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GANCHEROS: Fiestas que recuerdan los viejos oficios madereros

Buscan reivindicar la declaración de esta práctica ancestral como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.

Hay trabajos que van desapareciendo con el paso del tiempo, uno de ellos es el de los gancheros, quienes transportaban los troncos de madera a los lugares que los demandaban a través del río. Un oficio que desapareció a mediados del siglo pasado, pero al que aún se le rinde homenaje en muchos lugares de España.

Esta forma de transportar los troncos por medios de los gancheros, se llevó a cabo, principalmente, en cinco ríos de España: Ebro, Tajo, Júcar, Turia y Segura. En muchos casos, en sus cuencas siempre hay un día en el que se recuerda el oficio. Unas fiestas que en algunos casos tienen un reconocimiento provincial, regional e incluso nacional.

En Guadalajara se celebra la Fiesta de los Gancheros en el Alto Tajo. Este año la misma tendrá lugar en el municipio de Taravilla el 26 de agosto, y rendirá un homenaje a José Luis Sampedro, en el año del centenario de su nacimiento. Cabe recordar que Sampedro escribió «El río que nos lleva», que narraba el oficio de los gancheros a mediados del siglo pasado.

Es una celebración festiva de carácter itinerante, pues cada año se celebra de forma rotativa en uno de los siguientes pueblos inmersos en las entrañas del Parque Natural del Alto Tajo: Peralejos de las Truchas, Taravilla, Poveda de la Sierra, Peñalén y Zaorejas, pertenecientes todos ellos a la Asociación de Municipios Gancheros del Alto Tajo, organizadora de esta singular y ya tradicional celebración que cada año reúne a miles de personas en torno a un bello paraje del Parque Natural del Alto Tajo,  estando declarada desde el año 2008 como Fiesta de Interés Turístico Regional.

A través de la Fiesta Ganchera se trata de rememorar y homenajear el viejo oficio tradicional de los gancheros, que durante siglos transportaban, desde las serranías próximas, las maderadas por las aguas del Tajo hasta las factorías madereras de la zona de Aranjuez. La de este año será su XXI edición.

En Navarra se celebra el Día de la Almadía. Una Fiesta de Interés Turístico Nacional que consiste en el descenso de varias almadías por el río Esca durante un recorrido que termina en el puente medieval de la localidad Navarra de Burgui tras el salto de la presa. Este año, en el mes de abril, se celebró su 26 edición.

Cada penúltimo fin de semana de mayo, coincidiendo con el deshielo y crecida del río Cinca, se celebra los Nabateros del Sobrarbe. Durante más de cuatro siglos se trasladaron los troncos desde la Sierra, el entorno del Parque Nacional de Ordesa, hasta Zaragoza a través del río Cinca, afluente del Ebro, sobre nabatas, embarcaciones manuales sobre las que dirigían ese comercio. El oficio desapareció en 1943, debido al creciente transporte terrestre y a la construcción de embalses y pantanos. En 1983, recuperaron la tradición en un día festivo que es reconocido de Interés Turístico de Aragón.

En Antella (Valencia), los miembros de la Associació Cultural Maeros del Xúquer recuperan cada mes de julio la Maerà, una actividad que durante más de 800 años se ha llevado a cabo en los principales ríos valencianos y que rememora el oficio de los gancheros y el transporte fluvial de troncos de madera.

La localidad conquense de Priego recrea, gracias a la Asociación de Gancheros de este municipio, el oficio al echar los troncos al río, en este caso al Escabas.

Estos son solo unos ejemplos de estas fiestas que rinden homenaje en España al desaparecido oficio de los gancheros. Un oficio duro y peligroso pero, durante siglos, necesario para sacar la madera cortada desde los bosques hasta los puertos fluviales donde se cargaban en trenes o barcos.

Con el avance del siglo XX y la introducción de los camiones en las labores de transporte, se abrieron también caminos en la Serranía y el oficio de los gancheros comenzó a perderse. Hoy, gracias a estos actos, se reivindica la declaración de esta práctica ancestral como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.

Un reportaje de David López Corralo