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«Sí o sí, el pellet tiene que ser certificado»

Los socios de APROPELLETS fabricaron 464.000 toneladas de pellets de madera en 2019.

La presidenta de APROPELLETS (Asociación Española de Empresas Productoras de Pellets de Madera), Luz Pardo, hace a continuación un pormenorizado repaso de un sector que a su juicio todavía es «muy joven e inmaduro».

Luz Pardo, presidenta de APROPELLETS (Asociación Española de Empresas Productoras de Pellets de Madera).

Pardo se remonta hasta el año 2000. Recuerda que fue cuando comenzó a hablarse en Europa sobre este asunto, aunque en España no se comenzó a poner en marcha los primeros proyectos de pellet como energía verde y combustible alternativo hasta 2010. Luego, tras un periodo de luces y sombras que duró hasta el 2013, fueron despegando las fábricas de cierta dimensión.

El año 2016 registró un incremento en la producción, coincidiendo con la caída del precio de los combustibles fósiles. En el periodo 2016- 2017 tuvo lugar un aumento del consumo y en las ventas, y según Luz Pardo, en 2018 se consolidó la producción, adecuándose a la demanda y generándose condiciones favorables para el sector. Un hecho que, bajo su criterio, coincide con una profesionalización del sector, la mejora de los equipos y de sus características técnicas, y con el posicionamiento de España como productor.

En base a un informe actualizado del mercado, la presidenta de APROPELLETS exhibe el mapa del pellet certificado en España: «Hay muchas plantas pero de dimensión industrial no hay tantas», refiriéndose a las 82 plantas que existen hoy en el territorio español, con una producción que se situó en 2018 en las 593.000 toneladas. La presidenta de APROPELLETS prevé que la demanda seguirá creciendo en los dos o tres próximos años.

Un crecimiento que une demanda e instalaciones a la par; ello «llevará también a una estabilidad en los precios, generará valor y el sector seguirá creciendo y se profesionalizará», apunta Pardo sin desdeñar la importancia de que «lo que nos llevará al éxito será la suma del trabajo de todos».

A su juicio, en todo caso, el dato productivo aportado refleja, sin duda, un crecimiento importante en un corto periodo de tiempo, aunque afirmó que «si nos comparamos con países de nuestro entorno, aquí somos aún medianos».

Otros datos que Luz Pardo pone sobre la mesa son los relativos a la producción de pellet certificado, que en España se sitúa en casi el 85%, y en el caso de APROPELLETS se eleva al 100%.

Para ser socio de esta organización empresarial basta con ser fabricante de pellet y estar certificado en una norma de calidad. La producción de los miembros de la Asociación en el periodo 2017 y 2018 superan las 417.000 toneladas. Y en 2019 rondaron las 464.000 toneladas (Tn), lo que supondría un 12% más. Y es que el pellet ha crecido significativamente en ventas, producción nacional y en certificación de 2017 a 2019.

Según la presidenta de APROPELLETS, la capacidad de producción instalada siempre ha sido superior a la demanda en España. La producción real se ajusta a la ventas, que experimentan un crecimiento sostenido en los últimos años, pasando de un 18% en 2016 a un 19% en el 2017 y a un 21% en 2018.

LAS EXPORTACIONES REFLEJAN BALANCE POSITIVO

Por lo que se refiere a la balanza de exportaciones, Luz Pardo considera que en el caso de España «el balance siempre ha sido positivo, siempre hemos exportado más que importado», aunque advirtió que en los últimos años el diferencial ha disminuido y la situación se está revirtiendo.

Según sus datos, en la campaña 2018 y 2019 se ha visto que el mercado nacional doméstico creció, hubo un aumento de las instalaciones de estufas y calderas que ya ha provocado una mayor demanda de pellet, en un segmento de mercado que «hoy es el que se lleva la mayor parte de la producción». De hecho, subraya que los propios fabricantes nacionales han entendido que hay que atender este mercado, porque la exportación proseguirá su descenso.

Por contra, respecto a las importaciones, manifiesta que la situación es a la inversa. Según Luz Pardo, los principales mercados de importación son Portugal (81%) y Francia (13%), principalmente por cercanía. Y aunque éstas siguen creciendo, lo hace a mejor ritmo la producción nacional.

HACIA UN BALANCE NEUTRO

Concretamente, en la campaña 2018-19, la demanda del mercado español aumentó y la tendencia es que para este año y los siguientes se alcance un «balance neutro» y que en España se exporte e importe prácticamente la misma cantidad.

Aunque el mercado español es más pequeño, tiene un comportamiento muy similar al francés. «Hemos vendido todo lo que se ha producido el pasado año y algo que teníamos en stock», apunta la presidenta de APROPELLETS.

En cuanto a los precios, Luz Pardo observa que el pellet ha ido recuperándose y que son «estables», situándose en la actualidad al mismo nivel que había hacia 2013 y 2014, predominando mayoritariamente el saco y, en menor medida, el de la venta a granel.

Pero, en todo caso, el sector sigue teniendo algunos problemas que hay que solventar y atacar como son la inestabilidad, mucha masa forestal sin aprovechar y las dificultades provocadas porque «todo está muy atomizado».

A estos hándicap suma el hecho de que la demanda de pellet suele ser estacional y que el factor climatológico juega a veces malas pasadas e influye en una modificación de las ventas entre un 25 y un 30 por ciento incluso.

«LA REDUCCIÓN DEL IVA FAVORECERÍA LA MADUREZ DEL SECTOR»

APROPELLETS no comprende las diferencias que hay entre países en cuanto a la presión impositiva de este producto dentro de la propia Unión Europea. Para Luz Pardo, la calefacción es un producto de primera necesidad y no comprende cómo hay países en los que se paga un 5% o un 10% de IVA y en España este porcentaje se eleva hasta el 21%. «Creemos que hay que buscar la equiparación no solo con respecto a otros países sino con respecto a otros combustibles fósiles que tienen una presión impositiva menor -apunta decepcionada-. La reducción del IVA favorecería mucho la madurez de este sector y reduciría mucho la economía sumergida”, precisa.

Y aunque reconoce una evolución en el mercado de estufas y calderas, un mercado en el que España también se enfrenta a competidores con otras tecnologías renovables que están creciendo, piensa que se necesita mejorar en equipos y en un mejor y fácil manejo a nivel de usuario; acabar con las estafas, con la competencia desleal y publicidad engañosa y con las mafias organizadas, que a veces se dan, y que generan desconfianza, subraya.

Y precisamente, visto esto, para Luz Pardo las soluciones están en establecer la garantía del suministro a los fabricantes planteándose la posibilidad de contratos marco; hacer una gestión de los estocajes que sea responsable y una alianza entre distribuidores y fabricantes.

Sobre los fabricantes y distribuidores de estufas y calderas cree que hay que trabajar conjuntamente para reducir el mantenimiento y trabajar en la línea de la formación.

Sin embargo, en cuanto a los parámetros de calidad, a juicio de Luz Pardo, se camina hacia homogeneizar el producto, aunque en APROPELLETS temen que se puedan ver perjudicados por la zona geográfica y el tipo de materia prima manejada, que es el pino básicamente. «Sí o sí, el pellet tiene que ser certificado», como garantía para el consumidor, concluye convencida también de que esto debe ser algo en lo que se tienen que concienciar productores y distribuidores, y en lo que también deben estar implicadas las administraciones.

La Asociación Nacional del Productores de Pellets de Madera inició su andadura en el año 2008 con unos objetivos claros: dar a conocer las ventajas económicas y ambientales y sociales del pellet, definir las normas y garantías de calidad que regulen su fabricación y desarrollar prácticas de apoyo a las empresas asociadas y al resto del sector interesado.

En cuanto a sus actividades, van encaminadas a la promoción del producto que fabrican, promover congresos y jornadas donde establecer contactos, cooperar y «tirar de la manga» a las administraciones públicas.