge a alguien en un vallado horizontal derrota y no hace recorrido, mientras que en el vertical lo puede sacar al recorrido.
Además y para concluir, Xavier recuerda cómo los vallados metálicos en Navarra están prohibidos desde que hace años se aprobara una normativa a nivel regional.