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Lupe, la escultora que rinde homenaje a los árboles

El arte de transformar la madera en emociones vivas.

En un pequeño rincón de la naturaleza, donde la madera cobra vida a través de las manos de una artista única, nos encontramos con Lupe Arévalo. Esta talentosa escultora lleva ocho años transformando un árbol que ha muerto en arte y “rindiendo homenaje al ciclo de vida de cada uno”.

Sus inicios fueron en el Pirineo Oscense, o más conocido como Aragonés, donde junto a un grupo de amigos, entre ellos su mejor amiga, se fueron a vivir a Huesca y se sumergieron en el mundo de la madera. Fue en este entorno donde desarrolló su pasión y habilidades, comenta que tuvieron “mucho contacto con la madera y cada uno la trabaja de una manera diferente” hasta que comenzó a trabajar con “gente más profesional, con la marca STIHL,” con la que dice haber aprendido muchísimo. A partir de entonces, fue cuando empezó a realizar sus espectáculos de tallado de árboles, siendo ésta otra de las habilidades de Lupe.

En sus manos muchas variedades de madera se convierten en obras de arte. Trabaja todo tipo de madera pero tiene preferencias, para ella “el cedro es una de las madera de exterior más fantástica, habiéndo otros tipos de madera que también me encantan como son: la boj o el enebro”. En general, comenta que ha trabajado muchos tipos de madera pero que “cada una tiene sus ventajas, colores y texturas diferentes, o incluso aromas; hay un montón de sensaciones y son ellas las que te van a ir guiando hacia lo que puedes hacer”. Lo que sí tiene claro esta escultora es que hay que “respetar las formas propias que tienen, para realizar un buen trabajo.”

El tallado de madera es más que un arte para Lupe, “es algo terapéutico” que le ha salvado la vida “para poder volver a empezar”. Además, dice que reinventarse “a través de la escultura, concretamente, ha sido algo importantísimo en su vida”. Realiza un meticuloso trabajo de campo previo a cada talla, para que luego en la “ubicación” el trabajo no se le alargue mucho el tiempo. Relata que cuando está en el taller, trabaja de otra manera que cuando lo hace en un espectáculo o campeonato, que “es a máxima velocidad”.

Los trabajos que más le apasionan “son aquellos que se realiza en árboles que han tenido que morir y, en vez de apearlos enteros, dejan una parte importante de su tronco en la misma ubicación de su desarrollo”. Ella se desplaza hasta donde esté, sacando las formas de su interior, y rinde homenaje “al árbol que nos dejó una materia prima tan maravillosa como es la madera”. El último ejemplo de estos trabajos ha sido “la secuoya de Burlada, Pamplona. Un ejemplar con más de 100 años que ha muerto y ha sido homenajeado de esta manera”.

Los logros de esta escultora no se limitan y ha ganado “un concurso del Ayuntamiento de Sevilla, varios campeonatos en el País Vasco, Navarra y Cataluña”. Ha esculpido “cientos de obras” de formas diferentes, “desde trofeos de campeonatos de tenis, trofeos de otros deportes de alto nivel a esculturas de grandes dimensiones” que son realmente “un desafío, por su dificultad debido a su inmenso volumen”, describe. Aunque ella destaca que su mayor logro es “poder trabajar con tranquilidad y dominio de cualquier tipo de madera”, ya que empezó de forma autodidacta, pero poco a poco ha ido consiguiendo formarse en la parte artística.

CON LA MEJOR PROTECCIÓN

Pero el trabajo de Lupe no termina aquí. Una vez acaba la escultura, aún le dedica un tiempo más “para protegerla de los efectos de la intemperie”. Para ello, aplica a la obra “un lasur a poro abierto de Cedria que, sin alterar la estética de la figura”, le aportará la “protección necesaria para permanecer expuesta en el exterior, sin peligro de deteriorarse por los efectos de la exposición a la intemperie”. Por mantenerse fiel a su filosofía de máximo respeto por la naturaleza, se decanta por el lasur ecológico de la Gama Nature de Cedria; un lasur al agua apto para todo tipo de maderas y certificado con la etiqueta europea Ecolabel, que garantiza que ha sido fabricado bajo una política de producción, consumo sostenible y con el mínimo impacto ambiental durante todo el ciclo de su vida.

Esta profesional de la madera reconoce que en este tipo de trabajo predomina el hombre, pero ella ha demostrado que el talento no tiene género y dice que “sus compañeros del equipo STIHL de España han sido ante todo un apoyo”, que le han ayudado y enseñado en todo y que “nunca han dudado de ella”, por eso dice sentirse muy afortunada.

Una vez más, la historia de Lupe nos demuestra que reinventarse puede abrir las puertas a un camino lleno de belleza, como son las esculturas de la madera, testigos de su pasión y compromiso con el arte y la naturaleza.