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GUINEA BISSAU. Hay que ser consecuentes

Este pais, la primera barrera verde al Sahara, esta sufriendo en su ambito forestal la resaca de muchos años de politicas convulsas.

Tras décadas de sucesivos gobiernos, en la mayor parte de los casos de más que dudosa legitimidad y tras sufrir un golpe de estado que se ha perpetuado durante dos años, el campo forestal ha sufrido una deforestación selectiva verdaderamente lastimosa, centrada en la demanda por el mercado chino de sobre todo una especie, Pterocarpus erinacea Lam. Pair (Pau Sangue).

 

En estos pocos años, esta especie ha sufrido su mayor pérdida de volumen en todo el país, superior a la producida a lo largo de toda su historia.

 

Este año, al llegar al poder un gobierno democrático, salido de las urnas, las cosas debían cambiar y han cambiado. Pero en vez de ordenar la actividad, se ha limitado a pararla, cosa que como medida temporal y por un periodo de estudio, puede entenderse e incluso compartirse, pero además las nuevas autoridades han prohibido la salida del país de toda la madera ya cortada desde hace muchos meses y que está pudriéndose dentro de contenedores en el puerto de Bissau, la mayor parte, y también a orillas de carreteras, con las consiguientes perdidas económicas. Y lo que es más grave, el peligro de posible aparición de un foco infeccioso que propicie la propagación de plagas.

 

La madera cortada exportable ha de exportarse ¡YA! sin que esto vaya en detrimento de exigir responsabilidades a quien, en su momento, haya incumplido alguna norma establecida. El mal causado con las antiguas cortas excesivas ya está hecho, pero es necesario que los productos obtenidos tengan un aprovechamiento.

 

Además de la consiguiente pérdida de entrada de divisas en un país tan necesitado de ello como éste, se produce la pérdida de confianza de potenciales inversores exteriores en el país, ante estas decisiones arbitrarias y drásticas, así como de imagen exterior de las empresas forestales ya acreditadas, que no pueden cumplir compromisos adquiridos.

 

Es un país muy necesitado de ordenar la actividad forestal de forma sostenible, pero no puede caer en decisiones populistas que sólo suponen perjuicios y no benefician a nadie. Se ha de ser consecuentes con la situación existente, y ya de antes creada.

 

Juan Antonio Gila Palacios

Ingeniero de Montes