El objetivo que se planteaba para la sesión era constituir un espacio para compartir el sentido de la profesión de carpintero en el momento actual y para priorizar los retos a los que debe enfrentarse.
En la reflexión han participado más de 25 personas (contenidos sesiones). En el debate han aflorado las siguientes ideas:
¿En qué mundo nos ha tocado vivir?
La realidad en la que vivimos tiene unas características concretas y diferentes a las del pasado. La vivimos como personas en la sociedad en la que nos encontramos y también la experimentamos como clientes de numerosos productos y servicios. La idea era contextulizar esta realidad y sus tendencias previsibles para conocer dónde debemos desenvolvernos.
Las referencias principales han sido:
- Vivimos en un mundo globalizado y cambiante. A la ubicación en la elaboración de los productos no parece que le demos mucha importancia y la oferta llega por diferentes canales. Asimismo, observamos elementos de cambio significativo que surgen de un modo continuado, como si no hubiera estabilidad que durara un tiempo suficiente.
- Internet ha ampliado la visibilidad. El desarrollo de internet ha supuesto una apertura de información para una gran parte de la población. Esta información implica que el cliente, al menos parece, es más conocedor de lo que quiere comprar y tiene capacidad de propuesta a los ofertantes de lo que desea. En cierto modo, conoce más.
- Cambio en los ofertantes de productos. Cada vez existe una oferta más diversa para satisfacer las mismas necesidades básicas. No hay una sola cosa para elegir sino que se incrementa el número de ofertantes con diferentes singularidades.
- Como clientes hemos incrementado el nivel de exigencia. El incremento de la variedad de la oferta y el crecimiento en las posibilidades de información ha hecho que los clientes seamos más exigentes. Esta exigencia se traslada al servicio, al precio, a la estética, a la expectativa del producto, etc. Además, no esperamos productos para toda la vida, no nos importa o nos gusta cambiar.
- Nuevos ofertantes aparecen en todos los sectores. El cambio que se produce es aprovechado por nuevos ofertantes que surgen con nuevas concepciones de negocio y que obligan a las organizaciones instauradas a repensarse, defenderse, evolucionar, etc.
Además, se concluye también que no hay vuelta atrás, que los cambios que se observan han venido para quedarse y, en todo caso, para producir mayores cambios en la actividad tal y como se entendía en el pasado.
¿Cómo repercute esta realidad en el sector?
Si bien los cambios anteriores afectan a todas las actividades se trata ahora de observar su incidencia específica en la carpintería. Los temas más relevantes que se plantearon fueron:
- El cliente tiene más fuerza que en el pasado. Con la existencia de más oferta, con los cambios de forma de vida, con mayor información y más conocimiento, el cliente tiene cada vez más poder. Esto se traduce en que incrementa su exigencia al carpintero.
- Necesidad de ser más profesionales. Como consecuencia espera del carpintero que sea más profesional y de un modo diferente al pasado. Si antes el carpintero era un artesano del producto, hoy en día la demanda se centra en mantener ese gusto por las cosas bien hechas en cuanto a producto pero al mismo tiempo saber gestionar la captación de clientes, la forma de relacionarse con ellos, la confianza en que el trato personalizado parte de un conocimiento de las diferentes alternativas posibles y la selección de la más adecuada, del cumplimiento de los plazos, etc.
- El cliente piensa en el carpintero como el especialista. Centra la demanda de la carpintería en aquel producto especial, que se sale del estándar por su estética, por sus medidas, por sus prestaciones, etc. Es decir, porque entiende la diferencia que el cliente le plantea frente a otras ofertas que se dirigen a la generalidad de los usuarios.
El cliente piensa en el carpintero como el especialista
¿Qué implica hoy en día ser un carpintero?
Si la realidad del mundo tiene que ver con lo que se ha planteado y las repercusiones sobre el sector son las identificadas, se trata de esbozar lo que se espera de un carpintero hoy en día, lo que debe ser el sentido de su trabajo. En este sentido, se plantean ideas como:
- El carpintero debe ser un profesional del producto y de la gestión de su negocio, interpretando la rentabilidad como una consecuencia y al mismo tiempo como una condición para su mantenimiento.
- Debe entender que el cliente espera de él a un profesional capaz de darle un producto personalizado, singular pero que también le exige profesionalidad en el precio y en el servicio.
- Por ello, debe ser un prescriptor de su producto, plantear diferentes opciones a ofrecer en materiales e ideas, conocer y responder a las tendencias y generar confianza en su capacidad de aportar diferencia.
Todo ello desde una posición de acción en la captación de clientes frente a recibir peticiones.
¿ Podemos transformar el sector o nos condenamos?
La posibilidad de transformar la situación es una capacidad que radica en las empresas del sector, en cada empresa. Un sector no se transforma si los cambios no los introducen las empresas que lo integran. Por ello, la responsabilidad de cambio está en ellas pudiendo colaborar, en función de sus demandas, otras entidades. Por ejemplo, las Asociaciones.
- Parece que el futuro no está evolucionando como para asegurar el mantenimiento de todas las carpinterías de Gipuzkoa. Las tendencias parecen apuntar que las demandas de los clientes y la posición de otro tipo de competencia que atiende también a estos clientes van a seguir evolucionando en el sentido de los últimos años.
- Por tanto, las probabilidades de sostenimiento de la actividad de cada empresa demanda una reflexión propia y singular sobre el modo en que van a enfrentarse al futuro.
- En este sentido, las recetas globales pueden apuntar ideas pero no son de aplicación para todas ellas. Las empresas van a tener que optar entre diferentes posibilidades.
La responsabilidad de cambio podría reacer en las Asociaciones
Sin embargo, sí se han apuntado algunas prioridades como son:
- En soledad cada una de ellas tienen menos posibilidades que en compañía. Pensar en términos de cooperación con otras para acceder a los actuales o nuevos clientes y para aportarse mutuamente en campos de especialización que respondan a la necesidad de mayor profesionalidad parece que es un exigencia consecuencia de la dimensión de la mayor parte de las carpinterías de Gipuzkoa.
- La apuesta por una mayor formación y por un conocimiento superior en producto y en gestión va a resultar fundamental. Pero para ello, se debe entender esta actividad como una parte del trabajo. Quedarse en ser unos artesanos del producto no parece que pueda ser una respuesta para la mayoría.
- La revalorización del sector vía aseguramiento de la calidad y la capacitación frente a otras ofertas constituye un apoyo pero solamente con ello no es suficiente. Se requieren cambios más profundos.
- Diseñar un modelo de acceso a los clientes y de las formas de hacer que soporten la idea de ser profesional puede resultar interesante siempre y cuando en la operativa diaria se cambie.
En definitiva, la mayor parte de las organizaciones se van a ver comprometidas a cambiar una parte importante de cómo se entienden para encarar de modo más seguro su futuro.
Muchisimas gracias, me sirvio para hacer analisis, revalidar algunas ideas y considerar otras opciones. Quizas seria genial tomar en cuenta lo del cambio climático y el impacto de este en esta profesion, ya que son alarmante algunas estadisticas respecto a la deforestación, al menos aqui en Honduras.
Muchísimas gracias por la información. La verdad es que desde mi punto de vista, lo más importante en un carpintero es la inspiración y tener muy buenas manos.
El resto es experiencia, y experiencia.