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Nuestro futuro depende de nuestros bosques

Los bosques están amenazados por el abandono rural, falta de gestión y cambio climático.

La pandemia que venimos sufriendo ha puesto de manifiesto la gran vulnerabilidad del mundo urbano frente al rural, alertando de que algo estamos haciendo mal, y en el Día Internacional de los Bosques, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural ha destacado una vez más la importancia de los bosques para la vida.

La superficie forestal en España ocupa más de la mitad del territorio nacional y todo lo que aporta al conjunto de la sociedad entraña uno de los pilares de su desarrollo y bienestar. Los bosques son el mejor aliado del ser humano por hacer de la Tierra un lugar habitable.

Hay que tener en cuenta que los bosques desarrollan unas funciones reguladoras del ciclo del agua, tienen un papel crucial en la lucha contra el cambio climático, su capacidad como reserva de biodiversidad de animales y plantas, su servicio como fijadores de tierra evitando la erosión y la desertización, su defensa de cabeceras de ríos, embalses y poblaciones humanas frente a riadas y catástrofes naturales, su producción de materias primas naturales y renovables como la madera, la biomasa forestal, el corcho y otros productos naturales.

Sin embargo, todos estos beneficios directos e indirectos que nos proporcionan los bosques, están en peligro. Sus tres principales amenazas son el abandono rural, la falta de recursos para hacer gestión forestal y el cambio climático, que traen consigo pérdida de gestión del territorio, pérdida de biodiversidad, de cultura tradicional y de posibilidades de desarrollo para nuestro país.

El cambio climático, cada vez más evidente, está provocando movimientos de numerosas especies de flora y fauna y está acelerando el deterioro de nuestros bosques. Es necesario actuar cuanto antes para no llegar a una situación irreversible que supondría su deforestación y degradación cuyas consecuencias afectaría a varias generaciones humanas. Y parte de la solución se encuentra en los propios bosques y en general en los terrenos forestales ya que, aunque estén desarbolados, son sumideros netos de carbono.

En la actualidad nuestros bosques compensan el 20% de las emisiones de CO2 (que a su vez supone tres cuartas partes de los gases de efecto invernadero), y su gestión sostenible ayudaría a reducir la presencia de este CO2 en la atmósfera, a fijar más carbono y a mitigar los efectos nocivos del cambio climático.

Recordemos que en la Hoja de Ruta 2050 de la UE se indica que antes de llegar a ese año se tienen que reducir sus emisiones un 80% por debajo de los niveles de 1990, a través de reducciones domésticas; también se establecen hitos intermedios (reducciones del orden del 40 % en 2030 y 60% en 2040).

Se trata de grandes esfuerzos de descarbonización de la economía, donde los bosques deben contribuir de forma contundente con su potencial de secuestro.

La gestión forestal sostenible y el empleo de las ciencias forestales aplicadas en la conservación de uno de nuestros más valiosos espacios naturales, los bosques, suponen la mejor solución para muchos de nuestros retos y objetivos de futuro.

Es vital cuidar y perpetuar nuestras masas forestales y proteger así nuestros bosques, un patrimonio que pertenece a las futuras generaciones de seres vivos que los habiten y todos debemos comprometernos y responsabilizarnos para que este objetivo se consiga. Para ello es imprescindible contar con el conocimiento de los profesionales e ingenieros forestales que velen por una buena su gestión y garanticen su futuro en cuanto a su sanidad, resistencia y diversidad.

Invertir en bosques es invertir en calidad de vida y es responsabilidad de las Administraciones públicas mantener y conservar nuestro medio natural para que garantice servicios básicos para la vida como el oxígeno, agua, recursos naturales renovables y biodiversidad.

Pero en la actualidad, la importancia teórica que se le da a los bosques por su carácter multifuncional choca con la escasa atención presupuestaria que reciben, sólo como medidas de acompañamiento al desarrollo rural. Es necesaria una apuesta decidida por parte de todos los órganos de gobierno, administración estatal, autonómica y local, y una mayor presión social para conseguir que se invierta cada vez más en gestión forestal sostenible, nos jugamos el futuro de nuestros hijos y nietos.

El sector forestal ha sido siempre “el patito feo” de nuestra economía, un sector que aporta innumerables servicios, muchos de ellos esenciales para la vida, pero del que sólo valoramos a duras penas los bienes materiales. Es hora de fijarnos en nuestro vasto patrimonio forestal, y en ser conscientes de todo lo que nos aportan. Hemos necesitado una crisis sanitaria para entender la necesidad de un sistema fuerte de salud; no esperemos a sufrir una crisis climática tan dura como la sanitaria para aprender a valorar nuestros bosques.

Una mayor inversión en nuestras áreas forestales supone, además, la creación de un importante número de empleos directos en áreas y ámbito sociales especialmente sensibles y donde precisamente ahora se necesita más que nunca un fuerte apoyo económico.

Un estudio de la asociación Distrito Forestal cifra en 1.000 millones de euros anuales la cantidad mínima necesaria para realizar la ordenación y gestión selvícola que necesitan los montes españoles. Es una cifra irrisoria comparada con las que se manejan para el Plan Verde Europeo, el plan Next Generation e incluso los 391.000 millones de euros de presupuesto de la PAC 2021-2027. En estos tiempos se abre una nueva oportunidad para invertir en gestión forestal sostenible que posibilite el progreso y bienestar de nuestros pueblos abandonados.

El Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales apuesta, en el Día Internacional de los Bosques, por mitigar y revertir la despoblación del mundo rural; porque invertir en gestión forestal sostenible es invertir en el desarrollo rural de nuestros pueblos y en la calidad de vida de todos y cada uno de sus vecinos.

Tenemos una enorme riqueza forestal en España totalmente desaprovechada que no podemos ni debemos permitirnos el lujo de seguir ignorando. Apuesta por nuestros bosques, apuesta por nuestro futuro, apuesta por la vida con toda su biodiversidad.