La estantería Marisa se pensó como un regalo sorpresa para la madre de Benedetta Tagliabue, Marisa, quien necesitaba una estantería que pudiera cerrarse para sus libros. Al finalizar la construcción de la pieza, Marisa, que ignoraba el regalo, ya había comprado unas estanterías con llave.
Así que la estantería Marisa no viajó nunca a Italia y se quedó en casa de sus creadores.
Concebida a partir de la tipología de los baúles de viaje, está formada por dos cuerpos de gran altura que, mediante un juego de bisagras, pueden cerrarse sobre sí mismos, dejando parcialmente visibles los libros y los objetos que haya en el interior.
La estantería Marisa está formada por dos cuerpos que pivotan entre sí por medio de unas bisagras superacodadas que permiten una apertura de los dos módulos de casi 180 º y con ruedas para poder moverla con facilidad.
La última capa del tablero contrachapado es de chapa de tulipwood americano, acabado con barniz acrílico, dispuesta de tal modo que casa el largo, los cantos y la cara de la estantería para que parezca que, horizontalmente, se trata de una sola pieza de tulipwood.
En su posición cerrada queda como una escultura que sólo hace entrever su contenido a través de las aberturas longitudinales de su cara.
