El informe, encargado a CESEFOR (Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León), establece la resistencia estructural de la madera y sus capacidades para la edificación según la Norma UNE-EN 384; el resultado asigna a la madera una clase resistente D-35. Para dejar patente la garantía de calidad de nuestra madera, el primer paso es clasificar sus características. Esta prueba, además de determinar las propiedades físico-mecánicas del roble americano, demuestra su perfecta adecuación a los usos para la edificación y la arquitectura.
Este informe, dada su importancia, se ha presentado ante los profesionales del sector. «El sector confía en que este estudio y sobre todo los resultados sirvan para que en adelante todos consideren la madera de roble americano como un material competitivo, con cuya utilización se visualizarán las enormes ventajas de dicho material, tanto de orden práctico como estético y medioambiental» destaca Manu Araucua, presidente de MIME. «Nuestros bosques producen madera, material renovable que la sociedad necesita para diversos usos. Desde nuestro departamento, como no podía ser de otra forma, se apoya en la medida de nuestras posibilidades, todas aquellas actividades que supongan un valor añadido para nuestra madera, entendiendo que con ello se pone en valor el trabajo de nuestros selvicultores y las empresas transformadoras, posibilitando el acceso a nuevos nichos de mercado», afirma Julián Unanue, Director de Montes y Medio Natural de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Para la caracterización mecánica del material los ensayos deben ser representativos tanto de la zona geográfica como de los productos estructurales que trabajan en las serrerías. Para la realización del estudio se ha ensayado con tres lotes de 45 vigas cada uno, siendo las medidas las siguientes: las pequeñas de 14*8*300, las medianas de 15*10*350, y las grandes de 20*15*400. La serrería gipuzcoana Goikoetxeandia ha sido la encargada de aportar el material para los ensayos, y para asegurar la representatividad geográfica de la muestra, el material de ensayo se ha suministrado de dos localidades diferentes, Lekunberri y Amezketa.
Con los diferentes ensayos se obtienen los datos de resistencia a flexión, módulo de elasticidad local, módulo de elasticidad global y densidad. Se analizan los datos y se obtiene la clase resistente de la muestra de acuerdo a la normativa europea, que es la herramienta que permite a los aserraderos clasificar estructuralmente su madera.
En cuanto a la clasificación visual, el informe ha medido las singularidades que presentan las piezas, como el tamaño de nudos en la cara, aislados en canto, el tamaño de los anillos en crecimiento, la presencia de acebolladuras, las deformaciones así como la dimensión de las gemas, entre otros aspectos.
«Ahora mismo el que utiliza esta madera tiene todas las garantías de seguridad, con la ventaja de que tiene una resistencia alta y un peso bajo con respecto a otros materiales, y por supuesto mucho más ecológico. Es una madera que tiene muy buenas perspectivas de uso» matiza Miguel Broto, de CESEFOR.
Con este trabajo la MIME busca potenciar el uso de la madera local, puesto que son informes oficiales que garantizan las capacidades del material y validan sus excelentes cualidades. Utilizar madera local es fundamental para reactivar el sector forestal y para contribuir al desarrollo económico, además de ser coherentes con un criterio básico de sostenibilidad y eficiencia energética. «El sector forestal vasco y su industria transformadora se han preparado durante los últimos años para garantizar tanto a los usuarios de la madera como a los prescriptores y a la opinión pública la sostenibilidad de la gestión forestal que se practica en los montes de Euskadi, así como la correcta trazabilidad y custodia de la madera a su paso por los diferentes eslabones de la cadena: monte-industria-utilizador final. Por ello, creemos que iniciativas como la presentación de este proyecto, son el marco ideal para dar a conocer las cualidades de la madera, y en concreto del roble americano» asegura Manu Araucua, Presidente de la Mesa Intersectorial de la Madera de Euskadi.
La superficie de roble americano de Euskadi y Navarra es de 5.886,62 hectáreas (Datos del tercer Inventario Forestal Nacional). La clasificación de acuerdo con las reglas establecidas en este informe y la asignación de clase resistente son exclusivamente válidas para madera de roble americano procedente de Euskadi y Navarra, que disponga de la documentación que lo acredite.
«Queremos dejar constancia y agradecer el apoyo económico a la Diputación Foral de Gipuzkoa, para llevar a cabo este proyecto, que ha sido dirigido por técnicos de CESEFOR. Agradecer a la empresa Serreria Goikoetxeaundia de Lizartza, por haber preparado diligentemente las vigas, lo que ha permitido que los ensayos pudieran ser llevados a cabo sin problemas».