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“La mejor manera de sostenibilidad es no tener que construir nada nuevo”

Mónica Piera, presidenta de la Asociación para el Estudio del Mueble.

La Asociación para el Estudio del Mueble (AEM) se posiciona como un referente de conocimiento y preservación en el ámbito del mobiliario antiguo y contemporáneo. Fue fundada en 2004 como una entidad sin ánimo de lucro y se dedica a la investigación, formación y preservación del mueble antiguo y contemporáneo en España. A través de un enfoque multifacético que abarca valores como la sostenibilidad, la responsabilidad social y la profesionalidad, consolida su posición como centro de referencia en todo el país.

El compromiso de la AEM con la divulgación del mueble antiguo y contemporáneo se refleja en una amplia gama de proyectos culturales. Desde exposiciones, conferencias y talleres que promueven el interés y la apreciación del mobiliario en todas sus formas.

Ha sido un actor clave en la creación de redes tanto a nivel nacional como internacional. A través de alianzas estratégicas con otras entidades y organizaciones del sector, la asociación ha fortalecido su capacidad para llevar a cabo proyectos conjuntos y promover el intercambio de conocimientos entre profesionales.

Los objetivos de esta asociación van desde la creación de conciencia social sobre el valor patrimonial del mueble hasta la facilitación del acceso a información relevante sobre mobiliario, la asociación ha demostrado su compromiso con la preservación y promoción del patrimonio del mueble.

Para obtener una perspectiva más profunda sobre el trabajo y los logros de la Asociación para el Estudio del Mueble, hemos entrevistado a su presidenta, Mónica Piera. Es doctora en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona, pero decidió emigrar a Londres durante un tiempo para especializarse en el mueble y poder estudiar a partir del análisis en directo de las piezas. Volvió a Barcelona y ha estado trabajando en un anticuario, como profesora, como catalogadora en museos y colecciones, pero realmente lo que a ella le gusta, es la investigación y entender el papel que los muebles han jugado en cada sociedad. Actualmente sigue con las catalogaciones, comisariado de exposiciones, dirección técnica de intervenciones, publicación de libros y cualquier otra faceta del abanico de trabajos relacionados con el mueble, que es en lo que se ha especializado.

Comenta que su motivación personal para involucrarse en este campo del conocimiento “podría ser familiar. Mi abuela tenía una masía y yo desde muy pequeña había visto ese modelo de vivienda rural, y ella siempre hablaba de apreciar lo más sencillo, de saber valorar aquello que pasa desapercibido, de buscar la belleza en lo más elemental y muchos de los muebles cumplen con este objetivo. Aparte de inculcarme, yo vi que el mueble me daba placer, sencillamente estudiar el mueble no solo era atractivo porque aprendía la historia, la memoria o el oficio, sino que también era la belleza de algo cotidiano ”.

Nos describe el enfoque de la AEM en cuanto a la sostenibilidad y responsabilidad social, como el de hacer ver que hay un problema. Y nos hace la siguiente pregunta: “¿Cómo podemos hacer para que un joven se pare y piense que en el mueble hay algo de interés?” Fue cuando se dieron cuenta de que “quizá lo más actual es hablar del mueble como materia, estamos todos preocupados por la sostenibilidad del planeta, ponemos todos un grito en el cielo cuando talan un árbol, naturalmente, y resulta que la madera maciza de tantos muebles que podemos tener en casa los destrozamos. Y aquí no pasa nada”.

Y continúa con otra pregunta “¿Te has preguntado qué pasa con estos muebles que se han heredado de generación en generación, que siempre se reutilizaban y nosotros ahora los desechamos, sencillamente por una cuestión estética?” Reafirma que “la Asociación pensó que por aquí tenía mucho que hacer, mucho qué decir. Porque si hablamos de sostenibilidad empecemos por intentar utilizar lo que ya está hecho. La mejor manera de sostenibilidad es no tener que construir nada nuevo, porque es un gasto de energía. Intentemos sacar provecho a todo lo que está hecho, que es muchísimo, a los muebles que son duraderos y que son de maderas buenas, y que están bien construidos” con estos debates cuenta que empezaron de forma seria en 2021 y llevan trabajándolo desde entonces en diferentes niveles.

En todo este proyecto la Generalitat “les dio apoyo”, ya que era un “proyecto de sostenibilidad que relacionaba el patrimonio natural de los bosques con el patrimonio cultural. Los muebles de madera son ambas cosas, son materia de los troncos y productos culturales, lo que establece un enlace directo entre ambos patrimonios».

“Aunque parece una mirada reduccionista, el proyecto nos ha permitido constatar que es una buena vía para introducir al público en un sector del arte y del patrimonio desconocidos. La materia con la que están construidos los muebles nos permite sensibilizar sobre lo que compramos y usamos. En un segundo estadio ya podemos hacer notar otros valores de los muebles, como documento del pasado, memoria, objeto artesanal o industrial, bien cultural, etc. Este acercamiento al mueble que va de la materia al artefacto fue lo que interesó al Departamento de Cultura de la Generalitat. Ellos nos dieron apoyo, porque comparten las preocupaciones.”

Algunos de los proyectos que llevan a cabo son talleres, exposiciones, publicaciones, cursos, entre otros. Uno de los proyectos que nos adelanta, es un proyecto participativo de catalogación digital, en concreto “de arcas y baúles, muchas de las cuales se conservan en las casas del territorio y no tenemos acceso a ellas. Son piezas relevantes de nuestro pasado y en cambio hemos constatado que están muy poco cuidadas porque prácticamente han perdido su uso. El abandono lleva a su pérdida. Así, pediremos a los propietarios que nos envíen fotos de las arcas que tengan y a cambio nosotros les ofreceremos información sobre las mismas, tanto histórica como de conservación. Este proyecto participativo es una manera sencilla y ágil de difundir el interés de esos muebles, así como de avanzar en una catalogación que todavía está por hacer.” Posteriormente, harán una exposición con las fotografías y sus historias.

Explica que estas iniciativas ponen en valor los objetos que tenemos en nuestras casas para que no los tiremos y también por eso, quieren incidir en el concepto de recuperación. De aquí surgió la idea de realizar actividades con las escuelas de carpintería y escuelas de diseño. «Introducimos a los alumnos en un piso donde todos los muebles están recuperados de la calle, recogidos de las basuras. Es interesante observar cómo los alumnos pasan de un primer rechazo al mueble viejo a un acercamiento e interés. Durante la sesión fomentamos un debate sobre cómo convertir el desecho en objeto útil y en diseño actual. Los alumnos utilizan sus conocimientos técnicos y profesionales y ofrecen propuestas para salvar esos muebles recogidos de la calle. Por grupos, los participantes rediseñan, rehacen y recuperan obras y consiguen no sólo dar una nueva oportunidad a esos muebles, sino que salen proyectos realmente interesantes.”

Además, de hacerlo a nivel nacional, promueven el intercambio de conocimientos entre profesionales internacionales. Y considera que es uno de los aspectos más importantes, ya que “los países extranjeros, en concreto los nórdicos, están muy concienciados con la reutilización”. Apunta que aún más con la pandemia. En España, sin embargo, se han perdido muchos carpinteros que se han llevado a la tumba su saber, sus secretos del oficio sin que les prestáramos atención. El problema ahora es que queremos trabajar la madera y no sabemos cómo hacerlo, vemos hongos en un tronco y no sabemos cómo actuar, etc. Además, en España no se ha fomentado el trabajo manual ni la reparación de objetos o máquinas. Somos inútiles y necesitamos operarios para todo, lo que encarece y dificulta la reutilización.” Cree que tenemos que fijarnos en modelos que tienen otros países. “Allá tenemos un buen espejo, donde poder enviar, donde podernos ayudar, donde poder colaborar, donde crear unas líneas de trabajo conjuntas en talleres”.

Y concluye diciéndonos que “todos debemos poner nuestro granito de arena para ayudar al planeta. Todos tenemos muebles y en nuestra elección depende también el bienestar de la Tierra”.